'El otro Tom', de Laura Santullo y Rodrigo Plá: inquietudes de otras madres y otros hijos

¿Quién es Tom? Anda entre los ocho o nueve años, tiene el pelo largo e indócil, pocos saben que dibuja muy bien, le encantaría surfear con su padre y en lo general es un caos.

 

A Tom lo han diagnosticado con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y lo controlan con medicamentos. Su madre Elena, trabajadora migrante en El Paso, Texas, no tiene claro qué hacer con él. Mantenerlo bajo pastillas, o renunciar a ellas, podría convertirse en una forma de emancipación y reconocimiento del vínculo que tienen como madre e hijo.

Laura Santulllo y Rodrigo Plá, reconocidos por mover avisperos con temas que inquietan a los espectadores contemporáneos, ahora iluminan la zona de los trastornos psiquiátricos, de sus tratamientos y de los posibles excesos alrededor de los diagnósticos.

El otro Tom podría ser un alegato contra el control psiquiátrico, pero creadores incisivos, Laura y Rodrigo logran algo más: crear una de las relaciones madre-hijo más emotivas del cine en los últimos tiempos, sugerir identidades que se escabullen de preceptos médicos, morales, pedagógicos, llámense Estado, Escuela o Maternidad. 

 

El otro Tom estrena el 29 de septiembre en salas de la República Mexicana. Platicamos con Laura Santollo y Rodrigo Plá sobre esta historia sobre otra madre y otro hijo, mientras el Estado sanitario mira formas de existencia que se le escapan. 

 

Sé que Laura escribía la novela El otro Tom al tiempo que preparaban la película ¿Cómo surgió la idea de El otro Tom y cómo fue trabajar en dos obras en simultáneo? 

Laura Santollo (LS): Primero investigamos sobre el TDAH. Nos llamó la atención el manejo de los medicamentos alrededor del TDAH y cómo se daba el diagnóstico, basado en el comportamiento del niño y la opinión adulta, y no tanto en pruebas físicas, como ocurre con otras enfermedades.

Quisimos hacer un guión cinematográfico.De hecho, el primer impulso se vincula más con una película que con una novela. Sin embargo, a mí me resulta más práctico hacer algunos ejercicios narrativos en paralelo.

Nuestro proyecto anterior, Un monstruo de mil cabezas, concluyó como novela antes de pasar al guion; con El otro Tom fue al revés, tal vez porque fuimos cambiando algunas ideas de la película, incluida la locación, que implicó un cambio importante. Eso provocó que el guión caminara con vida independiente de la novela, aun así ambas obras se retroalimentaban.

 

Una novela se escribe en cierta soledad y ensimismamiento; una película implica convocar a un crew para sacar adelante el proyecto. ¿Cómo es el trabajo en simultáneo de una misma historia para dos disciplinas distintas?

Rodrigo Plá (RP): Nuestros guiones han tenido procesos diferentes: algunos las escribimos juntos, como Desierto adentro y La zona; otras los adaptamos de las novelas de Laura. 

Aunque cada uno tiene su especialidad, al final ambos contribuimos en la labor del otro. La retroalimentación siempre viene bien y hace que aparezcan ideas nuevas.

LS: Curiosamente tuve una primera versión del guión completa, antes que de la novela.No obstante, después el guión se movió mil veces, al grado que cuando buscamos a nuestros personajes en El Paso, Texas, trasladamos un guión al inglés. Cuando el guión sufrió esta transformación, y como Rodrigo y yo no hablamos mucho inglés, la actriz principal Julia Chavez metió mano en los diálogos, e incluso el crew, que también era de El Paso, intervenía. 

En el rodaje también invitamos a gente para interpretar a personajes que estuvieran cercanos a su profesión o que directamente fuera la de su profesión, como paramédicos y médicos de guardia.Les pedíamos improvisaciones, porque ni Rodrigo ni yo sabíamos cómo debían recibir a alguien en urgencias, así que les fuimos dando algunas indicaciones y los dejamos hacer lo que quisieran, a pesar de que a veces no sabíamos qué estaban diciendo. 

 

Me gusta que sus películas provoca debates importantes para la sociedad, ocurre con La zona con respecto a los barrios residenciales exluyentes, o con la burocracia médica en Un monstruo de mil cabezas. En El otro Tom ocurre con la medicación psiquiátrica. 

LS: No sé si nuestra idea es provocar, más bien buscamos abrir conversaciones sobre temas que nos interesan. Es poner en voz alta las preguntas que nos estamos formulando.

No podemos decir si es válido o no medicar a pacientes con TDAH.Sin embargo, nos parece una pregunta relevante y sentimos que no se está haciendo esa pregunta de manera amplia.

Se da por hecho que el TDAH es una enfermedad y que la única manera de atenderla es la medicación, nosotros quisimos poner puntos suspensivos para que se siga hablando sobre la naturaleza de la enfermedad y su tratamiento. 

RP: En el Manual de Diagnóstico de Enfermedades Mentales de Estados Unidos, que clasifica a los trastornos y en el que alguna vez figuró la homosexualidad, hay muchas cosas cuestionables. En la forma que se diagnostica el TDAH, todo el diagnóstico hace referencia al comportamiento del niño y tiene que ver con la subjetividad de quien lo observa, sea el padre, el maestro o el médico. Básicamente depende de la paciencia del que observa para clasificar al niño.

