‘La memoria se filtró por una grieta’, de Pablo Martínez-Zárate: imágenes de un lago fisurado

¿A qué nos remite Xochimilco? Chinampas y plantas; orígenes prehispánicos que se desdibujan en la ignorancia, fiestas familiares o estudiantiles, “trajineras con nombres de mujer, cargadas de familias risueñas y relajadas, parejas aparentemente felices, orquestas con sombreros y bigotes”, apunta el cineasta Chris Marker. 

 

Pero con el sismo del 19 de septiembre de 2017, los daños que sufrió el territorio de Xochimilco también destapó problemáticas crónicas y endémicas: contaminación del lago, deforestación, derrumbe de espacios icónicos para la comunidad, una tensión permanente entre las intervenciones de las autoridades y las resistencias de los lugareños para conservar el territorio.

La memoria se filtró por una grieta, documental de Pablo Martínez-Zárate, hace un ejercicio crítico de nostalgia, investigación y denuncia sobre la realidad de Xochimilco. 

Creado desde el Laboratorio Iberoamericano de Documental, de la Unversidad Iberoamericana, este documental crea una reflexión nostálgica, social y formal. Contra el montaje blando de Harun Farocki, Martínez-Zárate y el Laboratorio proponen un montaje por grietas: escisiones temáticas, éticas y estéticas que buscan trascender el Xochimilco de postal y proponer otro Xochimilco de grandes y pequeños fragmentos, que dan cuenta de su complejidad.

 

La memoria se filtró por una grieta participa en la sección Hecho en México de DocsMX 2022. Platicamos con el director de este documental. 

 

¿Cuándo decidiste que Xochimilco podría ser tema para un documental?

El germen del proyecto fue el sismo del 19 de septiembre de 2017. En mi universidad lanzaron una convocatoria para desarrollar proyectos sobre el temblor, entonces planteamos un proyecto de vinculación comunitaria con Xochimilco, en el que se realizaron talleres de grabado que recuperaban la memoria de los días del temblor de 2017, esto lo empezamos a trabajar en el 2018. 

A partir de esos talleres identificamos temáticas sobre la comunidad, que se tradujeron en una serie de pequeños testimonios que terminaron en un librito y en carteles que se pegaron en el espacio público.

Este momento de vinculación comunitaria nos permitió cruzar temáticas que nuestra investigación estaba arrojando sobre la historia de Xochimilco, tanto de su desarrollo urbano como de la experiencia del sismo de 2017. Seguimos con un proceso de investigación documental y después empezamos a filmar.

 

La fotografía del documental es sobresaliente, me gusta sobre todo el momento en que hablas del lago ¿qué me puedes contar de ella?

Filmamos en 16 mm., elegí una emulsión particular que me permitía trabajar con los colores que arrojará la película, todo lo que fotografié no tiene corrección de color, sólo algunos ajustes mínimos de luz. 

Esta decisión buscaba arrojar ciertas imágenes oníricas, que hablaran de una temporalidad del paisaje de Xochimilco, como una estampa sobre la historia geológica del Valle de México. Era una manera de representar un territorio que ya no está presente más que por pequeñas grietas, por eso creíamos que el 16 mm podía darnos esa visión al pasado; el soporte fotoquímico nos permitía reflejar una temporalidad sin tiempo.

En un segundo momento, la fotografía en 16 mm también tiene un propósito de preservación. Las latas, que son alrededor de 18, se van a donar a la comunidad, y posteriormente se van a liberar los derechos de uso, tanto de esos materiales fotoquímicos como de las digitalizaciones.

Es un gesto de devolverle a la comunidad su memoria histórica. Vamos a donar las latas a un archivo que está armando la sociedad de experimentación, en la que está Tzutzumatzin Soto a la cabeza. Con la donación, la comunidad podrá usarlos libremente, tanto las latas como los archivos.

 

Platícame sobre el concepto de la grieta que atraviesa el documental. ¿Por qué se volvió tan importante y qué te dio desde un punto de vista estético?

