Expresiones musicales, gráficas, literaturas emergentes, que nacieron en CIudad Nezahualcóyotl, Santa Fe o Iztapalapa, y después se extendieron a comunidades del Estado de México o Querétaro, hasta llegar a la frontera o San Francisco, en Estados Unidos: el nomadismo videoasta que realizaron Gaytán y Ochoa, junto con un importante grupo de colectivos y activistas, se ha convertido en una memoria importante de cómo se han articulado las juventudes mexicanas con las luchas más estimables del país.
El archivo audiovisual InterNeta ahora cuenta con un acervo valioso de estas décadas: 226 documentos audiovisuales (1985-2022) en diversos formatos analo´gicos y digitales (BETACAM SP, VHS, V8, HI8 digital, DVD); 30 obras hue´rfanas; 500 horas de registros digitalizadas y otras tantas por digitalizar, asi´ como 40 obras de autores aliados de la Generacio´n Transparente. El archivo se completa con ma´s de 600 documentos y 65 escritos propios.
Y con el apoyo de Focine Preservación de Acervos, desde hace tres años ha empezado a ordenarse, catalogarse y digitalizarse.
La tarea se cristalizará en su página web y en la exposición Rebelar la Memoria que se presentará a partir del 8 de septiembre al 19 de noviembre en el Museo de Arte Contemporáneo de la Ciudad de Querétaro.
Platicamos con Pablo Gaytán, fundador y director de InterNetas, sobre este ejercicio multidisciplinario, que con su preservación amplía su relevancia.
Desde 1985 comenzaron estas actividades de registro audiovisual de comunidades punk, cuéntame cómo inició esta experiencia.
Éramos unos jovenazos de unos 25 años. Yo era egresado de la carrera de sociología, originario de un barrio popular al sur de la Ciudad de México. Era profesor temporal de sociología en la UAM Azcapotzalco y organicé un evento titulado “¿Existe una respuesta juvenil ante la crisis?” en marzo y abril de 1985. Ahí se crearon muchas relaciones con activistas de organizaciones juveniles y de colectivos punks.
Después trabajé como guionista en la unidad Iztapalapa de la UAM, en el departamento de recursos audiovisuales. Allí había equipo de vídeo de la época, una cámara Vídeo 8. Me dieron facilidades para grabar cada fin de semana, con mi compañera Guadalupe Ochoa, quien trabajaba como reportera en el boletín informativo de la UAM Xochimilco. Grabamos la vida cotidiana de los punks, sus formas de organización y sus eventos en varios barrios. Un fin de semana íbamos a Tulyehualco, otro a Ecatepec, a Santa Fe o a Ciudad Nezahualcóyotl. En cinco años logramos nuestro primer trabajo, Submetropolitanos, un ensayo-manifiesto realizado con los colectivos. Ellos escribieron el guión, las bandas proporcionaron la música, y nosotros contribuimos con la producción audiovisual.
No pensábamos en términos de documentales colaborativos, como se hace ahora, pero logramos ser pioneros en esta perspectiva. Estábamos influenciados por la cultura del "hazlo tú mismo" del punk, por lo que puede considerarse como un producto punk, en términos de creación colectiva y estética. Submetropolitanos se presentó en la Primera Bienal de Video en México en 1990, organizada por el maestro Rafael Corkidi, y obtuvimos una mención honorífica.
Desde el punk, ustedes amplían su espectro hacia comunidades indígenas, mujeres ñhañhus en Querétaro, migrantes indígenas y organizaciones barriales. ¿Cómo se dio esta expansión?
Los colectivos punks de aquel momento eran nómadas y nosotros éramos videastas nómadas: Íbamos de un lugar a otro en la zona central del país: Puebla, Estado de México, Querétaro, Morelos. La red creció de manera automática y natural. Por ejemplo, había un grupo de punk ñhañhu en el Estado de México, tenía una banda llamada Ayuda Mutua, Ñhu Boxte en su lengua. Ellos son anarquistas, indígenas y punks, lo que reflejaba un reconocimiento de su herencia indígena.
