‘Norte’ de Natalia Bermúdez: encuentros catárticos con Rodrigo

¿Cómo empezaste a concebir la historia de Norte? 

Somos tres hermanos, yo soy la menor. La vida de Rodrigo ha estado plagada de problemas desde que éramos pequeños. Yo estaba en la especialidad de Fotografía en el CCC y decidí cambiar a Dirección, donde hice una historia que conectaba con mi propia vida. Ahí exploré la vida de una niña con su hermano. 

Justó entonces mi hermano tuvo un problema grave, fue arrestado por llevar drogas, el mismo día que ocurrió la tragedia de los normalistas. Esto marcó un punto de inflexión.

Hice ejercicios de fotografía en Iguala, capturé imágenes que entrelazaban la historia de los normalistas y la vida de Rodrigo. En el documental, mi hermano se convirtió en un personaje fascinante debido a su carisma. Aunque algunos pueden no apreciarlo, su singularidad lo hace intrigante para mí.

¿Cómo llegas con él y le dices, “oye, voy a hacer un documental sobre ti”? Desde el principio Rodrigo fue claro. Me dijo: "Claro, filmemos" y siempre tuve un gran reto en la película, mostrar su otra parte, no la extrovertida que él muestra. Al final, no me importa esa parte, no quiero retratar a un tipo encantador. 

Hay una escena clave, cuando su novia le dice: "Rodrigo ¿por qué crees que Natalia quiere hacer esto? ¿Acaso Natalia te dijo que quiere ver cómo es un drogadicto?" Y Rodrigo responde: "Claro, eso es lo que ella quiere ver”, y eso genera la estructura de la historia. 

Hay dos momentos en la película donde Rodrigo expresa hacia dónde va la historia, uno al inicio y otro hacia el final, donde me dice: "yo creo que tiene que ver con cómo tú quieres ver nuestra relación y cómo te extraño a veces". Fue una sorpresa: yo siempre digo que Rodrigo escribió la historia al final, porque él iba decidiendo lo que iba a pasar. Y decidió que se iba a ser una película donde él se recupera. 

Yo no creía en las películas catárticas y Norte me enseñó muchas cosas; no es que haya salvado a mi familia, porque la salvación y las adicciones son una lucha constante, un trabajo diario. 

¿Cómo te percibía la familia mientras llevabas la cámara contigo? ¿Cómo se relacionaba contigo como documentalista? 

Somos una familia disfuncional, pero les agradezco mucho por Norte, porque fueron ultra generosos. Nunca hubo problemas porque yo filmara, al menos no con la familia nuclear. 

Cuando me fui a filmar en otro lado, en momentos se desesperaban de que estuviera con la cámara, había una especie de interrogante, sobre todo con la familia extensa. Siempre existía ese cuestionamiento sobre por qué estaba filmando. 

Quise plasmar eso en la escena de Navidad, donde me decían: "No seas vulgar, guarda la cámara. Esto se vive, no se filma". En ese momento estaba haciendo la película para mí y la familia representaba de alguna manera el norte. Rodrigo lo mencionaba, él quería ir al norte con la familia para encontrar su rumbo, justo de ahí surge el título de la película, porque al principio se llamaría “El niño”, pues Rodrigo desde muy joven se metía en problemas.

Me decidí por Norte, porque ir al norte no solo representaba una búsqueda para Rodrigo, sino también para mí. Era una especie de sanación, lo relacioné con encontrar tu norte, que al final es lo que Rodrigo busca. 

Quería preguntarte si tanto Rodrigo como la familia ya han visto la película y qué te han comentado. 

Mi mamá vio la película sin permiso un día. Mi editor y yo no teníamos mucho dinero yu no queríamos pagar Vimeo Pro, entonces decidimos subirla a YouTube; mi editor me dijo que había una forma de compartir el enlace para que sólo algunas personas pudieran verla, pero una de mis tías me buscó en Internet y encontró Norte. Le comentó a mi mamá: "Ya ví el documental de Natalia, qué fuerte". Mi tía le pasó el enlace a mi mamá, quien sin permiso decidió verla.

Mi mamá estaba llorando y muy afectada. Tuve que sentarla y decirle: "Mamá, es una película de amor". Y aunque es extraño, sí lo es. Descubrí durante el proceso que era una película de amor, pero también me di cuenta de que el amor era la única respuesta. 

Mi papá también la vio. Él es un ser muy extraño, no me dijo mucho. En cuanto a Rodrigo, hemos tenido conversaciones, sabe todo lo que está en la película. Hay un momento en la película, en el avión, donde parece que Rodrigo no sabe que la cámara está grabando, pero al final me di cuenta de que Rodrigo siempre sabe cuándo la cámara está encendida. La última frase que me dice en la película es: "Apaga la cámara, con el foquito rojo no puedo llorar a gusto". Esa era su forma de decir que siempre sabía cuándo se estaba filmando.

¿Qué te significa mostrar Norte en el GIFF?

Con los festivales nunca me va muy bien porque no encajo en la temática de moda y nunca voy a escribir para estar dentro de dicha temática. Voy a crear las cosas que a mí me importan, y esto es muy importante. 

Me he dado cuenta de que en todas las familias hay adicción. Es un problema más grande de lo que se ve, pero es tan silencioso que no lo notamos. El alcoholismo está brutalmente aceptado y lo que ha pasado con la película es que llega a las personas y les genera catarsis.

El GIFF se me hace un festival muy chido, eligen proyectos con mucho corazón. Además, cualquier persona puede entrar, no existe esa elitización de los festivales, y qué mejor manera de saber qué onda con tu película a que la vean diferentes tipos de personas. Me emociona mucho estar en la sala y ver cómo la gente la percibe. No solo la gente del cine, sino también personas que no están tan involucradas en el medio. 

Mi familia va a estar ahí, mi mamá, mi papá y mi hermano. Esta película es de ellos también, la hicimos juntos al 100%, al punto de que Rodrigo agarraba la cámara. Nos abrimos todos aquí y eso me parece muy bello y valioso. 

*Colaboración de Rubén Navarrete.