'Yo Fausto' de Julio Berthely: la familia y la esquizofrenia

¿Cómo se desarrolla la esquizofrenia? ¿Qué tanto influye un contexto adverso, en el que se condiciona al individuo a traicionarse y convertirse en alguien opuesto a su naturaleza?

 

La historia de este Yo Fausto trata de un padecimiento y también de un enfrentamiento tenaz: la familia puede ser un espacio de paz o el origen de los conflictos, y la ópera prima de Julio Berthely hurga por estas zonas que van del condicionamiento del linaje, a la enfermedad mental, a la tragedia.

 

Platicamos con Julio sobre esta historia, que estrena el 18 de noviembre en Cinemex.

 

¿Cómo llegas al tema de la esquizofrenia?

La idea era contar la historia de una familia, que un evento que afectara a un integrante fragmentara a la familia. Al escarbar estaba revisitando el Fausto de Goethe, que me llevó al de Marlowe, estaba muy fáustico en ese momento. Decidí integrar la cuestión fáustica a la historia. No me interesaba hacer una película de fantasía, con flamas y un diablo, entonces pensé qué pasaría si el personaje tuviera esquizofrenia y no tenía idea en qué me estaba metiendo. Al final terminó siendo el eje dramático de la película, y empecé a entrarle de verdad al tema.

 

¿Cómo hiciste la investigación sobre la esquizofrenia para crear a tu protagonista?

El Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino me abrió las puertas, me entrevisté con psiquiatras y todos coincidían en que debía ir al hospital para ver cómo es el padecimiento y, en medida de lo posible, convivir con los pacientes. A partir de ahí todo fue más sustancioso. Después de que yo había ido varias veces pude llevar a los actores, ellos tuvieron encuentros con esquizofrénicos y eso fue revelador. Empezamos a trabajar en el ser y actuar de la gente que tiene este padecimiento para poderlo llevar a la construcción de los personajes: cómo hablan, cómo se mueven, cómo respiran, cómo reaccionan a los estímulos. Fue muy buen trabajo y hubo mucha disposición de los actores, de tomárselo en serio y prestar su tiempo para ir al hospital y trabajar en los personajes.

Christian Vázquez y Amparo Barcia en Yo Fausto

¿Cómo entró Christian Vázquez y el resto del reparto a tu proyecto? 

Originalmente hice casting para el personaje de Fausto, vi muchísimos. Cuando escogí al actor, ya estábamos preparando todo y empezamos a tener problema de fechas. Finalmente fue imposible cuadrar el rodaje con sus fechas y nos quedamos sin él. Yo ya no estaba dispuesto a volver a hacer casting, entonces me puse a ver películas donde hubiera actores en el rango de edad. Me senté una semana a ver películas y películas, y por ahí encontré dos de Christian y pensé que con él podría trabajar. Lo contacté, me presenté y le dije: «tengo un guion que me interesa que leas, ya que lo leas hablamos, no te quiero platicar más». Después de que lo leyó me dice que le interesa muchísimo el guion, nos tomamos un café. Cuando llegamos al café él tenía la expectativa de hacer un casting, le dije: «te lo mandé porque quiero que tú lo hagas, el personaje es tuyo, no va a haber casting». Así empezó la historia con Christian, que al día de hoy somos grandes amigos, fue una sorpresa para mí, actoralmente hablando. En los casos de Carlos Aragón y Arcelia Ramírez fueron invitaciones directas. Desde el guion ya había dos personajes que escribí con ellos en la cabeza.

 

Aunque el tema principal es la esquizofrenia, Yo Fausto no deja de tener el fondo familiar, ¿cómo trabajaste la relación del personaje principal, Fausto, con su padre? 

Antes del set hubo mucho trabajo de mesa, es una película compleja a nivel de personajes, lo difícil está en llevar al mundo de lo verosímil estos personajes con tantas dualidades. Tuvimos que desmenuzar casi letra por letra el guion, para que hubiera un entendimiento perfecto de lo que estaba sucediendo en la escena. Eso para mí era importantísimo, una vez que eso sucede se vuelve más natural la manera de abordar lo demás, porque ya hay una cierta guía de cómo reaccionar ante ciertas cosas. Al momento de rodar ya fue más fluido corregir ciertas cositas, o agregarle cosas que ellos aportaban. Fue mucho trabajo de mesa para el entendimiento de los personajes.

 

Yo Fausto: locaciones en Barcelona. 

La película ocurre en Barcelona, ¿cómo fue la experiencia de filmar allá?

El claquetazo inicial fue en Barcelona y fue una experiencia extraordinaria. Teníamos clarísimo el plan, amarradísimas las locaciones, estaba todo muy bien estructurado, se hizo muy buena preproducción desde México, pero aun así íbamos con este recelo de que cualquier cosa que pase sería más difícil resolverla. La verdad es que nos trataron espectacular, la gente involucrada en Barcelona se portó increíble. El único día complejo, y es una anécdota chistosa, fue cuando grabamos en una plaza del Barrio Gótico. Hay un momento del día en que esa plaza se llena de turistas, entonces nos tocó estar en una escena y sin avisar entró un tour de ciclistas, por el otro lado apareció un grupo de orientales, de repente la plaza llena y obviamente tenía que verse vacía. El asistente de dirección, en su desesperación, los acomodó de cierta manera en la plaza, les explicó que se estaba filmando una película y los turistas se quedaron en silencio. Se hizo la toma y cuando digo corte todo mundo empieza a aplaudir. Algo que parecía un problema se convirtió en una anécdota bonita.

 



 



 

Yo Fausto (México, 2019). Dirección y guión: Julio Berthely. Productores: Eduardo Naranjo, Laura Veytia. Compañía Productora: Tyrano Films. Fotografía: Daniel Blanco. Diseño de Producción: Georgina Martínez. Diseño Sonoro: Gabriel Coll Barberis, Edición: Julio Berthely. Música: Franco Medina-Mora. Con: Christian Vázquez, Amparo Barcia, Carlos Aragón y Arcelia Ramírez.