‘Obispo rojo’, de Francesco Taboada Tabone: un ministerio para los pobres
25 de noviembre de 2025
Carlos Ramón Morales
Presencia singular de la iglesia, pero también de la izquierda mexicana, el obispo de Cuernavaca Sergio Méndez Arceo (1907-1992) representa un paradigma de algunas luchas que cierta área del catolicismo impulsó el siglo pasado.
Don Sergio renovó las formas de la liturgia y de los espacios donde se practica; acompañó aventuras delirantes como la creación de un monasterio que experimentara con el psicoanálisis, pero más importante, se sitúo del lado de las luchas sociales de obreros y campesinos; impulsó un ministerio que pusiera en el centro a las y los desposeídos, intentó hacer más cercanas las enseñanzas de Cristo.
Francesco Taboada Tabone (Los últimos zapatistas, 13 pueblos en defensa del agua, el aire y la tierra) cuenta esta historia en Obispo rojo, documental de tres horas que desbroza las muchas facetas del obispo de Cuernavaca, y que recupera una reflexión tan política como religiosa.
Obispo rojo estrenó en la 78 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional. Se esperan próximas exhibiciones, en espacios que permitan recuperar el legado de Sergio Méndez Arceo. Mientras tanto, platicamos con Taboada Tabone sobre este intenso, vibrante ejercicio documental.
¿Cuándo descubriste a Sergio Méndez Arceo como tema para una película?
Hacía el documental 13 pueblos en defensa del agua, el aire y la tierra cuando descubrí que junto a los pueblos nahuas que estaban luchando había sacerdotes comprometidos con la lucha. Me llamó la atención, porque por lo general las autoridades eclesiásticas de nuestro país son conservadoras. Estos sacerdotes despertaron mi curiosidad. Pronto entendí que provenían de las enseñanzas de don Sergio Méndez Arceo.
Empecé a escribir un guion para contar su historia, creí que la historia iba a ser muy local, pero entonces me llegó muchísima información y entendí que don Sergio era universal, tenía contactos, no solamente en el Vaticano, también en Brasil, Cuba, Haití, Centroamérica, Uruguay, Argentina, Bolivia, con los chicanos en Estados Unidos.
Las actividades de Sergio Méndez Arceo son inabarcables: además de su acompañamiento a los grupos de izquierda de su época renovó la liturgia, acompañó experiencias como el monasterio benedictino de Gregorio Lemercier o la creación del Centro Intercultural de Documentación (CIDOC) de Iván Illich... ¿Cómo cubrir todas estas aristas?
En una primera versión del guion ya había un arco del personaje: comienza con don Sergio como un sacerdote conservador, que se va transformando hasta tener estas epifanías: primero al descubrir la experiencia del monasterio de Lemercier, con monjes vanguardistas del cambio litúrgico; después cuando conoce a un obrero encarcelado y se convierte en vocero de los movimientos obreros. Cada obra de don Sergio es una gran secuencia. Hice tarjetas a mano, las puse en una mesa grande y fui armando hilos que conectan una secuencia con otra.
Con este método aparecieron interrogantes, a veces una imagen resolvía la duda que apareció tres o cuatro secuencias antes. Fuimos probando en funciones de prueba, con públicos distintos, y concluimos que las tres horas mantenían la atención del público, y que la tensión dramática no se pierde en ningún momento.
La película llegó a tener cuatro horas; al final llegué a esta versión. Fue decisión del equipo dejarla de tres horas, quizá sacrificando su exhibición o su participación en festivales, pero la película se sostiene y durante las tres horas emociona sin parar.
Al hacer la historia de don Sergio también creas un caleidoscopio de quienes lo acompañaron. Un ejercicio coral de sacerdotes, frailes, obreros, que al dar testimonios del obispo también hablan de sí mismos.
En mi obra siempre incluyo elementos de la cosmovisión mesoamericana, en este caso es el personaje comunitario. Los testimonios de cada quien cuentan su propia historia, de tal manera que el héroe, don Sergio, no existe si no existen los otros. Don Sergio está en los otros.
Eso también lo saqué de la teología de la liberación, cuando don Sergio dice: "amar a Dios en el otro, ver a Dios en el otro." La película es un esfuerzo coral.
Le dedicas un tiempo considerable a Iván Illich, era como insertar un cortometraje en Obispo Rojo. ¿Por qué esta decisión?
