Desde un formato que difumina los límites entre documental y ficción, José Medina (Día de muertos, 2023) presenta en Érase una vez en un ring un corte de caja de lo contemporáneo que ocurre en los pancracios mexicanos: nuevos ídolos y nuevos públicos, la modernidad de un deporte-espectáculo-ritual que se renueva con más riesgo e inclusión.
Desde la esquina de la ficción están convocados Luis Alberti, Nora Velazco y Gabriela Montiel; en la esquina documental destacan personalidades como Martha Villalobos, Mamba, Huracán Jr., Fantasma, Pig Destroyer, La Pandemia o La Sonora Santanera. Y lo que sigue es spoiler: Blue Demon Jr hace un cameo conmovedor.
Érase una vez en un ring estrena a partir del 4 de septiembre en salas comerciales. José Medina nos contó sobre esta apuesta que va de la bulla y la algarabía, al reconocimiento y la identidad.
¿Cuándo empezó tu interés por hacer esta película?
Como buen mexicano, la lucha libre la traigo desde pequeño, es parte de nuestra cultura y nuestra emoción, de nuestro modo de vida, porque los mexicanos somos resilientes y luchadores por naturaleza.
Colaboré con una empresa de lucha libre hace muchos años, fue mi primer trabajo como director. Ahí tuve acercamiento con los luchadores, los programadores, promotores, con los espectadores.
En Érase una vez en un ring hay, por un lado, un documental; por otro tienes una historia de ficción, en la que participan actores como Luis Alberti, Nora Velázquez o Blue Demon JR. ¿Por qué jugar con este formato híbrido?
Tiene mucho que ver con la esencia de la lucha libre, que es un híbrido entre la realidad y la ficción. Todos los que hemos tenido la oportunidad de estar en una arena, como espectadores, luchadores, vendedores de cerveza, taquilleros, o promotores, lo entiende. Por eso era necesario contarlo de manera híbrida, jugar con la ficción y la realidad. Además, la narrativa de ficción parece documental y la parte del documental parece ficción. Era fusionarlos hasta el punto de que ni siquiera sabes cuál es cuál.
Me hizo pensar: los luchadores son héroes 24/7, desde que salen de su casa ya ejercen una serie de de simbolismos poderosos; no conocemos su identidad real pero sabemos que encarnan una serie de valores importantes.
El luchador representa la lucha diaria constante, siempre denota valentía y resiliencia. Los mexicanos estamos hechos de esa forma: luchamos todos los días y no nos damos por vencido. Estamos forjados de esa manera. El “no puedo” ni siquiera está autorizado en el léxico del mexicano y la lucha libre siempre nos regala esta fortaleza, este trabajo constante, donde hay una catarsis importante con el espectador.
En Érase una vez en el ring hay algunos luchadores emblemáticos, como Martha Villalobos, Blue Demon Jr, El Fantasma; pero la mayoría son luchadores contemporáneos. ¿Cómo fuiste eligiendo este grupo tan extenso y nutrido?
Trajimos a este elenco de luchadores leyenda como Blue Demon Junior, El Fantasma, El Huracán Jr, Martha Villalobos, que marcan una tradición importante en la lucha libre, pero también necesitábamos hablar de la lucha libre contemporánea y de luchadores que ahora son sensación y que en unos años serán leyenda, como la Puerquiza Extrema, Pandemonium y La Pandemia, Mamba, facciones que ahora están volviendo loca a la gente; quería mostrar diferentes puntos para englobar toda la lucha libre.
Focalizamos muy bien la película, para hablar desde todos los ángulos de la lucha, desde el old school hasta los que están empezando.
Hay espacios legendarios de la lucha libre, como la Arena Coliseo o la Arena México. Tú elegiste registrar la Arena Naucalpan o la Arena San Juan, que quizás no son las emblemáticas, pero donde hay una gran efervescencia. ¿Cómo llegaste a esas arenas y qué te significaban?
