Passarinho, cortometraje de ficción de Natalia García Agraz, es una comedia que en doce minutos habla de ser madre, ser amiga, amar el futbol, chocar un auto y muchas más cosas, con el asombro y el sobresalto de personajes que descubren el mundo, de cineastas que descubren el humor. Y el resultado es tan festivo como enérgico: una pieza breve que sabe contener la alegría de los años con sol.
Passarinho se estrenará en dos espacios importantes: el Tribeca Film Festival y el Festival Internacional de Cine en Guadalajara. Su directora nos contó de la locura de filmar un relato adolescente en un estadio; de agregarle, además, un humor que le sale natural.
Esta es una historia que contiene un elemento autobiográfico, ¿De qué manera se traduce una experiencia de vida a un guion?
La anécdota original es muy chistosa, incluso tuve que quitar cosas que pasaban, hubo que depurarlo para un corto de diez minutos. Se ficcionaran muchísimas cosas, los personajes son de la vida real pero a través del proceso del guión y del casting se transformaron. Pero la esencia de la anécdota, sí era muy cómica. Eso fue lo que más se mantuvo: la comedia de lo que pasó en la vida real.
La primera menstruación suele ser un tema sensible, más si lo cuenta una mujer, pero tú lo traduces en comedia. Me parece muy afortunado contar con humor esta historia que muchas veces se maneja como una tragedia.
Cuando me pasó, creí que era la tragedia más grande del mundo. Pero mi mecanismo de existencia es la comedia. Al hacer este cortometraje se volvió un evento cómico y una carta de amor a las personas que me acompañaron en ese momento. Fue como buscarle la comedia a algo que muchas veces es muy solemne.
En un cortometraje de solamente doce minutos los acontecimientos escalan constantemente y son sorpresivos ¿Cómo construyeron estas escenas?
Fue un gran reto con el coguionista, Gerardo Lechuga. Primero escribimos un guión muy largo, con muchos giros que para mí eran importantes; pero sí hubo un punto, incluso en la edición, que no sabía si iban a funcionar tantas cosas. Fue un reto irlo acomodando, pero la historia también pedía estos momentos de acción. Fue difícil tanto en la escritura como en la edición, que es como otra escritura, acomodarlo con un buen timing para que tuviera picos y pausas, y que al final el clímax funcionara.
Tienes varios retos de producción en Passarinho: hay un choque, un estadio lleno, un juego de futbol: muchas cosas para una pieza de doce minutos. ¿Cómo enfrentaron estos retos?
Fue una locura. No nos llenamos de extras ni GPI ni nada. La solución más orgánica fue grabar dos partidos de futbol reales y meter a nuestros personajes en este escenario.
Teníamos 90 minutos para filmar ciertas escenas y teníamos que estar súper concentradas. Las actrices son increíbles, estaban al pie del cañón y el crew también. Lo más complejo era un escenario que no podíamos controlar: la gente pasaba, se metía a cuadro, saludaba a la cámara. Hicimos una estrategia para detener a la gente y poner a las chicas a actuar. También el sonidista se súper rifó porque casi no doble nada, es mucho el sonido original.
Fue muy emocionante el reto para todos, se sentía la adrenalina de que estábamos haciendo una locura.
Las actrices que trabajaron contigo fueron maravillosas en cámara ¿Cómo se sumaron a la historia?
Con Camila Robertson ya tenía contacto por algunos trabajos realizados en el CCC; después se agregaron Naomy Romo como la madre e Isabella Patrón como la amiga.
Se subieron al barco y les explicamos cómo lo íbamos a hacer. Tuve mucha suerte con Daniela Mosca, la productora, una persona increíble, súper profesional y también una loca, quien me ayudó a conseguir un estadio. Al final hicimos un crew muy bonito, a pesar de que había mucha presión para lograr ciertas cosas.
Era muy divertido lograrlo, como un juego para resolver.
Recordaba que tu cortometraje anterior, El último romántico, ocurre en un boliche; ahora Passarinho lo cuentas en un estadio. ¿Por qué los espacios deportivos y de entretenimiento?
Es coincidencia que se desarrollen las historias en lugares deportivos. Por ejemplo, en El último romántico queríamos que fuera en un McDonald’s, pero no era una locación fácil de conseguir, al final logramos que nos dieran espacio en un boliche.
Otro cortometraje mío que se llama Una revolución sucede en un call center. Podría decirte que son espacios en los que procuro que el personaje se desarrolle de forma específica.
Creo que tienes gran conciencia del tempo en la comedia. Reconoces perfectamente cómo crear una situación, cómo debe caer el gag, me parece de una riqueza tremenda.
La comedia es mucho el tempo. El guión tenía un tempo y al montar las escenas pasaban cosas distintas. Donde más trabajé fue en la edición. Ahí era probar cosas, quitar escenas, volver a montarlas, dónde caen las elipsis. Todos me preguntaban por qué tardaba tanto si el corto dura doce minutos, yo les decía, “todavía no encuentro cómo quiero que caigan las cosas.” Siento que en la sala de edición se define el tempo de la comedia. Ciertos chistes que me gusta hacer ocurren por montaje. Fue probar si funcionaba, un estira y afloja.
Hay quienes dicen que una película se vuelve a hacer en el montaje, tú lo haces más específico cuando afirmas que en el montaje se logra la comedia: una buena lección saber que la sala de edición es tu mejor aliado,
Incluso puedes quitar toda la comedia y volverlo otro género, es cuestión de explorar. Para mí no existe ninguna fórmula: por más que tuviera en el guión algo que quiero que sea chistoso, luego lo montaba y no era chistoso y tenía que cambiar la idea y reescribir ahí.
Passarinho estará en dos festivales importantes: El Festival Internacional de Cine en Guadalajara y el de Tribeca en New York ¿Cómo te sientes al respecto?
Super feliz, como todo mi equipo. Este corto lo hicimos en 2019 y desde esa fecha hemos luchado por tener su estreno. Ahora que se presenta en estos dos festivales nos hace sentir muy bien y bastante agradecidos.
Passarinho. México 2024). Dirección: Natalia García Agraz. Producción: Daniela Mosca Steinhauer. Guion: Natalia García Agraz, Gerardo Lechuga. Fotografía: José Grimaldo. Sonido: Diseño sonoro: Christian Giraud. Elenco: Camila Robertson, Isabella Patrón, Naomy Romo, Anthony Mawena Kokou.