Ivan Illich es el personaje más radical en la esfera de don Sergio. Desafía al Vaticano, a Estados Unidos y a su política de colonización. Critica la educación institucionalizada, las farmacéuticas, la iglesia y eso hace que don Sergio tome conciencia. A partir de ahí don Sergio se convierte en el obispo de los pobres y apoya los movimientos guerrilleros de Lucio Cabañas, se vuelve el vocero de las luchas de liberación en Centroamérica y apoya las huelgas obreras. La secuencia de Ivan Illich deja claro por qué don Sergio toma la decisión de acompañar a los pobres y buscar el reino de Dios en la tierra, en la liberación de los pueblos.
Eso se debe a la visión radical de este gran pensador que fue Ivan Illich.
¿Hasta dónde se le debe a Sergio Méndez Arceo e Iván Illich el ambiente intelectual de la ciudad de Cuernavaca?
Antes de don Sergio, Cuernavaca era un espacio para casas de descanso, un lugar para el jet set. Los grandes políticos y los actores de la época de oro tenían sus casas aquí. A partir de Don Sergio y del CIDOC que funda Iván Ilich, viene a Cuernavaca una pléyade de intelectuales y artistas de la más alta calidad.
Iván y Don Sergio ayudan para que que Paulo Freire regrese a América, tras su exilio en África; Eric Fromm vive en Cuernavaca y escribe varios de sus libros ahí. Los exiliados del macartismo vienen a Cuernavaca y aquí encuentran un espacio importante para su trabajo, junto con los exiliados por las dictaduras sudamericanas. La teología de la liberación aquí florece de manera muy libre. Yo atribuyo esa calidad intelectual de la ciudad al impulso que le dieron don Sergio e Iván Illich.
Y este perfil intelectual y de izquierda que caracteriza a Cuernavaca no corresponde con los habitantes de la ciudad, que son muy conservadores.
Hay escenas dramatizadas, que hacen pensar en películas del cine silente, como Tepeyac, de 1917 o películas italianas de esa misma época, ¿cómo incorporas estos ejercicios en Obispo rojo?
Quisimos contar esta historia con todos los medios a nuestro alcance. El material fotográfico y hemerográfico viene directo. Tenemos escenas recreadas en Super 8, en 16 mm, con lentes antiguos digitales. Nos apoyó Tomás Casademunt, inventor de cámaras que tiene lentes antiguos.
Las dramatizaciones entran como falsos archivos. La primera secuencia, que explica por qué la película se llama Obispo rojo, está hecha como película de los años 70. Y la secuencia del secuestro está realizada como homenaje al cine silente. Tiene ese dejo de humor, donde al final los secuestradores, que son de la guerrilla de Lucio Cabañas y marxistas, se hincan ante don Sergio para que les dé la bendición. Dudamos en poner esa secuencia, sentimos que podía ser una interpretación poco fiel de lo que sucedió. Pero también es una forma de entender el momento en que don Sergio se consagra al trabajo con los pobres y los movimientos de liberación.
¿Cómo ha asumido el clero este documental?
Hicimos una gran función de prueba en la catedral de Cuernavaca, nos acompañó el obispo, los párrocos, las monjas, el abad y los monjes del monasterio; toda la diócesis estuvo presente y fue muy emotivo. La pantalla se colocó cerca del altar, en la cripta está enterrado don Sergio. Fue algo que también tiene su parte espiritual.
Obispo rojo aparece ahora que las derechas recuperan poder. Es importante que en este contexto resurja la historia de un obispo que defendió las causas sociales y que nos hace recuperar ideas que parece estarse desdeñando...
Don Sergio está llegando en un momento ideal, porque está recuperando la constancia de las luchas sociales transformadoras. La película trata de despertar la sensación del cambio social a través de la espiritualidad.
El cambio social no solamente tiene que ser humano o político, es un cambio desde el alma. Al final, la película está hablando de Dios, o como quieras llamarle, habla de algo que está por arriba de todos, de esta fuerza profunda, como le llama Leonardo Boff al concepto de la deidad. Obispo rojo se inscribe en este cambio.
Obispo rojo (México, 2025). Dirección: Francesco Taboada Tabone. Guion: Francisco Taboada Tabone. Producción: Fernando Ganem y Francesco Taboada Tabone, con el apoyo de FOCINE-IMCINE. Cinefotografía: Fernanda Robinson. Música: Eduardo VC. Edición: Francesco Taboada Tabone. Reparto: Fray Gabriel Chávez de la Mora, Leonardo Boff, Adolfo Pérez Esquivel, Sylvia Marcos, Teresa Forcades, Enrique Dussel Ambrosini.