‘El encantamiento de la conciencia’, de Leonardo García Castilla y la psicodelia tenebrosa

El consumo de las plantas enteógenas —peyote, silocibina, ayahuasca— atrae a las comunidades más diversas. Quienes las asumen con seriedad, también buscan la compañía de mentores que los guíen por la experiencia. Estas alianzas pueden ser plácidas o tormentosas, con epifanías reconfortantes o revelaciones que desconciertan. Arcelia, mujer azul de Cuchumá, prefiere guiar desde la confrontación. Y el documentalista Leonardo García Castilla lo retrató.

El encantamiento de la conciencia, ópera prima de Leonardo García Castilla, hace la crónica de un vínculo accidentado entre una maestra contradictoria y sus discípulos: la búsqueda del sentido de la existencia, que choca con una didáctica poco ortodoxa, en la que no falta el escarnio y la manipulación. Lo que inicia como un retrato con acento antropológico va derivando en un concentrado relato de terror. El encantamiento de la conciencia es un relato ambiguo e intrigante, que da testimonio de los merodeos, los vacíos, los enfrentamientos que existen alrededor de la búsqueda de la trascendencia.

El encantamiento de la conciencia forma parte de la sección México Ópera Prima de la edición 18 de DocsMX. Leonardo García Castilla platicó con nosotros sobre este ejercicio de psicodelia tenebrosa.

 

¿Qué te atrajo de Arcelia para hacer un documental sobre ella?

 Al conocerla experimenté muchas emociones. No es una persona sencilla; es impositiva. A pesar de eso, me atrajo su personalidad. No le tuve miedo y le respondía de manera directa cuando levantaba la voz. Ella apreciaba mi franqueza, y eso me motivó a querer documentarla. 

Me daba cuenta de su complejidad y sus contradicciones: ¿cómo una persona que se considera sanadora puede hablar de esa manera a la gente? Y en lugar de irme, la quise grabar. Entonces estudiaba cine y me interesaben los documentales. Estaba dispuesto a ponerme en sus manos. Tras un año logré establecer el primer contacto. Quería grabar un año completo, a pesar de las limitaciones de presupuesto. Sin embargo, al final, solo logré cuatro días de filmación. El documental narra la historia de un encuentro que no salió como se esperaba.

En algún momento consideré borrar el material. Sin embargo, el tema seguía intrigándome. Arcelia generaba cierto temor, lo que me hacía dudar de si debía seguir con el proyecto. Sin embargo, tenía un compromiso con ella para hacer esta película. Al final, todo se convirtió en una cuestión simbólica, entendí que negar ese compromiso me generaba ansiedad. Entonces replanteé muchas cosas: qué había capturado en la grabación, por qué me atrajo esta mujer, por qué quería documentarla, etcétera.

Finalmente me di cuenta que, si quería contar esta película, también tenía que incluir mi historia. Se convirtió en un ejercicio terapéutico para sanar esta experiencia. En mi opinión existen múltiples capas en torno a la vulnerabilidad y la violencia, en especial cuando las personas se enfrentan a alguien con dificultades y, en lugar de brindar ayuda, les transmiten sus imposiciones. La cuestión es que si tienes un vacío interior que desconoces, permitirás que cualquiera lo llene.

 

En El encantamiento de la conciencia también retratas a un grupo de personas que está a la búsqueda de las plantas enteógenas y cierto conocimiento trascendental. ¿Te planteaste en algún momento que estabas documentando a esta comunidad?

Soy parte de ese grupo social. Soy una persona curiosa y me gusta experimentar muchas cosas. En este ámbito he conocido a individuos de diversos estratos sociales, trasciende incluso las fronteras del país. Cuando grabé esto, aún no era tan popular. Ahora s e ha producido una explosión en la popularidad de retiros de ayahuasca, psilocibina y el consumo de hongos. Esta tendencia se relaciona la aparición de grupos que podrían describirse como sectas: gurús que organizan retiros en Tulum por cantidades exorbitantes. La búsqueda de respuestas se ha intensificado, debido al vacío que dejó la pandemia. Muchas personas buscan llenar ese vacío con estas experiencias. 

En este contexto existen personas que pueden ser charlatanas, de manera intencionada o sin darse cuenta. En el documental intento explorar esta cuestión. Arcelia proviene de un contexto violento, y hasta la fecha sigo preguntándome si actúa de manera premeditada, o si su conducta escapa a su control, sin que sea consciente del daño que puede causar.

 

El documentalista que retrata a una personalidad poderosa es el mismo que experimenta una jornada inquietante en una habitación de hotel. Encuentro interesante la evolución de este narrador. ¿Cómo trabajaste estas transiciones? 

Al inicio imaginaba una cámara no participante, un enfoque antropológico, al estilo de Nicolás Echevarría con María Sabina: mujer espíritu. Mi noción era que el director no debían figurar en la obra. Incluso les pedi que no me interpelaran, para lograr esa objetividad. Sin embargo, el acuerdo original se rompió y ya no sólo estaba allí para grabar, sino también para interactuar. Se rompieron varios acuerdos, lo que me llevó a plantearme si quería continuar con el documental. En un punto decidí que ya no quería realizarlo. 

Cuando retomé el proyecto tuve que replantear mi enfoque. Decidí tomar una visión más herzogiana. Pensé en hacer del documental una experiencia personal, en la que pudiera narrar lo que sucedió, cómo me sentí y qué reflexiones me surgieron. 

