'Ánima' de Alejandro G. Alegre: pesadillas del doble

¿Quién es Samuel? ¿Un hombre atormentado con recuerdos de una experiencia tortuosa en un hospital? ¿O un individuo determinado a resolver su vida, aun a costa de rencores y venganzas?

En un espacio ambiguo y enigmático, con templos herméticos y jueces fantásticos que tienen algo de verdugos, Ánima constituye una historia del doble que nos reta o nos agobia, el monólogo interior que se convierte en pesadilla y sólo podría resolverse si se enfrenta el pasado y los vicios de la propia personalidad.

Militante del horror guerrillero y de bajo presupuesto, Alejandro G. Alegre (El diablo me dijo qué hacer, Paciente 27, Los infectados) propone en su filmografía personajes alienados y confusos, que en Ánima llega a una fábula metafísica, en la que las presencias subjetivas, la memoria, las realidades alternas, crean un universo inquietante, que va del enigma a la pesadilla.

Ánima es parte de la Selección Oficial Largometraje Iberoamericano de Macabro XXII. Platicamos con Alejandro sobre esta historia y sobre el ejercicio de crear historias de horror en México. 

 

Hay un salto cualitativo en Ánima con respecto a tus trabajos anteriores. Añades conceptos metafísicos como la idea del doble y realidades alternativas que afectan al personaje. Me gustaría saber cómo surgieron estas ideas para desarrollar la trama de esta película. 

Ánima está relacionada con lo que vivimos durante la pandemia. Con Marcos Duarte, mi actor principal en la mayoría de mis proyectos, compartí esta sensación. Hablábamos de lo difícil que era estar encerrados y autosabotearse. A partir de estas conversaciones surgió la idea de explorar lo que sucedería si, para salir de un lugar indeseado, te ves forzado a enfrentarte a ti mismo. ¿Hasta qué punto podrías boicotearte? ¿Cuánto apoyo te brindarías? ¿Estarías dispuesto a acompañarte en ese proceso, como una especie de autoayuda interna? La trama se desarrolla desde esta premisa.

 

Me intrigó el uso de ciertos temas tecnológicos: un chip que funciona como GPS, las realidades difusas entre virtualidad y realidad o incluso la idea de la inteligencia artificial. 

La inteligencia artificial tiene un papel en todo esto, pero no en el sentido de la creación de imágenes o videos, ni en la formación de personajes. El tema tenía que ver más con Stanley Kubrick y 2001: Odisea del Espacio. La idea se centra en que los seres humanos somos tan complejos y contradictorios, que es más sencillo que un ente artificial te diga qué es lo mejor para ti.

Aquí viene la cuestión de la inteligencia artificial, personificada en este personaje vestido de blanco y monocromática. Ella permite cierto libre albedrío para que las cosas se resuelvan en el entorno donde el personaje está atrapado. Sin embargo, al final, ella da una solución que sugiere que los seres humanos no sabemos cuidarnos. 

 

Marcos Duarte ha participado en varias de tus películas. ¿Qué encuentras en él, que lo convierte en tu actor fetiche? También quisiera abordar el trabajo que realizaron para dar vida a estas dos versiones de Samuel en Ánima

Existe un vínculo entre nosotros porque estudiamos juntos actuación, con el método de Strasber. Esto me brinda un conocimiento profundo de sus habilidades, que son excepcionales. Nunca me ha decepcionado, ni me ha hecho sentir que no alcanzamos el nivel que buscábamos. 

En términos actorales, aproximadamente el 90% de la interpretación es una propuesta de Marcos. Él planteó la propuesta de interpretar dos personajes diferentes, lo cual creo que logra con éxito. La creación de Ánima fue especialmente desafiante. Filmamos con un equipo reducido de tres personas y presupuesto limitado y el desafío se acentuó. Realizar esto en diez días, con un actor dispuesto a enfrentar el reto de interpretar dos personajes, es en sí mismo una hazaña.

Mi función consiste en guiarlo, asegurando de que no nos alejemos del enfoque y que logremos los objetivos establecidos. A veces, ni siquiera necesitamos palabras para comunicarnos, comprendemos nuestras intenciones y propuestas intuitivamente. Esto nos permite lograr un entorno creativo enriquecedor.

Si bien mantenemos una amistad cercana, lo más importante es nuestra comprensión profesional mutua. Esta conexión es algo excepcional para un director, ya que reduce la necesidad de buscar actores y más bien enfoca tu energía en ajustar y afinar. Es una experiencia gratificante que fortalece nuestra colaboración.

 

Siempre hemos asumido que géneros como la ciencia ficción o el horror requieren presupuestos elevados. Sin embargo, tú logras contar historias de horror con micropresupuestos, dependiendo más de la imaginación que de los recursos económicos. ¿Cómo creas esta habilidad para sortear estas limitaciones?

