Además, hay un lago que también es una sala de clase media, de estas que tenían confianza en sí mismas hacia la mitad del siglo pasado.
Antes que lleguen los zopilotes, ejercicio simbólico, metafórico, propone un diálogo con los temas y las texturas narrativas de Juan Rulfo, así como con las películas de la Época de Oro del cine mexicano. Desde la figura mítica de la Doña, María Félix, desquebraja nuestras nociones de la pareja, el amor, la soledad o la muerte. Una poderosa propuesta que va del testimonio a lo onírico, que replantea los tópicos de una tradición fílmica para proponer una experimentación de los arquetipos nacionales. Mientras, los zopilotes merodean y acechan la vulnerabilidad de los personajes.
Antes que lleguen los zopilotes participó en la sección Big Screen Competition del Festival Internacional de Cine de Róterdam 2023, participó en la Sección Oficial Largometraje México del 26° Festival Internacional de Cine Guanajuato y ahora forma parte de la sección México dentro del Canvas, en la séptima edición de Black Canvas Festival de Cine Contemporáneo.
Partimos de querer hacer una película que fuera filmable. Al fotógrafo le daba risa esta parte; cuando propuse poner más personajes en una barca, me decía: “dije que fuera filmable”.
Quería jugar con el espectador, que él vea cosas que los personajes no ven. El espectador no ve un lago pero escucha el lago, escucha las ranas y es ir jugando entre lo que los personajes y el espectador viven, dos universos paralelos que en cierto momento se unen. Podemos hablar de un lago aunque nunca lo veamos, y podemos hablar de un ahogado, aunque nunca lo veamos.
También quise hacer paralelismos entre la ciudad y el pueblo. Cuando la gente de pueblo vienen a la ciudad, pareciera que son invisibles. Pensaba que si esas personas son invisibles, podrían entrar a una casa y no verlos, hurtar cosas y no lo notarías porque para los citadinos son invisible.
Los personajes viven esta invisibilidad y por eso pueden navegar por este lugar como si fueran fantasmas. Creo que hablo un poco de eso, y lo más importante, del descubrimiento emocional que tienen los personajes, sobre todo estas dos mujeres.
Se me hacían interesantes las personas navegando, sintiendo que algo los acecha, pensaba colocar muchos elementos que puedan poner en peligro a los personajes, pero que no los veamos.
Los zopilotes son antagonistaa que nunca se ven pero están presente, al igual que el agua y la hostilidad del lago, todos representados en una casa, que en teoría es donde uno se siente más protegido. Esta contraparte con un lugar hostil hace un impacto que me gusta. Empecé a mezclar esas cosas y poco a poco salió esta idea de meter una barca en la sala y mostrar algo diferente a lo que ellos están viviendo.
Imaginé a la Tuza desde el personaje de La Cucaracha que hizo María Félix; mi primer acercamiento con los actores fue con Francisco Pita y a él le estaba diciendo que quería una mujer que se vistiera como hombre y que no dependiera de ellos, y él me propuso: “¿por qué no invitas a María Félix a participar?”. Le respondí: “porque ya no está con nosotros”, y él me dice: “te estoy hablando de María del Carmen Félix, una actriz bastante buena que le puede interesar”.
Lo primero que ella me dijo fue: “yo trato de separarme de mi abuela lo más que puedo, pero estoy consciente de que este personaje está basado en ella”. No estamos retratando a María Félix, sino a un arquetipo que ella hizo. Me gustó que quisiera entrar en este proyecto y que quisiera enamorarse de la Tuza.
La película no es una réplica del cine de época de oro, pero si queríamos hacer algo que conectará con esa época. Y tiene que ver mucho con la teatralidad en las actuaciones y el lenguaje; este último es complicado porque es muy rulfiano. De repente hablan y hablan en metáforas para decir algo, es el lenguaje rulfiano y es algo que queremos retratar aquí.
Inevitablemente era teatral, el reto más bien era no exagerar demasiado, que no se volviera falso, que no pudieras sentir lo que ellas sienten. Pero sí, el tratamiento de la película es teatralizado.
En vez de iluminar con luz se iluminó con sombra. Algo que platicamos fue cómo usar la menor cantidad de luz posible, también considerando nuestras limitaciones. La idea era apagar todas las luces y poco a poco ir metiendo luz, hasta encontrar el tono necesario.
De repente están los personajes en un lugar, en un punto de luz y atrás ves unas velas; usamos los reflejos de las ventanas, pero fue más bien tratar de usar las sombras a nuestro favor, que la cantidad de luces que fueran casi nulas.
Estamos agradecidos con el festival y en cómo ha sido el proceso. Nos sentimos ganadores por el simple hecho de ser parte de esa fiesta, y queremos que la gente conozca a México desde otra perspectiva.
Me da gusto saber que hay gente que sabe quién es María Félix, que sabe de la Época de oro, que les gusta ese tipo de planteamientos. Entonces es sobre todo agradecimiento y emoción de que puedan ver esta película.
Siempre he sentido que voy contra la marea, incluso cuando presenté el guión en un festival en México me comentaron que no era el tipo de cine que va a atraer al público. Y en este medio y en este país uno tiene que ser necio para hacer cine, y creo que fue lo que me llevó a hacerlo.
Fue aventarnos al ruedo sin saber si iba a ser una película que se iba a quedar enlatada, o que entraria en algún festival. Siempre he sentido que vamos en contra de la marea, por eso la gratitud y sorpresa de estar en Rotterdam.
Antes que lleguen los zopilotes (México, 2023). Dirección: Jonás N. Díaz. Guión: Jonás N. Díaz. Fotografía: Rigel García. Diseño de producción: Campos Inc. Música original: Francesc Messeguer. Edición: Jonás N. Díaz. Diseño sonoro: Jesús Gutiérrez. Productores: Fernando Delgado, Mariana Ochoa. Elenco: María del Carmen Félix, Tsayamhall Esquivel. Francisco Pita.