En 1993 trabajamos con el Centro de Derechos Humanos Yax kin, con quienes creamos talleres de video con las mujeres ñhañhú. Esto nos ayudó a reconstruir nuestra identidad. Ahí me reconocí hijo de indígenas migrantes mixtecos en la Ciudad de México. Fue muy profundo cómo el punk y el anarquismo me llevaron a reconstruir mi identidad y a reconectar con el mundo indígena.
Trabajamos con comunidades indígenas y activistas en varios lugares. Nos involucramos profundamente con Ciudad Nezahualcóyotl, en particular con el Colectivo Caótico. Comenzamos a conectarnos con otras corrientes musicales del rock urbano y suburbano. Registramos sus actividades y conectamos con una corriente de migrantes de Ciudad Neza que viajaban a Los Ángeles y San Francisco, California, y buscaban sus orígenes contraculturales, el lugar donde se origina el hipismo, el rock psicodélico; con esto hicimos documentales y ficciones .
En 1997 aprovechamos una convocatoria de la Comisión Binacional de Cultura México-Estados Unidos, formada por la Fundación Rockefeller, Conaculta y Bancomer. Presentamos un proyecto llamado Nezayorksferas, una experiencia multimedia. Creamos el mediometraje Necios Netos, un libro colectivo con crónicas, canciones, poemas y textos de jóvenes de diversas bandas . El Colectivo Caótico contribuyó con la banda sonora. Fue una experiencia enriquecedora para todos los que participamos en este proyecto multimedia, que tuvo lugar en 1997-1998.
¿Cuándo se dieron cuenta de que estaban creando un archivo importante, que necesitaba ser preservado?
Íbamos acumulando registros en distintos formatos. Teníamos cintas de video sin ordenar en Betacam, VHS, MiniDV, y a principios del siglo XXI pasamos al formato digital. Desde 2005 dejamos de utilizar cintas analógicas. Todo se acumuló durante muchos años.
En 2018-2020 empezamos a considerar, de manera intuitiva, la organización del material. Coincidió con un momento histórico y una convocatoria. El momento histórico, la pandemia en 2020, que nos llevó a recluirnos y a organizar nuestro trabajo, aprovechando la cuarentena. El segundo fue la convocatoria emitida por Imcine, el Focine, su primera convocatoria de apoyo a la creación de acervos audiovisuales. La pandemia nos permitió sistematizarlo durante más de un año de confinamiento, y la convocatoria respondió a nuestras necesidades.
Presentamos nuestro proyecto en el área de Proyectos Integrales, que tenía una duración de tres años. El jurado comprendió la singularidad de nuestro proyecto y ahora estamos finalizando este ciclo de apoyo para la construcción de nuestro acervo.
Tienen más de 226 documentos audiovisuales. Van desde materiales de tres minutos hasta de 80 minutos. Quería preguntarte si hay algunos materiales que se destaquen.
Hay cuatro o cinco piezas que consideramos fundamentales.
La primera es Submetropolitano. Luego, el trabajo que realizamos a finales de 1993, Hñahñus de Santiago Mexquititlán, que se centra en el mundo indígena de Santiago Mexquititlán, donde los efectos de la contaminación del río Lerma estaban asfixiando a la comunidad. Hoy en día, Santiago Mexquititlán lidera la defensa del agua en Querétaro, y nuestro trabajo de 1993 fue crucial para resaltar esta realidad.
En 1995 realizamos un trabajo llamado La década podrida, donde retomamos muchas imágenes e ideas de la época punk. Este trabajo conmemoraba diez años de colaboración con colectivos punks. Era un video que compartíamos a través de una videorevista en VHS, que sigue siendo citado y apropiado por otros.
Luego, tenemos el proyecto Nezayorksferas, donde creamos un trabajo poco conocido llamado Necios Netos, que filmamos en México y Estados Unidos mientras viajábamos a lo largo de la frontera. De ahí surgió otro proyecto importante, Borderígena Subway, que conmemora los 150 años de la anexión de la mitad de México por Estados Unidos. Narramos esta historia en Último Niño Héroe: un punk de Ciudad Neza que encontró una casaca militar en los basureros del bordo en Neza. Recorrimos el trayecto que hacen los migrantes desde el Suchiate hasta Tijuana con este personaje como un niño héroe.
