Mateo lleva 15 años viviendo en San Luis Potosí, cuando su madre muere regresa a la Ciudad de México para cerrar viejos capítulos con su familia. Entre ellos, la relación tormentosa con su padre y su hermano Estanislao, un ser perturbador con cara de pájaro y cuerpo hecho de retazos de tela.
Si en su ópera prima Distancias cortas Alejandro Guzmán hacia una celebración de los personajes marginados y sus intentos de pertenecer al mundo, en Estanislao el ser marginal se convierte en un espejo que atestigua el tormento de quienes vivimos en la aparente normalidad.
Pero además, Estanislao es una película de la precariedad y el abandono, y también una historia de penumbras, retorcida, que se acerca y distancia del género de horror. Con una idea sobrecogedora: el verdadero horror somos nosotros mismos, mientras no enfrentamos nuestros fantasmas.
Estanislao se presenta en Ahora México, la sección de películas nacionales de Ficunam 11.
De Distancias cortas a Estanislao te mueves dramáticamente de género. ¿De dónde viene el interés de cambiar de tonos y estilo de historias?
Distancias cortas fue mi primera película, era muy de industria norteamericana: tienes un texto y transformaa la realidad para adecuarla a tu visión como director. Yo quería hacer lo contrario: adecuar el proyecto que tengo a la realidad que tengo. Fue trabajar con algo mas vivo y más salvaje. Había un guion que seguíamos, pero también la libertad de trabajar con algo vivo. Por ejemplo, en Estanislao había cosas marcadas, él había crecido en una casona vieja, el papá era sastre, y de pronto apareció este lugar, una fábrica de telas y pensé: ¿por qué no aprovechar este magnífico lugar? Los personajes desarrollan su vida ahí y cambias el sentido original, le das nueva identidad a la película. Era una especie de reto, cambiaron diálogos, murieron personajes y era como ir descubriendo la película mientras se estaba haciendo, un proceso que disfruté mucho y también lo sufrí un poco, porque evidentemente siempre está la incertidumbre de lo que vas a sacar.
Uno de los puentes entre Distancias cortas y Estanislao es la guionista Itzel Lara, ¿cómo fue esa relación director-guionista para esta nueva película?
A mí me gusta el mundo de Itzel, he visto sus obras de teatro y me siento identificado. Tenía ganas de hacer una película de monstruos, ése fue el génesis. Había leído el cómic Ombligo sin fondo de Dash Shaw, donde uno de los personajes es un niño-rana y nadie reparaba en eso, lo importante era el melodrama alrededor de su familia, que estaba atravesando un divorcio. Con esa idea Itzel empezó a construir Estanislao. Al principio era un niño-rana, eso fue literal. Entonces llegó La forma del agua de Guillermo del Toro y desechamos ese tipo de monstruo, se transformó en un insecto, en un hombre que sufría alopecia, y finalmente llegamos a Estanislao: lo conformamos con el entorno que estábamos planteando: si era una fábrica de telas, Estanislao estaría formado por esta retacería de telas y tendría esta forma de pájaro.
Es una propuesta cercana al terror, en la que no sabemos bien qué nos horroriza. No motivas el susto obvio pero está el malestar a lo largo de la película.
Me fascinan las películas raras y tenía ganas de hacer una película que fuera rara. No considero a Estanislao como una película de terror, tampoco es un melodrama, es una mezcla extraña. También sé que no es una película de fácil acceso, en el que sientes la mano del director o el guionista. Yo quería huir de las muletillas de los realizadores. Me pensaba como el documentalista de una ficción, que hay una historia y llegas con tu cámara y registras esos momentos, tomas retazos de vida y tratas de darles un sentido. Quiero que el público participe activamente con la película, que pueda irse construyendo la historia a partir de lo que está viendo.
Mi impresión es que sí hay un ejercicio de géneros, que son tan fuertes el horror como el melodrama, pero al fundirlos también estás rompiéndolos.
Es la búsqueda. Dicen que todos los monstruo tienen una metáfora, alguien me preguntó cuál es la de Estanislao y para mí es un monstruo muy personal, tiene que ver con la familia, el miedo a tus pendientes con la familia, a enfrentar esos seres que fueron tus padres. Mateo regresa a México para lidiar con la muerte de su madre, con un hermano que prácticamente no conoce y un padre con quien tampoco tiene mucho contacto. Ése es el monstruo: la familia que te ama y los amas pero que también tienen estos esqueletos dentro del clóset.
Estanislao es un personaje encerrado, imposibilitado de salir, los personajes que lo rodean están influidos por esta anormalidad, ahí coincide con Distancias cortas.
Ahí está la mano de Itzel: este personaje solitario, grande, aislado. En algún momento hablamos y le dije, “yo no quiero volver a hacer Distancias cortas, vamos por algo nuevo”, pero es inevitable, las referencias están ahí.
Estanislao habla de una familia desintegrada, para que funcione necesitas de unos actores buenos y ahí vienen Raúl Briones y José Concepción Macías. ¿Cómo trabajaron contigo?
Raúl es uno de los grandes actores de su generación. Cuando hacíamos el casting habré visto a todos los de su edad en la Ciudad de México, y desde la primera vez que lo vi actuar hallé este talento innato de la actuación que no puedes evitar quitarle el ojo, disfruté mucho trabajar con él. Con Chon, José Concepción, fue el último que casteamos, tiene una cosa muy auténtica que me fascinó de su persona, y hacía click con Raúl, funcionaban como padre y como hijo a pesar de que físicamente no se parecen. Son actores generosos, pusieron cosas personales para los personajes y eso le da un valor especial a la película.
¿Qué te parece estrenar en FICUNAM, cómo ves esta participación?
Sé que el carácter del festival es particular y que le apuesta a nuevas narrativas. Haber quedado seleccionado habla bien de la película, porque es justamente lo que buscaba desde un principio, abordar la película desde otro lado, experimentar, y el público de Ficunam está hambriento de este tipo de cine. Creo que es un festival no es sólo para gente que le gusta el cine sino un poquito más, que está realmente clavado y le interesa y es como un vicio, la verdad es que estoy muy contento.
Estanislao (México, 2020). Director: Alejandro Guzmán Alvarez. Fotografía: Alfredo Altamirano. Edición: Juan Manuel Figueroa, Yibran Asaud Mujica. Música: Giorgio Giampa. Sonido: Guido Beremblum, Gerardo Kalmar. Dirección de arte: Daniela Schneider. Compañía productora: Animal Tropical Cine. Reparto: Raúl Briones, J. Concepción Macias. Guion: Itzel Lara. Productor: Mariana Monroy.