Las arenas más pequeñas son de tradición y tienen una cercanía diferente. Es un semillero de talentos, con una afición arraigada que valía la pena mostrar. Vas a la San Juan y la lucha libre se vive espectacular. Ves volar a tus luchadores favoritos; te caen encima, porque además tiene una estructura muy particular, que es como un tubo. Entonces, no se abre, no te alejas, todos están a la misma distancia, tienes una perspectiva muy interesante.
En el documental destacas algunos temas importantes para los luchadores, como la exigencia en los entrenamientos, las lesiones, su relación con sus familia, la luchoterapia, hablas de algo bien cotidiano. ¿Cómo ibas eligiendo estos temas?
Quería mostrar al luchador desde la parte humana, hacerlo de carne y hueso. Pensaba en la importancia de saber qué sienten, que tienen una familia, que se lesionan; empatizar con ellos pero mostrar que siempre hay un camino y una salida.
Si bien esto es una carta de amor a la lucha libre, también habla de nuestro día a día, trato de mostrar panoramas para quien quiera empatizar con ellos.
Además, es una película que apunta al futuro. Desde tu película lanzas algunas señas hacia dónde podría ir esta actividad para renovarse.
Es maravilloso recordar las glorias pasadas, pero también avanzamos, y si queremos que algo permanezca y prevalezca, necesitamos adaptarlo. Es un guiño hacia donde queremos que siga pasando, y vamos renovándonos y caminamos, avanzamos, pero seguimos manteniendo la tradición vigente.
Me gustó el ring de las escenas de ficción, unas luces rojas que no había visto en el contexto de las películas de luchadores. Le apuestas a un diseño de producción que remueve el tópico.
Es de las cosas que traen un desarrollo creativo y narrativo complejo. El universo de la lucha libre tiene una estética elaborada; el diseño de producción de la ficción es al contrario, naturalista. Ahí la batalla fuerte fue cómo hacer que estos universos no te brinquen, que los veas y lo sientas orgánico. Que los dos mundos se vieran como uno, que realidad y ficción sean uno mismo. Ahí Aydeé es una máster e hizo una magia súperhermosa.
A tu anterior película, Día de Muertos, a pesar de su carácter modesto, le ha ido mucho mejor de lo esperado. Es un buen intento de convocar públicos amplios. ¿Cómo es este ejercicio de hacer este cine guerrillero?
Tiene dos vertientes importantes; una, que es una chinga, porque si el recurso es menos, el trabajo es más. Nos ayuda a hacer un cine muy pensado. Yo no filmo nada que no vaya a usar, todo está acotado para que los recursos sean usados peso a peso, no desperdicio un centavo. Y otra, que mi equipo es una familia muy bonita. Desarrollamos una preproducción impecable, y cuando llegamos al set todo lo tenemos muy calculado. El recurso te pone reglas justas y tú tienes que trabajar con ellas, hace que tu creatividad sea más grande.
Con mi equipo acotamos y vestimos sólo lo que se va a ver. No pedimos luces de más, no nos cubrimos con otra pared adicional; filmamos lo que tenemos que filmar. Y eso me gusta, me hace ser más específico en mi chamba. Me pide más trabajo y se lo doy.
Y sobre la experiencia de exhibir, también es un reto proponer al público una película que no viene acompañada por los grandes consorcios, les obliga a que los límites se vuelvan reglas, debe haber un aprendizaje en cómo mover esta película...
Con Día de Muertos llegamos al público como queríamos llegar, la película sigue vigente, tuvo una función hace una semana y tendrá otra en cuatro semanas. Queremos hacer lo mismo con Érase una vez en un ring, ya lo veremos a partir del 4 de septiembre. Vamos a una experiencia inmersiva hasta que estén en las salas. La necesidad nos llevó a hacerlo de esa manera. Estamos contentos de hacerlo así.
Érase una vez en un ring (México, 2025). Dirección: José Medina. Producción: José Medina y Aydee Nowep. Casa productora: Arewa Producciones. Guion: José Medina. Cinefotografía: Cristian Solano. Diseño de producción: Aydee Nowep. Diseño sonoro: Rafael Ávila. Elenco: Luis Alberti, Nora Velazco, Gabriela Montiel, Blue Demon Jr, El fantasma, El Pantera.