Rastros de Hollín también es de los más significativos. Realizado entre 2000 y 2003, cuenta la historia de una joven zapoteca que migra a la Ciudad de México en busca de su padre. Su viaje la lleva a encontrarse con la Marcha del Color de la Tierra del EZLN y con otros personajes que la conducen a Neza. Este trabajo aborda la preservación y potenciación de la identidad indígena en un contexto urbano, fue realizado en una época en la que el tema de género y la presencia de la mujer en estos mundos eran poco comunes.
Este trabajo coincidió con la convocatoria al primer Festival Internacional de Cine en Morelia. A pesar de las dificultades para clasificarlo en un género específico, fue programado y recibió reconocimiento. Además, fue significativo contar con miembros del jurado como Werner Herzog, Víctor Gaviria y Fernando Vallejo.
La exposición que harán en Querétaro. ¿De qué se trata? ¿Qué van a hacer en esta exposición llamada “Memorias de los y las invisibles”?
Será multimedia y constará de varias líneas de tiempo, organizadas en torno a cuatro núcleos:
El primero, Submetropolitanos, abordará nuestra colaboración con colectivos y movimientos contraculturales a lo largo del tiempo.
El segundo núcleo, Video Proceso, se centrará en el trabajo de video que hemos realizado con comunidades indígenas y urbanas.
El tercer núcleo, Generación Transparente, explorará los vínculos que hemos establecido con videastas y videoartistas de nuestra generación. Dos figuras destacadas son Enrique Quintero Mármol Vega, actual director general de “Aprende” de la SEP quienes están haciendo series transmedia, y Alberto “El Chino” Rodríguez, un cineasta con una amplia trayectoria en la animación.
El último núcleo, Movimientos en Defensa del Territorio, resaltará nuestras experiencias y colaboraciones como activistas en la defensa del territorio, tanto en la ciudad como en varios estados. Abordaremos diversas iniciativas y luchas relacionadas con este tema.
Se exhibirán piezas de nuestro archivo: imágenes fijas y documentación que incluye carteles, programas de mano y fotos de los talleres de video que hemos realizado.
También estamos trabajando en un programa de presentaciones con autores y coautores de algunas de las piezas. Serán siete sesiones entre el 8 de septiembre y el 19 de noviembre, coincidiendo con el cierre de la exposición. También estamos explorando la posibilidad hacer una exposición itinerante, en comunidades y otros espacios.
Entiendo que el apoyo de Focine tuvo una duración de tres años, y en 2023 llegaría a su fin. Me gustaría saber cuáles son los próximos pasos para el Acervo Audioviosual InterNeta.
Hemos avanzado en varias fases. La primera fue la sistematización, donde creamos una base de datos, organizamos el material, lo clasificamos y catalogamos. También documentamos este proceso de catalogación. En la segunda fase, nos centramos en la digitalización del acervo. Aún nos quedan por digitalizar quinientas horas de registros.
En cuanto al acceso al acervo, pronto estará disponible en línea, a través de nuestro sitio web. Esto permitirá que el público, especialistas y los grupos que han participado, accedan a la información. Sin embargo, enfrentamos desafíos importantes. Uno de ellos es mantener el sitio web, lo cual es costoso debido a la programación y los gastos de alojamiento. Otro desafío es preservar el soporte físico del material. Además, la digitalización debe optimizarse. A mediano y largo plazo, este acervo debe convertirse en parte del patrimonio audiovisual de nuestro país. Sin embargo, esto conlleva retos y costos significativos.
Este proyecto es un esfuerzo colectivo y colaborativo, y consideramos que nuestro deber como custodios y creadores es darle continuidad y que se aprecie adecuadamente en el futuro.
Conoce la página web del Archivo Audiovisual InterNeta.