¿Cómo llegó Rita a Kansas? ¿Cómo cruzó la frontera y cómo deambuló por tantos territorios hasta llegar ahí? ¿Por qué nadie hizo el esfuerzo de entender algo más que su rabia? La mujer de estrellas y montañas documental de Santiago Esteinou, revisa este caso de negligencia e injusticia que una mujer rarámuri en Estados Unidos, a finales del siglo pasado. La investigación evidencia ejercicios de racismo y violencia contra una mujer incapaz de comunicarse: una mujer a la que nadie se esforzó por conocer.
Pero la historia de Rita Patiño no se limita al caso legal: también es la semblanza de una mujer rebelde y transgresora, que podría haber sido hechicera, o partera, o vagabunda: las andanzas de Rita Patiño forman parte de una mitología reciente de la cultura rarámuri. Un misterio su errancia, su soledad, su fortaleza para escabullirse y ser autónoma, aun a pesar de caminos u hospitales.
La mujer de estrellas y montañas estrena el 25 de abril en salas de México. El documentalista Santiago Esteinou compartió su ejercicio de comprender este enigma, legal, lírico, errante, que fue Rita Patiño.
¿Cómo llegó contigo la noticia sobre Rita? ¿Y cómo decidiste que funcionaba para un documental?
Un amigo me regaló un libro sobre corredores rarámuris, que en algún momento habla de una mujer tarahumara, con sus faldas nativas, que fue descubierta en las calles de un poblado de Kansas, y que estuvo internada en un psiquiátrico durante doce años, porque habían confundido el rarámuri con un balbuceo.
Empecé a buscar todo lo que pudiera estar relacionado. En Google encontramos algunos periódicos y además tenía acceso a una plataforma de búsqueda llamada Lexis Nexis, en la que puedes consultar documentos jurídicos de Estados Unidos. Conocí la obra de teatro de Víctor Hugo Rascón Banda La mujer que cayó del cielo y que se basa en la misma historia; conocí a Luisa Huerta, quien interpretó a Rita y ella nos guió durante la investigación.
Anais Flores, la productora ejecutiva, averiguó dónde estaba Rita y nos fuimos a Chihuahua para hablar con ella. Al inicio no estaban totalmente convencidas, pero cuando regresamos a trabajar con ellas se convencieron porque dijeron que otros equipos les habían dicho lo mismo y no volvían.
¿Cómo fue tu relación con Rita en el proceso de crear el documental?
Ella no había ido a un cine antes, su conciencia sobre él era limitada. No tenía un conocimiento previo sobre lo que es ir al cine y cómo funciona. Pero ella estaba consciente del trabajo que realizamos y estaba cómoda la dinámica.
Nosotros buscamos acercarnos con ella por medio de consentirla o de ser atentos con ella y su sobrina; por ejemplo, compartimos comida y tuvimos buenas pláticas también.
Algo fascinante de Rita es su temperamento transgresor. Practica la herbolaria, se dice que es hechicera, quizá mató a un hombre; hay gente de su comunidad que la aprecia y otros que mantienen cierto recelo. ¿Cuál es la personalidad de Rita, este personaje parece punk?
Nosotros estábamos clavados en el asunto legal: cómo fue su llegada al hospital, cómo la encontraron en una iglesia, aunque otras versiones decían que la habían encontrado en la basura, buscando comida.
Estábamos muy clavados en la parte norteamericana del caso y en el proceso nos fuimos dando cuenta que la vida de una persona no es nada más un acontecimiento, que es mucho más compleja y que Rita era una persona rebelde, una personalidad transgresora en todos sentidos.
Incluso, a sus 83 años, cuando se enojaba decía: “yo ya me voy a ir de aquí, me tienen harta”. Era de temperamento fuerte. Esas cosas no las tienes pensadas y el documental te cambia.
En La mujer de estrellas y montañas hay tres formas distintas de contar la historia: un documental periodístico, que se centra en la historia de Estados Unidos; un documental apegado a la comunidad rarámuri, que da testimonio del último tramo de vida de Rita, y la recreación en ficción de Rita Joven, ahí te apoyas en Ángeles Cruz y haces un ejercicio de lo que pudieron haber sido sus andanzas antes de llegar a Kansas. Implica tres posturas distintas del director, respecto al documental que quiere filmar.
