No hay cargo más respetable que ser Mayordomo de San Andrés; también, no hay actividad que pida más esfuerzo y concentración. Por eso, los elegidos se lo piensan dos veces, saben que les implicará esfuerzos importantes, pero también asumen la designación con honor.
Ch’ul be, senda sagrada, ópera prima de Humberto Gómez Pérez, nació con la intención de acompañar las fiestas de San Andrés desde el oficio del músico Román Montejo; pronto amplió su espectro y ahora acompaña a la mayordomía encargada a Diego y Martha, quienes también son los padres del documentalista.
Desde una narrativa depurada, imágenes hipnóticas de la comunidad, y un manejo sobrio y emotivo de la puesta en escena, Ch’ull be, senda sagrada hace una crónica de esta alta responsabilidad, que se extiende a la importancia de preservar festividades y tradiciones que afianzan la identidad. “Busco rememorar la historia de mi pueblo y reconstruir parte de la tradición oral que se va desgastando”, indica Humberto Gómez. “Dar voz a nuestras historias y sabiduría ancestral, celebrando nuestra identidad colectiva aún vigente”.
Ch’ul be, senda sagrada, película que ha recibido el apoyo del ECAMC-Imcine, es un ejercicio documental que nace en el pueblo tsotsil y que se ha presentado en la edición 38 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara. También es parte de la sección México Ópera Prima de DocsMX 18 y de la Sección de Documental Mexicano del Festival Internacional de Cine de Morelia 2023.
Humberto Gómez nos platica de esta experiencia de música, religión y fiesta, que año con año refuerza el sentido de identidad de su pueblo.
¿De qué se tratan las mayordomías en San Andrés Larráinzar?
En San Andrés Larráinzar prevalece un sistema de cargos muy complejos, que va desde lo religioso, lo político, lo constitucional. En el caso de la película nos centramos en la parte religiosa, la Mayordomía Mayor, que cuida y vela al santo patrono de Larrainzar, San Andrés. La responsabilidad es muy grande, toca velar y cuidar también para los demás mayordomos, son 32, un mayordomo para cada santo, y los santos más grandes tienen dos mayordomos. Durante un año están al cuidado de la Iglesia, tienen que aprender los rezos, que son de una y hasta dos horas. Y aparentemente es responsabilidad de un año pero en realidad son tres años, porque desde ocho meses antes tu antecesor te enseña el rezo, y cuando te toca dejar el cargo tienes que acompañar al sucesor. Por eso muchos le temen a la responsabilidad, pero cuando eres el elegido asumes esta esta gran responsabilidad.
En Ch’ulbe. Senda sagrada quien asume la responsabilidad de la mayordomía es Diego Gómez y lo acompaña su esposa Marta Pérez. ¿Cómo es tu relación con estas personas? ¿Cómo llegas con ellos y les dices que quieres hacer un documental sobre su cargo?
La idea nace desde seguir a un músico tradicional, Román Montejo. Queríamo contar todo a través de la música. Después entendimos que nos hacía falta incluir algo de alguien que estuviera viviendo la mayordomía de otra manera. El cargo del músico tiene sus complicaciones, pero los cargos más complicados son las mayordomías y los alféreces, personas encargadas de hacerle la fiesta al santo.
Empezamos a grabar en 2017, estuvimos un año siguiendo a Román. De repente le dan cargo a Diego y Marta, que son mis padres. Esto ayudó bastante. Mis padres han cumplido con varios cargos anteriores, en los cuales también los he acompañado con la cámara. Están familiarizados a que alguien esté detrás de ellos.
En la película destaca el uso de las voces en off. Hubiera sido fácil que pusieras frente a la cámara a tus personajes y nos contaran sobre las funciones que realizan. Tú haces voces en off y complementan con imágenes que muestran lo que cuentan. Eso le da mucho juego a la película. ¿Cómo decides este recurso de las voces en off?
Para mí es importante la reivindicación de la historia, recordar de dónde somos y rememorar espacios. Por eso al inicio hay una voz en off que habla de la creación del mundo a través de la cosmovisión maya, y de la creación del pueblo a través de la tradición oral, que lastimosamente se está perdiendo. La intención es mostrar cómo se creó nuestro mundo. También recurrimos a esta voz en off para construir, decidimos que hubiera una continuidad, donde esta voz nos va transportando y nos da detalles de la realidad que cada uno vive.
Veo que la fotografía la hace Xun Sero, que conocemos por su documental Mamá. Me pareces diferente la foto de aquel documental con la que se hace en Ch’ul be. Pienso que mucho influyó en lo que tú le pedías. ¿Cómo fue esta colaboración con él? ¿Cómo armaron las escenas de tu película?
Desde el primer momento tuvimos mucho respeto al espacio de quienes ejecutan el cargo. Grabamos sus procesos, tenemos muchas horas de grabación. Con Xun fuimos buscando los momentos, fue bastante de observar. Eso se logró por el tiempo que nos llevó terminar la película, porque fueron bastantes años para llegar a este punto. Le debo agradecer la paciencia de estar en los momentos. porque realmente los procesos de los cargos son bastante largos. Por ejemplo, las las ceremonias son de dos a tres días y ahí estuvimos, grabando a cada una de las personas.
También aquí se debe reconocer un gran trabajo de edición, que hace Xun con Nicolás [Défossé].
Una escena memorable es cuando les llaman a los mayordomos para avisarles que murió un compadre. Después platican si deberían ir al velorio y faltar a sus responsabilidades. Es un gran momento verlos hablar, tiene incluso un poco de humor. Esta escena, ¿la preparas, o ocurre y la registraa?
