Todo cambia cuando deben emprender un viaje iniciático para buscar la cabeza de su ancestro, justo el mítico Pancho Villa. Los hermanos Arámbulas deben salir de la seguridad de su rancho y enfrentar la inhóspita ciudad de Chihuahua. Lo que sigue es tan épico como ridículo.
Con Patitos feos, Mauricio Chernovetzky apuesta por una comedia naive, absurda, que hace suyos temas como la Revolución Mexicana, los contrastes entre la vida rural y urbana, los vínculos fraternales o los beneficios de tomar leche directamente de la ubre de las vacas, para llevar al espectador a un territorio de desconcierto, ironía y de pronto, carcajadas.
El humor surrealista de Patitos feos participa de una escuela desperdigada pero consistente, en la que puede encontrarse el cine independiente de John Waters, el más temprano de Ari Kaurismäki o los momentos insólitos de Buñuel o Los Polivoces.
Es una película que a me sorprende mucho, no creo que haga otra película así porque generalmente mi tono es diferente. Para mí fue una manera de liberarme de muchas cosas. Estudié cine en Polonia y en California, regresé a México y tenía varios proyectos buscando fondos, con esa frustración que muchos cineastas experimentan.
De ahí vino esta idea de algo que aprendí en Estados Unidos, este cine independiente que viene desde Warhol hasta John Waters, y otros cineastas que no tienen recursos para hacer una película y entonces descubren que sólo te queda la imaginación, la creatividad, la improvisación, el juego.
En México llegaron unos amigos, los actores de la película. Los vi a los tres juntos y noté que parecen hermanos: los tres altos, norteños, montan caballo, han tenido experiencias que yo no he tenido. Empecé a imaginar qué pasaría si hacemos algo inocente, pero en vez del show de ser rebeldes, jugar más con la inocencia.
Escribí un guión fantasioso y caricaturesco, pero también tiene un elementos de documental, algo muy extraño. Teníamos la idea de Pancho Villa y de recrear la cultura norteña, encontrar esos hilos para crear algo absurdo y también con las influencias de cine independiente pop, en el sentido de que juegas con imágenes estereotipadas y creas algo subversivo, en el sentido de que no estamos cayendo en estereotipos, sino que los usamos para explorar otras cosas.
La idea era darle su lugar a los actores. Fueron quince días locos, sin dinero, que encontramos una yegua, disfraces, y jugamos con todo eso. El argumento es muy sencillo: tres hermanos cuarentones que no tienen idea de cómo funciona la realidad afuera de su rancho, una abuela gringa que vive con ellos y les platica de sus amoríos con Pancho Villa, esta mitología en la que viven y que necesitan para mantener a su mundo en los parámetros de su imaginación.
Cada personaje tenía mucha libertad. Por ejemplo, Giancarlo (Ruiz) improvisó muchas cosas, él tiene experiencia en teatro, entonces jugamos con ciertas ideas de su personaje, que es el líder. Luego, el personaje de Checo (Rubio), esas botas rosas yo las había usado en una película estudiantil, se las llevé para que las usara. Y sabía que a Luis (Deveze) le gustaba cantar, entonces era darles esta oportunidad de jugar con su talento. Desafortunadamente, la abuela gringa falleció un poco después de la película. Era una mujer extraordinaria, una pintora que vivió más de setenta años en Chihuahua, era la abuela de Checo.
Te podría decir que hay cuatro patitos feos, ellos tres y yo. Yo tenía claro que estaba dirigiendo pero también, de alguna manera, asumía un papel que a lo mejor no hubiera asumido en otra ocasión. De hecho soy muy contenido, vengo de la escuela polaca; sin embargo, aquí era celebrar algo distinto.
Por un lado estaba dirigiendo, por otro pensaba que la película está hecha por un patito y fue encontrar ese lado mío que no había encontrado por muchos años, porque soy una persona más rígida, metódica y cerebral. Ese patito tenía que descubrir cosas que no son lógicas a veces, que puedes perderte en el momento, dejarte ir, soltarte.
