En los años noventa, Jonard encontró una nueva veta creativa: talleres infantiles donde niñas y niños le contaban y dibujaban sus historias. Después, Jonard creaba cortometrajes animados con estos dibujos y estas historias.
La filmografía de Dominique Jonard representa un material invaluable por su técnica, su estética, sus procesos, su posibilidad de representación y su aportación al cine de las comunidades. Títulos como Desde adentro (1996) mereció el premio Gran Coral del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, mientras ¡Santo golpe! (1997) le hizo conseguir el premio Ariel Especial de Plata y Un brinco pa’ allá (2000) fue nominado a mejor cortometraje animado en estos premios.
Con la muerte de Jonard, el 1° de abril de 2018, pareció interrumpirse uno de los ejercicios más innovadores y propositivos de la animación mexicana y el cine comunitario. Pero ahora es su hija, Noyule Dominique Jonard, junto con Leilani Noguez, quienes de alguna manera continúan la labor del cineasta, al ordenar sus materiales y compartirlos con quienes desean aprender y reconocerse en el legado del Franco Purépecha.
Noyule Dominique Jonard (NDJ): Habría que agregar un tercer universo, la animación. Mi papá llegó a México en 1977, dejó Francia cuando tenía 17 años. Hizo un recorrido largo hasta llegar acá, antes estuvo en Ámsterdam, Estados Unidos y Canadá.
Nunca se había planteado ser cineasta, se exploraba como artista plástico y hacía arte en las calles. Pintaba murales en las comunidades o las escuelas, desde ahí empezó su acercamiento con los niños.
No sé por qué escogió a los niños y a las niñas, creo que empezó a hacer estos talleres y realmente se divertía, era algo que genuinamente disfrutaba. De hecho a veces pienso que mi papá era un niño más jugando ahí, entre ellos.
Lo que sí me queda claro es que siempre le había interesado en venir a México, desde joven se sentía atraído por Latinoamérica. Creo que sumar sus intereses dio buenos resultados en los años noventa, cuando su vida dio un giro, dejó de lado la plástica y empezó a producir películas.
Mi papá decía que cuando nací cambió de pintor a cineasta, prácticamente empezó su recorrido en el cine a partir de 1994.
Leilani Noguez (LN): A inicios de la licenciatura conocí a Noyule y nos hicimos amigas. Por azares del destino, al final de la carrera terminé escribiendo una tesis sobre cine purépecha y tuve que revisar el material de Dominique. Fue curioso, porque era el papá de mi mejor amiga.
Él todavía vivía. Al ir conociendo su obra y sus proceso de producción, en algún momento pensamos con Noyule que estaría bien organizar el material .
Después de la muerte de Dominique decidimos iniciar el archivo. Influyó mucho que veníamos de estudiar historia del arte y yo tenía estudios de historia del cine mexicano, entonces sabíamos de la importancia que tenía Dominique, al haber generado estas plataformas para que los niños de las comunidades contarán sus historias y fueran críticos con sus realidades.
Aterrizamos ideas para empezar con el proyecto del archivo. Prácticamente fue juntar todas las cosas que Dominique tenía en su antigua casa, más otras que se iban apareciendo.
NDJ: Su estudio era un poco caótico. Los dibujos estaban en un librero, pero no organizados ni siquiera por cortometraje, sólo los iba guardando. Las cintas y los audios los encontramos en maletas donde también había cartas de la familia, un premio, un guión, un video de nosotros cuando éramos bebés. Toda su vida estaba entremezclada.
El reto del archivo fue familiarizarnos con los materiales que había, teníamos que acudir a los cortos para identificar a donde pertenecían, me ayudaba de la memoria de mi familia para organizarlo todo
Tardamos en hacer el archivo por el proceso del duelo. Estaba un poco perdida y desconectada, pero el mismo año de su fallecimiento aparecieron varias personas que querían hacerle un homenaje. Entonces me dí cuenta que era difícil compartirles materiales, a veces no podía encontrar dónde estaba lo que necesitaban.
El archivo también nació de querer darle una organización al trabajo de mi papá, que cuando alguien lo necesitara estuviera accesible.
LN: Ya pasamos la primera etapa, que consistió en salvar todos los materiales, sacarlos de esas cajas polvosas donde estaban arrinconados. Todo lo reunimos y lo tenemos en un espacio especial y limpio, estabilizado en guardas especiales, libres de ácidos.
Tuvimos que replantear qué era lo cinematográfico, porque nos dimos cuenta que las películas de Dominique se extendían por todas partes: sus procesos eran colaborativos, había dibujos, grabaciones y otras cosas, la película no era el único producto.
Dividimos el archivo en el fondo audiovisual, que incluye todas las cintas; el fondo fotográfico, con diapositivas, positivos y negativos que se refieren a su proceso creativo; el fondo gráfico, con los dibujos y los móviles de los niños; el fondo documental, con los documentos que nos pueden ayudar a entender cómo fue todo la gestión y la difusión de sus obras; y el fondo objetual, porque también hay cosas que consideramos importantes en cuanto a objeto, porque así las configuró Dominique.
NDJ: Es importante entender el aporte y la trayectoria que ha trazado Dominique Jonard en el cine mexicano y el contexto de las comunidades indígenas, pero el proyecto y el acervo no pueden dejar de sentirse familiar y cercano, debido a la vida y obra de mi papá. En el acervo tejemos desde lo conceptual pero también desde los afectos.
LN: En la etapa de familiarización con los materiales me di cuenta que no hay un límite entre su trabajo y su vida. Quienes no somos parte de su familia hemos funcionado como mediadoras, tratando de quitar los sesgos familiares y aportando diferentes enfoques.
Pero también creo que a lo largo de estos meses que estar trabajando, de ir leyendo textos que hablan de Dominique, de socializar su obra con otras personas, ha ido ayudando a construir su figura y alejarnos del papá de mi mejor amiga.
NDJ: Cuando participo en ejercicios colaborativos como éste pienso que he aprendido a trabajar en equipo como mi papá; con el tiempo me doy cuenta que muchas cosas de él terminaron siendo parte de mí.
Invité a Leilani a participar en el proyecto porque hemos crecido juntas y cuando tenemos que escribir decidimos abrir el diálogo, que eso dé cuenta de cómo ha sido nuestro proceso, entre amistad, trabajo, amor por los materiales y por el cine. También es mostrar que la vida de mi papá estuvo llena de amor por México, por el cine y la familia.