Lo primero que encontramos fue la parte periodística, pero no fue lo primero que filmamos. Lo primero fue la vida de Rita en Chihuahua con su sobrina, que la cuidaba en un contexto social muy difícil, de escenarios de violencia muy complejos.
Después decidimos ir a Kansas, a hacer la parte periodística. Buscamos a las personas involucradas en el caso, localizamos documentos en las cortes, por azares del destino conocimos a la persona que estuvo involucrada en su detención, que posteriormente había sido juez en Kansas.
En ese proceso murió Rita y nos faltaba, una parte importante. Ahí se sumó Ángeles Cruz al proyecto. Y toda esa parte de recreación, que dices que hay un cineasta de ficción, en realidad eran Ángeles y el fotógrafo Axel Pedraza, que hacían lo que ellos querían. El mérito de esas secuencias es fruto del talento de Ángeles y Axel, que agregaron una parte creativa muy importante.
¿Encontraste dificultades para tu investigación en Kansas?
Recibimos muchos portazos, el psiquiátrico donde estuvo internada Rita se negó a platicar con nosotros y después, aunque intentamos localizar al personal del hospital, no tuvimos éxito. Hubo una excepción con una enfermera, sin embargo nos pidió que garantizáramos que su pensión no se afectaría por motivos de confidencialidad, y eso fue complicado, porque no había garantía alguna por parte del hospital, ya que no se querían evidenciar las negligencias.
La ventaja fue que en Estados Unidos puedes solicitar el papeleo de cualquier caso y es fácil solicitarlo, eso nos impulsó a seguir. Al final reunimos mayor información documental que personas o testimonios que se pudieran añadir al trabajo.
¿Cómo se relacionó la comunidad rarámuri con el documental?
Siempre que se vea cualquier crew de grabación va a llamar la atención; si estás en la Ciudad de México incluso podrían preguntarte: “¿qué haces?”; la gente siente curiosidad por saber si es un trabajo para la televisión o el cine.
En la sierra sucede lo mismo, las personas quieren saber si haces algo para los medios. Aunque sea lejana su comunidad puede que tengan acceso a internet y en ocasiones desean dar a conocer lo que sucede en su entorno. Al menos, desde mi experiencia, me di cuenta que una cámara de celular si la conocen y saben del trabajo que se genera en medios de comunicación.
Concretamente las regiones que visitamos fueron la comunidad Porochi en el municipio de Urique en Chihuahua.
¿Cómo mira la comunidad rarámuri a Rita?
Platicaba con un amigo que se dedica a publicar historias rarámuri, ambos entendemos que son historias y enseñanzas de vida que enriquecen el imaginario de la comunidad.
La historia de Rita es ejemplar y fascinante. No sé si la palabra es heroico, pero un personaje de leyenda. Se le tenía respeto, es muy conocida en Chihuahua y todo mundo tiene su propia versión del asunto.
Nosotros somos otro más que tenemos otra versión. Porque la versión final la tendría Rita, y algunos secretos seguramente se los llevó a la tumba.
Habrá dos formas de ver tu película: quienes la revisen desde el lado de derechos humanos y la gran injusticia que vivió Rita Patiño en Estados Unidos, pero también desde la biografía de una mujer aguerrida y enigmática.
Yo a veces soy de un equipo y a veces del otro. Es parte de la complicación de hacer esta película y de editarla. Buscabas una cosa con unos ojos y la vida te daba otra mirada. Eso enriqueció a la película. Hay días que amanezco y digo: “¿cómo es posible que nadie haya buscado la manera de hacerla regresar a México pronto? Pero otras veces amanezco pensando que Rita era enigmática. Su canto, por ejemplo, su forma de cantar era un enigma muy poderoso.
La mujer de las estrellas y las montañas. (México 2022). Dirección: Santiago Esteinou. Producción: Santiago Esteinou, Sofía Maciel, Ángeles Cruz, Anais Flores, Juan José González Torreslanda y Sebastián Voces Villafaña. Compañías productoras: Hoomanz Productions. Distribuidora: Piano. Fotografía: Axel Pedraza. Diseño sonoro: Pablo Fernández Murguía. Guion: Santiago Esteinou y Javier Campos. Elenco: Rita Patiño, Juana Osorio y Ángeles Cruz.