La grieta fue una revelación en la investigación, se convirtió en una figura visual y conceptual para pensar en nuestra relación con la memoria.

El concepto del montaje por grietas se reveló durante el proceso de escritura, al momento de buscar referencias e ir tejiendo el diálogo, el co-guionista Osvaldo Hernández Trujillo y yo empezamos a identificar en la grieta una figura retórica sobre la que podríamos regresar constantemente. No solamente era pensar en el territorio afectado por un temblor, también en la grieta como una posibilidad de la imaginación, y hacia allá apunta la idea del montaje por grietas. 

Es un montaje no lineal que, como dice la película, permite la filtración de registros que parecieran incompatibles que van articulando un bricolaje en el ensayo cinematográfico. Al mismo tiempo se vincula con una postura estética y ética en torno a la realización, que apunta hacia el arte documental como una posibilidad de abrir grietas en la manera en que entendemos el mundo.

Dicho de otra manera, a partir de las grietas podemos visualizar otros modos de existencia y de cohabitación de Xochimilco y del mundo en general.

 

El Laboratorio Iberoamericano de Documental impulsó la realización de tu película. ¿En qué consiste este laboratorio?

Es una iniciativa que fundé hace varios años, hemos hecho documentales como El monopolio de la memoria, con un estilo similar a este documental. 

Es un espacio de investigación artística, con la libertad que me dan desde el Departamento de Comunicación y la División de Humanidades y Comunicación de la Universidad Iberoamericana, para proponer una plataforma de investigación artística como una modalidad de producción de conocimiento.

Este laboratorio trata desmantelar la idea de que sólo el texto académico es el soporte legítimo de la producción de conocimiento, busca otras vías de generación de pensamiento, con la impronta del espíritu jesuita que sostiene a la Universidad Iberoamericana, que tiene que ver con la transformación social, la intervención de la realidad y el pensamiento crítico.

El laboratorio tiene varios ejes de trabajo, sin embargo, el pilar es la reflexión crítica sobre la práctica, misma que se ha descuidado en las últimas décadas. 

En La memoria se filtró por una grieta participaron estudiantes de la maestría en cine, antropología y comunicación, así como personas de la comunidad de Xochimilco. Es un modo de desafiar algunos esquemas de producción que existen en la industria, y que muchas veces excluyen a personas que no tienen los recursos o la experiencia para introducirse en espacios de formación. 

A grandes rasgos, el objetivo del Laboratorio Iberoamericano de Documental es producir contenido socialmente pertinente, que no sólo reflexione sobre la realidad sino que la intervenga, y que lo haga desde una voluntad de experimentación, es decir, desafiar los límites de la representación desde el documental.

 

La memoria se filtró por una grieta, Dir. Pablo Martínez-Zárate

 

¿Qué te parece estrenar La memoria se filtró por una grieta en DocsMX?

Estoy muy agradecido de estrenar en competencia en DocsMx, es un espacio soñado para el laboratorio. Alguna vez participamos con un proyecto transmedia y con El monopolio de la memoria; sin embargo, ser parte de la sección Hecho en México sitúa a la película y al esfuerzo colectivo en el más alto nivel.

Esto fue posible también gracias a la voluntad de DocsMX, ya que Ambulante también seleccionó el documental para su proyección hace unas semanas. Sin embargo, ambos festivales llegaron a un acuerdo para que la película pudiera tener una proyección conjunta y así no perdiera su lugar en Hecho en México.

La memoria se filtró por una grieta (México, 2022). Dirección: Pablo Martínez-Zárate. Fotografía: Pablo Martínez-Zárate. Guion: Pablo Martínez-Zárate, Oswaldo Hernández Trujillo. Edición: José Luis Rangel. Sonido: Kiyoshi Osawa. Música: Sarmen Almond, Fernando Vigueras, Alina Sánchez, Jessica Rosen, Concepción Huerta. Producción: Pablo Martínez Zárate. Compañía productora: Laboratorio Iberoamericano de Documental, Universidad Iberoamericana.