'Ocho de cada diez' de Sergio Umansky: el amor de los vulnerables

Ocho de cada diez abre con estadísticas escalofriantes: que en la última década en México, se han asesinado a más de 240 mil personas: 24 mil al año, 2 mil al mes, 70 por día, 6 mientras se mira esta película. 

 

Ocho de cada diez, película de Sergio Umansky, aterriza en personajes estas cifras. Aurelio investiga el homicidio de su hijo, y en el camino conoce a Citlali, quien escapó de una relación de violencia doméstica y ejerce la prostitución mientras encuentra cómo recuperar a su hija. La violencia hace de ambos seres marginales, pero desde estas orillas de la sociedad también se crea la solidaridad, el afecto, incluso el amor.

 

Ocho de cada diez estrena el 9 de diciembre en salas del circuito comercial y cultural de México. Platicamos con el director.

 

Lo primero que vemos en tu película es una estadística tremenda acerca de cómo es la relación de los asesinatos en México, desde ahí creas un marco que le da una dimensión distinta de la que hubiera tenido si no existe este mensaje, ¿Cómo decides que tiene que empezar desde ahí la película? 

Fue lo último que le pusimos. Ya terminado el corte, hablábamos de la estadística que se habla en la película, sobre los ocho asesinatos que quedan impunes de diez que ocurren. Con mi productor dijimos: ¿por qué no lo ponemos al comienzo como en Star Wars, que durante este tiempo en México hay 240,000 asesinatos y lo ubicamos en un tiempo?

Lo pusimos y cuando vimos que seis personas mueren mientras uno está viendo una película, sentimos que ahí había un inicio que te agarra, desde ahí estás con la película.  Luego se sostiene con los asesinatos que suceden. 

 

Incluso hay pequeños guiños, por ejemplo, que vayan al Zócalo, el Himno Nacional al final, estás contando una historia de amor pero la estás enmarcando alrededor de motivos nacionales, de alguna manera están diciendo, “esto está ocurriendo en este México”.

La intención existía desde  que entendí que en la película un personaje es México; a mí me gustaba que el cumpleaños de la hija de Citlalli sea el día de la Independencia y entonces la película se ubicó en septiembre, entonces hay temas nacionales alrededor de la película, hacemos banderas que pasan atrás y en los carros y por todos lados, como un septiembre en México. 

Con eso nace la idea del himno al final y que México sea un personaje importante dentro de la película y además en el centro de México. 

 

Más allá de este marco estás contando una historia de dos personajes marginales, pero también noto una suerte de cine negro, ¿Cómo lo fuiste armando? 

Para mí, dos años y medio después de haberla terminado, el corazón de la película es que el amor es reconocer y acariciar las cicatrices del otro. 

Dentro de toda esta oscuridad y dentro de esta búsqueda de justicia, existe esta leña entre dos personas cuando se vuelven cómplices. Esa fue la idea del Zócalo y que esa sea una noche libre, y que de ahí sean cómplices, acariciándose sus cicatrices y dejen de ser pasivos y se conviertan proactivos y se gobiernen a sí mismos. 

Citlali acaba de escapar de Tijuana, de ese hombre que abusaba de ella, busca una identificación para recuperar a su hija y en eso conoce a Aurelio. Este hombre ha sido herido y encuentras esa complicidad. Alguien me lo dijo, que la película era sobre la relación que tenemos con México, que es un poquito ella. 

Yo estaba escribiendo la historia y la historia de amor no estaba del todo allí, lo que no me gustaba era que había pura mala noticia. Hasta que no encontré que en el centro de esto hay relaciones humanas importantes, eso es lo más importante y lo que nos saca de eso. 

 

Me llama la atención el arco dramático de Aurelio, que va del hombre impotente hasta quien es al final, que toma decisiones fuertes. Hay alguna escena, un encuentro sexual que tiene con CItlali, bastante fuerte. 

Ese encuentro es importante porque además vienen de la Iglesia y él entiende, muy a su manera, lo que dice el cura sobre la justicia, que está en los corazones rotos de la justicia; él lo toma a su manera y la escena con Citlali era para enseñar el coraje interno. 