Recordé una frase de François Truffaut, sobre el cine del futuro. Reflexionaba sobre cómo la gente tendría mayor acceso a herramientas sencillas para hacer películas, y cómo estas se convertirían en diarios íntimos, para audiencias igualmente íntima. Esta película, en última instancia, surgió de la necesidad de relatar mi experiencia para poder trascenderla. Me puse frente a la cámara, no sólo como narrador, también compartiendo mi historia familiar. Esta decisión fue influenciada por conversaciones con amigos y maestros, en particular el maestro Juan Mora. Mora me presentó a documentalistas como Artavazd Pelechian y su estilo de montaje, donde el tiempo se convierte en una experiencia subjetiva. Esto me ayudó a darme cuenta de que no sólo podía ser el narrador que relata los hechos, también qué vacío buscaba llenar al acercarme a esta mujer. 

Al final, todas las etapas que atravesé como realizador me llevaron a escribir un diario como una forma de documentar mi experiencia.

 

 

¿Quién es tu público ideal? ¿A quiénes te gustaría que esta película llegara ? 

Estoy en paz con la idea de que esta película no es para todo el mundo. En realidad la hice para liberarme de una inquietud personal. Cuando se involucraron en el proyecto las productoras Yuli [Rodríguez] y Bárbara [Merlos], empezamos a discutir a qué público estaba destinada. Realmente yo quería subirla a YouTube y permitir que la vea quien quiera. Pero ellas me convencieron cómo tenía un valor más allá de mi proceso personal.

Hay varios niveles de interpretación. El más obvio está dirigido hacia aquellos que están en busca de experiencias con plantas enteógenas, que desean vivir una experiencia con un chamán, para advertir que es necesario tener precaución. 

El siguiente nivel se relaciona con el interés en el coaching y la espiritualidad new age, más allá de las experiencias psicotrópicas. El tercer nivel de lectura es el más complejo, y se dirige a una audiencia que reflexiona sobre la situación que lleva a la vulnerabilidad. Lo que ocurrió en esa habitación semeja una relación tóxica. Esta película puede servir como una reflexión sobre esos temas, no solo cuando se está siendo víctima, sino también cuando uno se encuentra en el papel del agresor. Sin embargo, entiendo que este nivel de lectura puede ser desafiante para aquellos que no están familiarizados con estos temas, y ver la película podría ser un reto.

 

El encantamiento de la conciencia, Dir. Leonardo García Castilla

 

¿A Arcelia le gustaria ver la película? ¿Qué diría sobre ella?

Claro que le va a gustar. Hablé con ella hace unos meses. Fui muy sincero con ella, le expliqué que no me interesaba volver a verla y que la película representa, paradójicamente, romper el vínculo. A pesar de ello, le dije que le enviaría una copia para que la vea. Estoy esperando que pase por festivales y una vez que ocurra, planeo enviarle un Blu-Ray. Esto sería el cierre definitivo del ciclo, ya que la película está escrita como una carta a Arcelia. No quiero ser un realizador hipócrita que sólo se aprovecha de su historia y no cumple su compromiso. Quiero cumplir con el espejo que originalmente prometí hacerle.

Creo que ella es muy consciente de sus ambivalencias. Mientras editaba, me di cuenta de que todo lo que hace en la habitación de hotel lo justifica antes. Creo que cuando vea la película, en el fondo podrá decir: "Sí, así soy". 

 

No quiero terminar sin el apunte de que le dedicas en la película a Julia Julieta, la otra cara de la moneda: una sanadora en un contexto diferente. Resulta un personaje importante en la historia. 

Ella me rescató de toda esta experiencia negativa. La película se la dedico a mi mamá, pero esto fue posible gracias a la experiencia que tuve con Julia Julieta. 

Aunque tiene un papel breve en la película, su autenticidad es innegable. Es una autentica “abuelita medicina”. Su tranquilidad frente a los nervios de Arcelia nos hace confiar en ella. Además, demostró lo poderosas que pueden ser las primeras impresiones para entender quién está sanando a otras personas y quién necesita sanarse. 

Esa noche me salvo cuando estaba profundamente afectado. Al día siguiente, me dijo: "Regresa a tu ciudad y luego ven si quieres." Y yo regresé después de dos meses para comer con ella niños santos, como le llama a la psilocibina. Fue una experiencia hermosa: fue como condensar diez años de psicoanálisis en una noche. Después de esa experiencia, estuve unos diez años sin consumir ningún tipo de honguitos, ni peyote, ni nada, porque la experiencia me dejó mucha tarea. Ahora estoy planeando regresar con una de sus hijas, porque quiero enseñarles la película. 

El encantamiento de la conciencia (México, 2023) Dirección: Leonardo García Castilla. Producción: Bárbara Merlos, Yuli Rodríguez, IMCINE, Leonardo García Castilla. Casa Productora: La Furia Cine, Malandra Films. Fotografía: Leonardo García Castilla. Edición: Leonardo García Castilla. Diseño sonoro: Omar Juárez.  Reparto: Arcelia Arteaga, Jorge German Ruiz, Julia Julieta Casimiro Estrada, Jorge H. García Navarro, Jorge David García, Elsa Colmenares, Eugenia Estrada, Silvia Alejandra Castilla Badilla.