México tiene una rica tradición de crítica cinematográfica, que han desarrollado hombres y mujeres a lo largo de las décadas. Es un ejercicio que puede acercarse a lo periodístico o lo literario; en últimos tiempos, también, forma parte de los medios digitales.
A propósito del programa Atrapasueños, la diversidad de nuestro cine, en fechas recientes hemos platicado con seis importantes críticos cinematográficos del país: miradas experimentadas, jóvenes, que se desarrollan en formatos escritos o que experimentan en las nuevas tecnologías.
Erick Estrada, Karina Sólórzano, Rafael Aviña, Enrique Diezmartínez, Amira Ortiz Azuara, Jesús Iglesias (Peli de la semana) son algunas de estas miradas que piensan el cine, que nos comparten sus análisis pero sobre todo su pasíón por las historias y las imágenes que nos convocan a las pantallas.
Tras varios años de colaborar en revistas como Cinemanía o 24xSegundo, Erick Estrada ha hecho de Cinegarage un espacio autónomo y cada vez más consolidado, que tiene en el centro a la crítica cinematográfica. Con más de 1170 podcast, además de un gran porcentaje de contenido escrito, la cruzada de Cinegarage estimula: se trata ni más ni menos que poner el debate sobre el cine en el centro.
"A la hora de debatir el cine que estamos viendo y el cine que estamos haciendo, el público debería empezar a sacudirse para procurar un cambio. El ejercicio de la crítica cinematográfica, y esto lo llevo defendiendo desde hace varios años, debe estar diseñada, sin importar el medio, la duración, por dónde llegues, debe estar diseñada en empoderar a quien ve las películas, devolverle el poder al espectador, y es justo alrededor de la discusión de las películas, de proporcionar canales hacia las películas que empoderan al público. Entre más empoderemos al público, mejores circunstancias vamos a tener no solo al cine mexicano, sino todos los otros cines que las grandes marcas no nos dejan ver.”
Aun con estudios de literatura, Karina Solórzano siempre ha tenido en el centro de sus intereses la crítica y la investigación cinematográfica. En un congreso literario descubrió que hablar sobre una novela era un ejercicio solitario: la mayoría de sus oyentes seguro no habían leído a Sábato, como ella tampoco había leído sobre las obras que estudiaban los otros. “Era una especie de diálogo de sordos. Con el cine hay algo más inmediato, al menos 45 gatos saben de lo que estás hablando y se hace un diálogo muy rico. Cuando escribía sobre literatura sentía que estaba pensando sola y cuando escribo sobre cine estoy pensando en compañía.”
Programadora en Documenta Madrid y Ficunam, investigadora del cine mexicano, Karina piensa en la crítica como un ejercicio de diálogo con las audiencias. “A mí me gustaría pensar una crítica de cine que considere a los demás, que no sea tan cerrada en sí misma, que no tenga la última palabra, que no pretenda destruir o fundar algo tan sólido. Me gustaría pensar en una crítica menos dogmática, menos autoritaria, más flexible consigo misma. Transformarse como se transforma el público y los espectadores.”
Desde hace más de tres décadada ha ejercido la crítica cinematográfica en medios como el diario Noroeste de Sinaloa, la revista DICINE, El Financiero y Reforma. Ahora colabora en Letras Libres y tiene su propia página web, ernestodiezmartinez.com. Miembro de la Federación Internacional de Prensa Cinematográfica (FIPRESCI) y de la Critics Choice Association, es de los críticos más reconocidos y admirados por la comunidad cinéfila.
“El objetivo del crítico es ser un puente entre la obra y el público; más que recomendar películas, que no está mal serlo, es una voz sensata que te dice: ‘Fíjate que se acaba de estrenar tal cosa, que acá hay algo perdido en Prime Video o en la Cineteca, y que merecería atención’; esa es una buena función del crítico de cine. Lo otro es penetrar en la película, decir: realizar este análisis en el que puedes revelar al espectador algo que te parece interesante, que debe ser discutido. Ahí está el valor de la crítica de cine, en revelar otras lecturas, en descubrir clásicos, películas conectadas con otras películas y que el lector curioso busque aquella cinta y esa búsqueda le abra otros caminos y empieza su aventura de la cinefilia.”