Encontramos que muchos hijos de migrantes mexicanos en Estados Unidos son diagnosticados con TDAH, y lo hacen sin evaluar lo que implicó trasladarse a otro país y adaptarse a otra lengua y cultura, o simplemente porque no cumplen con sus estándares de eficiencia les ponen un medicamento.

Con la pandemia hay interés por hablar de manera amplia sobre la salud mental, pero al mismo tiempo hay intereses de las farmacéuticas y de sectores que sacan beneficio económico de esa situación. Seguimos preguntándonos cuál será el mecanismo para trabajar con las enfermedades mentales, no creemos que tomar pastillas deba ser la única salida.

LS: El otro Tom tiene que ver con nuestra mirada sobre el asunto. Llamar al niño Tom hace referencia a Tom Sawyer, porque leímos en un artículo que en nuestros días, Tom Sawyer y Huckleberry Finn habrían estado medicados hasta las cejas. 

 

 

 

¿Por qué eligieron El Paso, Texas como locación?

LS: Nunca tuvimos en mente filmar El otro Tom en México. Por lo general en nuestras películas aparece un Estado ausente, que nunca soluciona los problemas de sus ciudadanos. Con esta película nos pareció interesante averiguar qué pasa con un Estado excesivamente presente, que puede incidir en el día a día de una familia y en que tengas o no la custodia de tu hijo.

Necesitábamos un país con instituciones fuertes, sólidas y claras, así que desde el principio queríamos hacerla en Estados Unidos o algún país en Europa, necesitábamos este poder avasallante del Estado frente al individuo, y eso en América Latina no lo íbamos a encontrar.

RP: La fotógrafa María Secco, quien ya había filmado con Everardo González en El Paso, Texas, nos propuso que filmáramos ahí. Conocimos el lugar, nos encantó la gente y sus particularidades, muy similares con lo que nosotros hemos vivido, esta idea del desarraigo y de pertenecer a dos países al mismo tiempo, ser personas bisagra y enfrentar situaciones bisagra.

La gente que vive en la frontera suele sentirse de ambos lugares y de ningún sitio al mismo tiempo, su experiencia de vida se vuelve inclasificable y eso abonaba a la película; no etiquetar la personalidad de la gente en una sola característica, porque la identidad de cada ser humano está atravesada por decenas de elementos. 

 

Destacan las interpretaciones de Julia Chávez e Israel Rodríguez, como Elena, la madre, y el hijo Tom. ¿Cómo los encontraron y cómo fue trabajar con ellos?

RP: Para la búsqueda de los actores invitamos a Diana Sedano, dramaturga y actriz, y con ella hicimos la búsqueda en El Paso. 

En un taller apareció Julia Chávez, quien es bilingüe. Era muy sensible y tenía esa capacidad de imaginar el mundo que le planteamos, reaccionaba con muchísima naturalidad a los estímulos.

En la búsqueda de Tom también destacó Israel Rodríguez. Él ya tenía su pelo largo, eso nos ayudaba a la idea de la imposibilidad de etiquetarlo, porque incluso al principio no sabes bien si es niña o niño. 

Al principio no le era fácil socializar con otros niños, cuando lo pusimos frente a los compañeros de clases que aparecen en la película se shockeaba, porque no estaba acostumbrado a estar con tantos niños. Por Israel decidimos cambiar la película al inglés, porque a pesar de que su padre es mexicano, él no hablaba muy bien español, pero en realidad fue el niño con más cualidades que encontramos.

 

Ya platicamos que sus películas suelen propiciar el debate de temas sociales sensibles. ¿Buscan dar mensajes con ellas? 

LS: La palabra mensaje tiene connotaciones difíciles. De hecho la idea de dar un mensaje me da un poquito de repelús, implica situarse en una superioridad moral que no tenemos ni queremos. Lo que buscamos es plantear preguntas. El mensaje ya está encapsulado y busca convencer a otros, esa no es nuestra intención. Nosotros queremos abrir conversaciones sobre los temas, replantear cosas que abren el abanico de interpretaciones y significados.

RP: En El Otro Tom fue un trabajo intenso en ese sentido. Cuando sentíamos que estábamos posicionándonos demasiado en un sentido o en otro, tratábamos de buscarles argumentos a las posturas contrarias, con la intención de no simplificar a los personajes. También para tratar que el debate crezca y que quién está mirando la película tenga la posibilidad de interpretar.

 

El otro Tom. Dirs: Laura Santullo y Rodrigo Plá 

 

¿Cuál ha sido la reacción del público en festivales con El otro Tom?

LS: Lo que más me ha llamado la atención han sido las conversaciones con gente vinculada a la docencia. Hace poco la presentamos en Uruguay y se me acercaron muchos profesores para platicar. 

Nos da mucha alegría cuando nuestras películas salen del ámbito cinematográfico y son retomadas en otros núcleos, ya pasó con La zona, que fue retomada por sociólogos y arquitectos, o con La demora, que formó parte de los debates en torno a los cuidadores de la tercera edad en Uruguay. Ahora está pasando con El otro Tom, que está siendo abordada por docentes.

El otro Tom (México, 2021). Dirección: Rodrigo Plá, Laura Santullo. Guion: Rodrigo Plá, Laura Santullo. Fotografía: Odei Zabaleta. Productora: BHD Films, Buenaventura. Dirección de arte: Ana J Bellido.. Sonido: María Alejandra Rojas, Chema Ramos Roa, Anuar Yahya. Reparto: Israel Rodriguez, Julia Chávez.