Esto viene de hace seis años, empezó como un documental en el que entrevisté a 500 personas, entre ellos muchas mujeres víctimas de violencia. De la investigación te das cuenta de cómo de 8 a 10 personas, por lo menos desde mi punto de vista, y no creo que sea esto en México, creo que es global, tienen necesidades urgentes y no sienten que un sistema los represente, todos tienen ese coraje y todos tenemos el potencial de que nos lleven a un límite..Como cineasta intento llevar a mi personaje al límite de la experiencia humana, que la duda sea: ¿qué va hacer Aurelio al final? 

 

 


 

Uno de los aciertos es una muy buena ejecución de tus actores, eso tiene que ver con la dirección, pero también con conseguir dos actorazos tremendos, como Noé Hernández y Daniela Schimidt. ¿Cómo fue tu relación con ellos? 

Daniela es productora también, conoce el proyecto desde el inicio. Soy muy fan de su trabajo y desde el inicio veíamos entrevistas, probamos acentos, corporalidades que veíamos en otras entrevistas, con ella siempre supe.

 A  Noé no lo conocía, no lo había visto en un papel que navegue tantas emociones. Sabía que es un gran actor, pero no me había tocado verlo, y a él no le llegan tantos protagónicos como se quisiera. Terminé el guion y recuerdo que cuando se lo mandé me habló y me dijo: Me encantó, lo quiero hacer. 

Y como comenté antes, soy un obsesivo con los ensayos, no hay una línea de diálogo en toda la película que no hayamos ensayado, estuvimos un mes encerrados en mi oficina, Noé, Daniela y yo, con los demás personajes entrando y saliendo, ensayando, ajustando, moviendo. 

Yo sabía que iba a ser Daniela y cuando llegó Noe también se sintió una química muy, muy rápido. Cuando llegó Noé, y ambos se encuentran, empezaron a jugar con una escena y fue muy claro que iba a haber una química que yo estaba soñando. 

 

‘Ocho de cada diez’, Dir. Sergio Umansky

 

La primera secuencia es crucial y también memorable, desde ahí ocurre todo, pero me gustó también la fotografía en las escenas del hotel, las escaleras, la callecita de las prostitutas. ¿Cómo fueron fraguando estas imágenes con Miguel Escudero, tu fotógrafo?

Tuve un encuentro mágico con Miguel, yo no lo conocía, Óscar Ramírez me lo presentó, ví su energía, tenía 27 años, nunca había hecho un largo pero vi su reel, platiqué con él y se sintió algo mágico, y lo sentí todos los días de rodaje. 

Soy un freak de los ensayos y no sólo con los actores, también con el fotógrafo. Fuimos al hotel incontables veces, pusimos la cámara, desde dónde y cómo se va a ver, estuvimos trabajando mucho todo esto; y con Ángela, la directora de arte, hicimos muy lindo equipo. 

El hotel que ves por fuera, la callecita donde se ve a las prostitutas y los vagos no es el hotel interior. Hicimos este exterior encontramos otro interior que nos funcionó, la verdad es que el trabajo en locaciones fue muy bueno y encontramos esa calle, porque habían muchos tiros y para la logística de cómo se encuentran y por donde entran y por donde salen fue muy importante. 

 

Estrenas muy atrasado de cuando se terminó la película, entiendo que la pandemia les jugó una mala pasada a varias películas, sin embargo, pues ¿qué expectativas ves estrenar hacia finales de 2021? 

Estoy muy emocionado de que finalmente salga. Tuvimos un bonito recorrido en festivales, creo que es una película importante que tiene algo que decir, que quiere traer temas a la mesa, quiere ver ciertas cosas y estoy muy emocionado, muy agradecido. 

Lo que espero ahorita es cumplir un proceso, la película se hizo para el cine, ojalá la gente no le tenga miedo al Covid y vayan y gocen de una película que no es para gozar pero que tiene mucho corazón. 

Ocho de cada diez (México, 2018). Dirección Sergio Umansky Brener. Producción: Sergio Umansky Brener, Ozcar Ramírez González, Daniela Schmidt, Raúl Briones, Edward Coward. Guion: Sergio Umansky Brener. Fotografía: Miguel Escudero. Edición: Sam Baixauli. Sonido: MartíndeTorcy. Música: Kenji Kishi. Productoras: Terrícola Films , Arte

Mecánica Producciones. Elenco: Noé Hernández, Daniela Schmidt, Raúl Briones, Edward Coward.