Mi enfoque consiste en trabajar y ahorrar, hasta contar con una suma que me permita realizar algo. Luego platico con los actores, les comunico la realidad del presupuesto y les extiendo la invitación a participar. Trabajo con tres personas de crew, en comparación con producciones que pueden involucrar a decenas de persona. Mis tiempos de rodaje deben reducirse a dos o tres semanas, para que el presupuesto sea viable.

Me adapto a los recursos disponibles. Si tengo una locación o un automóvil proporcionado por un familiar, escribo el guión en función de estos elementos. En cuanto a apoyos, he intentado inscribir proyectos en convocatorias, pero implica una inversión significativa de tiempo y recursos. Aunque respeto el sistema, prefiero dedicar tiempo a trabajar y crear, en lugar de esperar a que mi propuesta sea aceptada. Las esperas pueden ser desgastantes y, a menudo, no garantizan resultados positivos.

Prefiero canalizar mi energía en la acción y el trabajo. Como dijo Herzog, puedes trabajar unos meses como taxista, ahorrar dinero, invitar a colaboradores y llevar a cabo tus proyectos. 

 

El ecosistema cinematográfico mexicano parece mirar con desconfianza al género de horror o fantasía. Hay cierta cautela que se extiende a varios niveles. 

Todos aplauden el cine de terror cuando está involucrado Guillermo del Toro, cuando Michelle Garza gana premios, o cuando alguien como Michel Grau estrena una película. Mientras tanto, cuando se autorizan proyectos para representar a un país, nadie parece prestarles atención. Hay una parte donde el género no se toma en serio. Esto podría ser, en parte, porque nos divertimos tanto haciendo películas de terror, que a veces parece restarle seriedad o profesionalismo, lo cual no es cierto. 

El terror, el horror y la ciencia ficción a menudo son percibidos como géneros dirigidos a un nicho de nerds y eso no es cierto. Parece que, si no haces películas que sigan corrientes contemplativas o no abordan temas de inclusión y diversidad, no se te toma en serio. Me pregunto entonces, ¿qué sucede cuando alguien que no sigue estas tendencias hace algo con total compromiso? Esto enfrentamos quienes hacemos cine de terror. 

Creo que deberíamos luchar por eliminar este prejuicio; personas como Michelle Garza, Guillermo del Toro, Amat Escalante y Michel Grau están ayudando a lograrlo. Deberían darse cuenta de que el género no es una moda pasajera, y que los creadores lo toman muy en serio.

 

Ánima, Dir. Alejandro G. Alegre

 

Además, ahora que hay tanta urgencia en crear audiencias, parecería que festivales como Macabro son quienes realmente logran tener seguidores fieles, que esperan con entusiasmo sus películas. Esta es una audiencia generosa y apasionada. 

La audiencia del cine de género es apasionada y leal; asiste, se involucra y se entrega en cada proyección. Adoptan la cultura del terror como parte de su identidad. Si algo no les gusta también son muy honestos al expresarlo, y sus críticas pueden ser contundentes. Este aspecto genera un gran respeto hacia esta audiencia. 

Este enfoque marca la diferencia. Es esencial reconocer que existe un nicho de audiencia que tiene un conocimiento profundo del género y que no es fácil de engañar. 

 

¿Cuáles son las expectativas para Anima, compartir este título con esa audiencia extremadamente exigente y apasionada?

Espero que Ánima sea recibida por lo que es: una fábula sobre la mente humana, la esquizofrenia y los fantasmas personales. Sin embargo, es importante mantener la mente abierta. En festivales de terror, muchas películas requieren que los espectadores estén dispuestos a explorar lo desconocido. 

Las películas se hacen tanto para uno mismo como para los demás. Encontrar un equilibrio es fundamental. Me encanta explorar la ambigüedad y ver cómo reacciona la audiencia. Eso puede ser una espada de doble filo. Algunos podrían rechazar la película si no comprenden ciertos aspectos, pero también es poderoso recibir comentarios inesperados. A veces, las personas mencionan detalles que ni siquiera habría imaginado, ya que cada uno ve la película según su propia experiencia y perspectiva.

Algunos captarán lo que intento transmitir, otros pueden tener una perspectiva diferente. Esto me brinda herramientas valiosas para futuras narrativas y me permite seguir contando historias de manera efectiva.

Ánima (México, 2023). Dirección: Alejandro G. Alegre. Guion: Alejandro G. Alegre. Producción: Alejandro G. Alegre, Roberto G. Alegre, Alejandra Villarruel. Fotografía: Alejandro G. Alegre. Dirección de arte: Marco Polo Rosales, Jenny Stillman. Sonido: Alejandro G. Alegre, Pablo Toledo. Elenco: Marcos Duarte, Isaac Pérez Calzada, Blanca Ferreyra, Juan Manuel Martínez.