Para entrar al tema un poquito filosófico, estamos viviendo tiempos difíciles porque hay mucho control, mucho miedo de qué debes expresar y no nada más en lo ideológico o político, también en términos de los algoritmos, de Netflix y la manera en la que se tienen que contar las historias.
Yo quería romper estos algoritmos y eso se volvió mi manera de enfocarme. A veces los gags son construidos en un laboratorio para llegar al momento preciso y aquí no era eso, era encontrar un pedazo raro y redondo de una cosa y volverlo un gag visual que se mueve de un lado a otro en la pantalla. Todo es elástico, no hay efectos visuales y si los hay, intencionalmente están hechos medio chafas, para recordarnos que el juego es lo más importante. Hay momentos en que siento que me pasé pero ese no era el punto, sino ser audaz y a veces, hasta cagarla. Tomar riesgos y eso es lo que para mí celebra la película.
Siento que es algo que aportaron los mismos actores, es inevitable que expresen ese tipo de referencias o inspiraciones, son esas experiencias hasta de ver películas de niños. Siendo totalmente sincero, mis referencias son más de cómo hacer una película independiente con este cine más norteamericano, pero también de Kusturica, Pasolini y un poquito de Jodorowsky.
La película que más me impactó en la vida, que no tiene mucho que ver con ésta, fue El ángel exterminador de Luis Buñuel, quien ha sido una figura muy importante para mí, porque entre más crecía más entendía su humor. Patitos feos era traer esas sensibilidades, pensar que el cine puede hacerse de muchas maneras y eso me ha ayudado con los proyectos que he realizado después, porque ya tengo otros dos proyectos en postproducción.
La película juega con lo absurdo y este de cine no se hace por dinero o por éxito, se hace para celebrar la pasión. Esta película no la puedo imaginar como una comedia comercial y del otro lado tampoco puedo acomodarla; quizás si estuviéramos en los setenta o en principios de los ochenta, pero en el ambiente actual no cuaja con el cine de arte o de festivales.
No me considero un director de comedia, por eso estoy muy orgulloso de haber logrado esta película, porque siento que fue una manera de romper con muchos esquemas y de divertirmeñ Lo que más quiero es que cualquier persona que vea la película pueda encontrar ese encanto de la inocencia, regresar a ver las cosas de otra manera, sin estar preocupados de lo que dirán. Patitos feos la estamos haciendo porque la pudimos hacer y ese es un argumento válido para mí.
Patitos feos me ha enseñado a resolver las cosas y a acudir a la creatividad, que si no se pudo lograr algo, a lo mejor el camino te lleva a otro sitio. Soy uno de los patitos, porque si ves la historia, es una trama donde hay una búsqueda, donde los personajes, entre más estén conectados con su corazón, con su inocencia, más fácilmente van a encontrar el tesoro. En vez de estar luchando con lo que podía haber sido, debes ver lo que está enfrente de ti y la realidad se vuelve mágica.
En la edición he encontrado como resolver cosas que nunca había pensado que existían, para mí se ha vuelto de las satisfacciones más grandes. En esta película aprendí la improvisación, la ligereza. La última película que hice se llama Sacrificios y Checo Rubio, uno de los actores, me dijo: “tú la llamaste Sacrificios y sí ha sido así”, porque ha sido pesada, muy fuerte temáticamente, psicológicamente desgastante, porque es una película muy personal. Pero por algunos momentos puedes recordar que estás contando una historia y que puedes encontrar una manera de soltarte y divertirte, de gozar del proceso. Sin duda, personalmente me ha ayudado mucho esta experiencia.
Patitos feos (México, 2020). Dirección y Guión: Mauricio Chernovetzky. Argumento: Mauricio Chernovetzky, Giancarlo Ruiz, Luis Deveze y Sergio Rubio. Fotografía: Jesse Aragón. Productores: Mauricio Chernovetzky, Ernesto Martínez Arévalo, Jessica Villegas Lattuada. Compañía Productora:
Balthus Films. Reparto: Giancarlo Ruiz, Luis Deveze, Sergio Rubio