Las dos mujeres viajan juntas. Enfrentan un desierto solitario, salvaje, que les demanda fortaleza e introspección. Los enormes cactus, los gigantes, cobijan o retan a esta pareja, tan atribulada como entusiasta.
The Gigantes, segundo largometraje de Beatriz Sanchís, revisa formas de ser mujer poco vistas, y las pone a viajar en un escenario-personaje apenas documentado, como el desierto bajacaliforniano. El resultado es una road movie con elementos de coming to age que hace, de las mujeres solitarias, una resistencia contra la inercia de las sociedades y los entornos que las estigmatizan.
Me interesaba que los dos personajes no tuvieran nada que ver, que vinieran de contextos diferentes y de edades también. Son dos mujeres que se unen a través de la herida, a mí me importaba contar eso, cómo la herida nos une a pesar de todas las diferencias que podamos tener.
Samantha no es actriz, es una persona que no había tenido ningún contacto con su interpretación, ella era bailarina de table dance. Hicimos un street casting con una amiga mía, Andrea, que es fotógrafa de calle y tiene perfiles muy interesantes. Yo quería que JJ se sintiera de verdad, que pudieras ver en cada poro de su piel, en su mirada, esa vida dura que había llevado.
De hecho, las dos actrices tienen mucho que ver y ahí fue mi sensibilidad de elegirlas. Ahí surgió esa magia, las dos traían ese pesar y fueron las actrices perfectas para estos papeles.
Son refrescantes estas combinaciones, le aportan tanto al actor como al no actor, hay un intercambio que te puede ayudar.
Lo hacía Rossellini con Ingrid Bergman, ella era una gran actriz de Hollywood y la rodeaba de un elenco de no actores, esas combinaciones siempre me han parecido interesantes y es lo que buscaba con Samantha, una persona súper abierta, generosa, con una energía muy poderosa que contagió al resto del elenco, Regina Orozco estaba enamorada de ella, todos estaban impactados con su presencia.
Mi anterior película, Todos están muertos, era súper claustrofóbica, pasaba todo dentro de una casa que era un personaje más; en esta peli el desierto y la carretera son un personaje también, me gusta trabajar con el entorno como personaje.
Para mí el desierto es fundamental, la travesía del desierto se ha dado desde la Biblia hasta cineastas como Pasolini, que han tenido una gran pasión por él. Hay ese encuentro con uno mismo, esa soledad, ese desarraigo, ese vacío que no se puede contar en ningún espacio mejor que en esa soledad del desierto, sobre todo en el desierto de Baja California, uno de los pocos lugares salvajes que quedan en el mundo, que no te encuentras a nadie y es la soledad absoluta. A mí me interesaban mucho estos personajes solos, bajo el sol del desierto.
Uno de mis objetivos es contar otro tipo de ser mujer, otro tipo de feminidad, que muchas veces no vemos en las películas. Mi idea era hacer un panorama de mujeres que encaran la vida cada una como puede; por eso está el personaje de Samantha, que para mí es una antiheroína, una mujer que toma malas decisiones que no tiene un arco de transformación, me interesaba ese personaje perdido en su propio remolino.
Esmeralda está descubriendo su sexualidad, le pueden gustar las mujeres y yo como mujer homosexual me parece importante contar eso también.
Y luego está Luisa, la chica trans que es otra manera de representación femenina, igual que el personaje de Regina Orozco, esta mujer que no tiene un marido que la ayude y ha tomado decisiones duras en su vida, pero al final es feliz con su entorno. Para mí era representar una galería de diferentes tipos de ser mujer.
Ha sido una de las experiencias más maravillosas de mi vida y evidentemente de las más agotadoras. No sólo estábamos filmando; el tiempo que no estábamos filmando nos estábamos moviendo para la siguiente locación.
La película está rodada cronológicamente. Se rodó en dos países y cinco ciudades, fue un recorrido largo por parte de todo el crew.
Empezamos en Los Ángeles, después fuimos al desierto de California, cruzamos a Baja California y llegamos hasta la Paz. No fue un crew muy grande, no nos lo podíamos permitir. De noche cogíamos carretera, íbamos en el medio de la noche.
Todos los días nos despertábamos a las cuatro de la mañana y no hubo un solo día que no viéramos esos amaneceres maravillosos que hay en la Baja, tampoco hubo un solo día que no viéramos el anochecer en el desierto. Eso generó una sensación muy especial. Nos abrazábamos, veíamos salir el sol, fue muy bonito para todos.
Con el Festival de Los Cabos estuvimos en el Fondo Gabriel Figueroa, como work in progress y gustó muchísimo. Ahora competimos en Guadalajara y por eso no pudimos entrar en competición en Los Cabos. Pero me dijeron que querían exhibir la película, encontraron el hueco de La Baja inspira, y ahí estamos ahora.
Para mí La Baja, es uno de los lugares más mágicos del mundo entero. Te lo digo como persona que no soy de México, y quizá por eso la fascinación es mayor: La Baja ni siquiera es México, es otra cosa. Es como una isla, en realidad es una península, pero es como una isla, un lugar que no pertenece a ningún sitio, más que al imaginario de cada uno de nosotros. Eso lo hace tan especial.
The Gigantes (México-Estados Unidos, 2020). Dirección: Beatriz Sanchís. Compañía productora: Animal de Luz. Productores: Inna Payán, Luis Salinas, Leticia Carrillo, Nicole Maynard. Guion: Beatriz Sanchís, Marty Minnich. Fotografía: Nicolás Wong Díaz. Edición: Beatriz Sanchís, Sergio Solares Álvarez, Sonia Sánchez Carrasco. Sonido: Sergio Díaz. Música: Aaron Rux. Elenco: Samantha Jane Smith, Andrea Sutton, Regina Orozco, Ana Layevska, Pedro de Tavira Egurrola, Kristyan Ferrer