Diezmartínez comparte una frase que le gusta para sintetizar este oficio: “tú nunca verás la estatua de un crítico en un museo, pero un crítico te puede decir qué estatuas debes de ver con más cuidado que otras”
Ganadora de la tercera edición del Concurso de Crítica del Festival Internacional de Cine de Los Cabos, Amira Ortiz Azuara es de formación periodista (egresada de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García), pero ha encauzado su carrera hacia la curaduría y la crítica cinematográfica. Su trabajo puede leerse en Girls at Films, Sector Cine, Cinegarage y FilminLatino. Crítica joven, incorpora a su mirada y sus análisis preocupaciones contemporáneas como feminismo, coordenadas queer o decoloniales.
“Me pronuncio como alguien que escribe de manera itinerante y que viene de quién soy y quién existe como trabajadora, como periodista y como espectadora”, explica Amira. “Navegar esa incongruencia está presente en mis textos. Incluso a veces me cuesta cómo decir y me contradigo en decir. Sé que mi lugar de pronunciación, en el que me siento más cómoda, es el ensayo. Pero no sé si al día de hoy podría hablar de un estilo, porque soy una persona que tiene muy poco sentándome a escribir al respecto. Tal vez no estoy haciendo crítica, pero sí estoy un lugar de pronunciación y pensamiento respecto al cine.”
De profesión ingeniero civil, autodidácta en la apreciación del arte y el cine, Jesús Iglesias ha sabido crear un espacio de análisis y divulgación desde las redes sociales. Su marca Peli de la semana, en Instagram, ahora cuenta con más de 153 mil seguidores. En paralelo ha creado el Pelipodcast en YouTube. Se describe como “un tipo que habla de cine, whisky en mano, como si nadie lo estuviera leyendo”.
“De alguna forma soy un vínculo entre la crítica pop, y pesos más pesados que yo, en el sentido de que están más preparados”, describe Iglesias. “Soy ese punto intermedio donde puedo canalizar esa crítica pop y presentar cosas que para la gente que esté interesada, como hacer un video de Memoria de Apichatpong y que alguien interesado en la película busque una crítica más choncha, por ejemplo en Gatopardo.
Y aunque se intuye que preferiría avocarse abocarse a la critica escrita, sabe que es el momento de los medios digitales y las redes. “Los medios digitales se han convertido en el titular y el primer párrafo. La posibilidad de hacer una interacción fuerte con alguien que lea diez cuartillas es prácticamente nula. A la gente le gusta la cuenta de Instagram; es un nicho más reducido el de aquellos que consumen el texto.”
Inició en la Cineteca Nacional, de ahí se movió al periódico unomásuno y su mítico suplemento Sábado, que editaba Huberto Batis. Junto con otros camaradas como Naief Yehya, José Xavier Navar o Carlos Bonfil, hacia los años noventa conformaron una nueva generación de críticos.
En Sábado inauguró la columna de video, ahí reseñaba películas que no llegaban a pantalla grande y sólo podía conseguirse en los formatos VHS de la época. “Había algunas películas que circulaban de manera pirata, una de las primeras que reseñé fue Henry, retrato de un asesino en serie, que después se convirtió en una película de culto. Pepe Xavier Navar era muy hábil para conseguir esas películas. Fue una gran experiencia hacer esa columna y me llevó a otras cosas. Gracias a eso tuve la invitación de editorial Nueva Imagen para hacer el primer libro que escribí, Asesinos seriales: Grandes crímenes, de la nota roja a la pantalla grande, en 1996.”
La libertad creativa en Sábado le permitió reconocer el cine mexicano desde diferentes formatos: lo mismo reseñaba Tres lancheros muy picudos que las películas del Nuevo Cine Mexicano de los noventa. “La crítica ha mostrado cosas que en cierto momento no se veían, pero que años después te percatas de su trascendencia. Recuerdo cuando vimos Dónde están sus historias de Nicolás Pereda, en el Festival de Morelia de 2007: la mayoría salió diciendo que era una película aburrida, que no contaba nada, y yo pensaba que ahí había una narrativa que está diciendo algo donde aparentemente no hay nada, algo que está fuera de cuadro. Hoy en día es el cine que está de moda, el tipo de cine que no solamente se filma en México, sino en todo el mundo.”
Aviña siempre ha sido fan de las películas de viajes en el tiempo, y ha encontrado esa máquinas del tiempo en las reseñas resguardadas en hemerotecas y bibliotecas. “Empiezas a rascar y descubres a José Revueltas hablando de la censura o del monopolio de exhibición; son textos importantes que ahora no se conocen. Creo que hace falta que nuevas generaciones de investigadores y críticos se metan a las fuentes y busquen. Las reseñas están ahí, todo es regresar y entrar en ese mundo”.