A mis padres les tocaba cuidar la iglesia durante cuatro semanas seguidas. Nos dedicamos a grabarlos una semana, en sus labores. Buscábamos estos momentos: una llamada, una persona que llegara a hablar con ellos, cualquier circunstancia. Entonces se dio este momento y lo aprovechamos. Estuve en el momento adecuado para tener esto. No fue ninguna recreación, fue la paciencia para tener esta información valiosa, porque esto da cuenta del compromiso que tienen.
A la comunidad de San Andrés Larráinzar ya no debe resultarles extraña una cámara, están acostumbrados al registro. He visto a Florencia Gómez Sántiz haciendo un cortometraje, Xun también hace películas, se están acostumbrando a las cámaras. ¿Qué tan valioso les parece esta incorporación del audiovisual a las actividades de la comunidad?
Ha sido una construcción al inicio un poco difícil, pero en San Andrés Larráinzar te van conociendo. Ha sido un diálogo constante con las personas, pues siempre cuestionan si se vas a lucrar con su imagen. Entonces ha servido mucho este diálogo con ellos, y lo más importante, que ellos vean los resultados, porque en muchas ocasiones llegan personas a grabar o a tomar fotos y jamás se ve qué se hizo con las imágenes, de ahí su desconfianza.
Además, somos un colectivo que ha estado trabajando constantemente. Nos invitan incluso a la Casa de las Autoridades a tomar fotos, grabarlos, de hecho así empezó la relación con el músico Román, lo grabamos durante su cargo de de Alférez y le hemos hecho videoclip.
El pueblo ya considera importante tener memoria. Ellos le llaman “algo para el recuerdo”, y es el trabajo que hemos construido. Eso nos permite seguir grabando más materiales. Ahí hemos hecho otros documentales, como Kuxlejal, que hicimos con Elke Franke sobre el tema del suicidio, o 3 días, 3 años de Florencia Gómez Santiz. Ahora estrenamos este largometraje y vienen más, porque es un lugar lleno de historias, tradiciones y maneras de pensar.
Otra de las labores que he empezado es la creación de una memoria audiovisual de mi pueblo, no existe y es un trabajo que he asumido.
También es notorio que se está consolidando un grupo importante de trabajo audiovisual en las comunidades tsotsiles: en Ch’ul be, senda sagrada están involucrados Florencia Gómez Santiz, Xun Sero, Juan Javier Pérez (Vaychiketik), me parece interesante cómo están consolidando un grupo creativo que ya se proyecta más allá de sus comunidades.
Nuestro punto de encuentro fue la Escuela de Cine Documental de San Cristóbal. A partir de esta escuela también está nuestro deseo de seguirnos preparando. En el sur no hay una escuela de cine como en el centro del país, entonces aquí vamos formándonos a través de talleres, diplomados y lo que nos vayamos encontrando. Lo más importante es que en nuestros proyectos nos vamos jalando. En ciertos momentos me toca hacerlo de asistente; en el cortometraje de Florencia estoy como productor, entonces vamos apoyándonos y aprendiendo de cada uno de nuestros proyectos y eso nos sirve para trabajos futuros. Aquí lo que resalto son las ganas de seguir formándonos.
¿Cómo ha sido el recibimiento de Ch’ul be, senda sagrada en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara?
Desde el año pasado que estuvimos en DocuLab fue bien recibido, tuvimos muy buenas opiniones y nos ayudaron para llegar a un mejor corte y finalizar la película. Estar de nuevo en este espacio, compítiendo con personas que admiramos, como Everardo, o Ludovic, es muy satisfactorio, que nos hayan seleccionado es significativo para nosotros. El documental fue bien recibido y los comentarios son bastante buenos, les mueve ver otra realidad y comprender que no somos objetos de estudio, que no somos folclor, que tenemos una manera particular de ver y sentir nuestro mundo, y que eso no nos hace ajenos, eso es lo que hacemos sentir y lo que hemos escuchado en estos días.
Espero que Ch’ul be, senda sagrada tenga un recorrido más largo, que se pueda ver en más lugares. Y obviamente, que se presente en San Andrés Larráinzar, no sé si ya la mostraste allá.
Vamos a estar programando porque realmente venimos corriendo. Toca presentarla, porque es como hemos trabajado. Creo que estoy más preocupado por mostrarla en Larráinzar que en los festivales, porque ellos son los que realmente tienen la opinión de cómo se ven reflejados, entonces allá los comentarios me van a llover.
Ch’ul be, senda sagrada (México, 2023). Guion y dirección: Humberto Gómez Pérez. Producción: Daniela Contreras, Nicolas Défossé. ECAMC-Imcine. Casa productora: Terra Nostra Films. Cinefotografía: Xun Sero. Edición: Xun Sero, Nicolas Défossé. Sonido directo: Jaime Álvarez, Mireya Sánchez Gómez, Humberto Gómez Pérez. Diseño sonoro: Martin de Torcy. Mezcla: Ricardo Lavalle. Música: Román Montejo Hernández, Agustín Montejo Hernández, Agustín Díaz, Carlos Román Montejo Hernández. Colorista: Néstor A. Jiménez Díaz. Producción en línea: Humberto Gómez Pérez, Florencia Gómez Sántiz. Reparto: Román Montejo Hernández, Diego Gómez Gómez, Martha Pérez Ruíz, Agustín Montejo Hernández. Lengua: Tsotsil. Filmada en: San Andrés Larráinzar (Chiapas, México)