‘Fauna’ de Nicolás Pereda: lo que representamos los actores

Fauna me pareció una película juguetona, una comedia explícita en comparación con tus trabajos anteriores. ¿Era tu intención hacer una película con este tono?

Desde hace unos años considero que mis películas son comedias. Algunas quizá van hacia otros lugares y se vuelven más pesadas, pero el impulso original viene del universo de la comedia. Me refiero a una comedia clásica, como las de William Shakespeare, que no te estás muriendo de risa pero están llenas de situaciones ligeras que se contraponen con la tragedia.

Los temas que me interesan suelen ser densos y solemnes, pero me gusta ponerlos dentro del contexto de la comedia. Siempre me ha dado miedo la solemnidad y el melodrama, le rehúyo a los diálogos de una sinceridad abrumadora, quizás por haber crecido viendo telenovelas intenté distanciarme de estos géneros.

Fauna me permitió jugar con distintos géneros y tonos: hay momentos de solemnidad, de comedia ridícula y de melodrama. 

También me permitió cambiar la manera en que suelo hacer mis películas: antes presentaba una ficción y después buscaba los elementos documentales de esa ficción; tener apertura a las cosas que sucedían durante el rodaje y capturar algo del espacio en el que se desarrolla el guión. Con Fauna presenté una ficción y después la llevé hacia otra ficción, así la película se siente menos naturalista y se aleja del documental. 

En Fauna los personajes crean otros personajes, hay distintos niveles de representatividad; a veces son una familia y después personajes que parecen salidos de una película de cine noir. 

El proyecto surgió a partir de pensar en el tipo de cine y televisión que se produce en México, en torno a los conflictos contemporáneos.

La serie Narcos se volvió el tema central: todos en México queremos saber quiénes son los narcotraficantes y cómo operan. Con su serie, Netflix resolvió un conflicto complejo en términos bastante sencillos; la gente ahora pasa horas hablando del tema como si lo hubiera investigado durante años. 

Se vuelve peligroso que una corporación como Netflix cuente nuestra historia. Lo que antes hacían las telenovelas, ahora lo hace Netflix. Tampoco se trata de decir que la gente que hace Narcos son culpables de esto, se trata más de un sistema de representación que todos hemos aceptado de alguna manera. 

Francisco Barreiro aparece en Narcos, entonces creí que era una gran oportunidad para hablar sobre estos temas.

Por otro lado, los actores interpretando personajes que son actores los liga con su identidad más allá de la película: ellos están representando su profesión y eso desencadena un juego divertido, en el que no sabemos si estamos viendo personajes ficticios o personas reales; es un proceso muy gozoso hacer este tipo de ejercicios, que parecen de escuela de teatro o de actuación. 

También me sorprendió que, pese a que estaban diciendo exactamente las líneas del guión, porque nada de lo que se ve en Fauna fue improvisado, pareciera que todo el tiempo están improvisando. Fue muy particular ver cómo ellos llevaron a cabo una idea abstracta a algo muy concreto. Es difícil de explicar, pero resulta evidente cuando lo ves en la pantalla.

Siempre repites a tus actores: Lázaro Gabino Rodríguez, Teresa Sánchez, Francisco Barreiro y Luisa Prado. ¿Por qué has decidido mantenerlos en tu filmografía y cuál es la importancia que tienen en tu trabajo?

No es necesariamente una visión artística, simplemente no quiero cambiar de actores porque está buenísimo lo que tenemos. También siento que es una especie de ancla a la que regreso cada dos o tres años para hacer algún proyecto, y que ahora se ha convertido en una constante en mi vida adulta.

Filmar con ellos es muy fácil. Sólo llegas, pones la cámara, les das el guión y ves cómo le dan vida a mis ideas; es como regresar con los amigos de siempre a una reunión. Y también pasa que cuando estoy escribiendo los guiones, entran en mi cabeza sus caras y sus cuerpos, así que termino escribiendo para ellos. Ya llevamos 15 años trabajando, y no sé hasta cuando lo continuemos haciendo, yo espero que sea por mucho tiempo. 

Con Lázaro Gabino hablo todo el tiempo, le cuento las ideas que tengo para mis películas y él me platica sobre sus obras de teatro. Con Francisco Barreiro, Luisa Pardo y Teresa Sánchez la situación es diferente, a ellos les mando el guión terminado y ellos entran al proyecto como por inercia. 

Mantener a los mismos actores y darles papeles similares tam bién me hace buscar la experimentación en otros lugares. Pero tampoco descarto la posibilidad de filmar con otra gente y nunca intento forzar nuestros encuentros.

Pensaba, con esta idea de los mismos actores, que haces algo semejante a un cine de comunidad, que no tiene que ver con una demarcación territorial pero sí una zona imaginaria donde tu equipo y tú van con preocupaciones artísticas similares. 

La idea de cine comunitario surge desde un lugar distinto de lo que nosotros estamos haciendo, y también creo que tiene fines distintos. Quizá nuestro trabajo es más parecido a lo que hacen las compañías de teatro. 

Las producciones de mis películas siempre son pequeñas, entonces no sólo es que los actores siempre sean los mismos, el equipo detrás de cámara tampoco cambia demasiado.

Al trabajar tanto tiempo juntos nos hemos vuelto como una familia, para nosotros lo importante es la idea del arte y la exploración artística, lo cual puede parecer un poco frívolo, porque en realidad no tenemos cosas importantes que decir. Para nosotros lo importante es el arte y regocijarnos con el arte. 

También me parece notorio cómo relacionas tu cine con ámbitos como la literatura o las artes plásticas, hay un interés personal de comunicar algo más allá de lo solamente cinematográfico

Creo que el cine se aleja de todas las artes,  no solamente conceptualmente, también en términos prácticos. Con frecuencia los cineastas no están inmiscuidos con el resto del mundo artístico, así que cuando conocí a otras personas que se dedican a otro tipo de arte se me expandió el mundo totalmente.

Hay ciertos parámetros concretos sobre lo que es hacer una película: una sinopsis que muestra una narrativa, una descripción de personajes y cómo cambian a lo largo de la película. Pareciera imposible hacer una película de ficción sin estos parámetros, que hasta considero un poquito arcaicos.

Mientras otras disciplinas, como la danza y el teatro, evolucionan y avanzan hacia otros lugares, el cine es un arte conservador, tal vez por su juventud o su popularidad, por eso cuando un cineasta hace cosas distintas da la impresión de que está dándole vueltas al mundo.

Cuando comparo mis películas con otras disciplinas me doy cuenta de que siguen siendo narrativas convencionales, por eso me divierte pensar que mis películas sean consideradas las “películas raras” que se hacen en México, porque en realidad están dentro del esquema artístico general, y dentro del universo del cine son bastante accesibles y no son tan transgresoras.