Esto ocurre con Mateo, Belén y María José, quienes además deben viajar por el campo uruguayo para concretar la venta de la casa paterna. A bordo de un pequeño auto rojo confrontan sus personalidades diversas y reconocen a esos extraños en los que se han convertido.
Años luz, película de Joaquín Mauad, es un road movie que explora los claroscuros de ser familia. Una historia que viaja por la carretera y los recuerdos, y que desde la extrañeza que comparten los hermanos, buscan algún punto de contacto que tienen en los recuerdos, en la niñez.
Años luz, película uruguaya con una fuerte participación mexicana a través de Benuca Films, tendrá su estreno en junio, en salas comerciales del territorio mexicano. A propósito de esta exhibición, platicamos con Joaquín Mauad sobre cómo se hace una películas sobre familia y carreteras en el interior de un viejo auto rojo.
¿Cómo creaste la historia de Años luz?
Esta película la escribí con Gabriel Gómez Villanueva, teníamos la consigna de hacer un road movie familiar. A partir de experiencias nuestras con nuestra familia y nuestros hermanos, y cosas más íntima y personales las repartimos en estos personajes. Una de las complejidades era que los tres hermanos tienen cierto protagonismo, no hay momentos en la película en los que uno tiene más peso que otro, pero está bastante equilibrado.
El road movie tiene una estructura a la que podemos adaptar distintas historias, puede ser comedia, melodrama, thriller, en tu caso lo usas para contar una historia de familia. ¿Qué te parece interesante de este formato?
Tiene que ver con el movimiento del cuerpo y las emociones. Estos personajes se desplazan y para eso necesitamos personajes contenidos, encriptados, distanciados entre ellos. Jugamos con la lejanía y la cercanía emocional, lo ponemos en un escenario donde algo se está moviendo.
Es jugar con hermanos distanciados, que se tienen que meter adentro de un auto para viajar al origen de de su infancia, a ese pasado y esos recuerdos donde estaban unidos, pero que ahora se encuentran en un presente muy distinto.
Me parece interesante cierto pronunciamiento sobre las estéticas que propones en la película: Mateo escribe poesía que para él es un espacio íntimo de reconocimiento; mientras Belén se ufana de trabajar en un lugar de España donde conoce artistas que según ella, “tienen cosas que decir”. No sé si proponías una estética personal desde esta confrontación.
Esta confrontación empieza con un primer encuentro entre algo tan importante para Mateo, que lo ve desde un lugar distinto al de Belén. La gente hace arte por diversas razones, hay gente que lo hace por la plata, y quienes lo hacen por una necesidad, con otra convicción. También está qué tipo de arte haces y para quién.
Me parecía divertido que Mateo la confronte, porque el enfrentamiento se da en ese diálogo, pero no llega a una discusión. Se cuidan porque al mismo tiempo se acaban de reencontrar. Esa escena funciona como un reflejo de su relación, es el punto de partida del viaje. Conforme avanza la película se va dando la transformación de los personajes, su forma de pensar, en relación a lo que piensan los otros.
¿Qué puedes contar sobre cómo trabajaste con tus actores?
Son actores uruguayos, viven aquí por Montevideo. A Federico lo conocía antes que a Virginia. También habíamos hecho un corto con Virginia, donde aparecía solo su voz, porque era un corto donde filmamos con una grabadora de teléfono.
A mí me gusta mucho la actuación. Además del cine, tengo mis proyectos de talleres de entrenamiento para actores. Me gusta que los actores sean puntos de partida para la historia. Es un proceso que está vivo, que es orgánico y flexible; siempre me tomo unos meses de trabajo con ellos para ir cerrando los guiones. En Años luz primero confirmé a Federico, él estuvo en los castings del personaje de Belén. Probé varias actrices con Federico. Me interesaba cómo conectaban como hermanos desde la esencia, de la energía en cómo hablaban, lo que daban ellos en la cámara, y así confirmé a Gabriela y después hice lo mismo con Virginia.
En Años luz cada personaje tiene su oportunidad en solitario y participa en conjunto con el resto del elenco ¿Cómo obtuvieron esta esencia?
Tanto los actores como yo propusimos distintas acciones para la historia, curiosamente estos hermanos se comportaban de distinta manera al estar solos. Ese fue un poco el juego, progresivamente tienen apertura o no respecto a ciertas circunstancias y al momento podemos apreciar si hay rencor u olvido entre sus posturas individuales.
Encontramos participación mexicana, desde Benuca Films y de algún laboratorio en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara.
Fue por Fernando Montes de Oca que México intervino, él es la pata mexicana de la película, que ha participado en actividades de distribución y de mostroara. Estuvimos en el Work In Progress del Festival de Guadalajara, con la película editada y casi a punto de entrar a postproducción. Argentina también tuvo una participación importante en la correción de color. Es una película bien uruguaya, con México y Argentina como productores asociados.
¿Cómo ha sido la recepción donde se ha estrenado Años luz?
Conectó bastante con la gente, creo que los personajes son cercanos y se tiene la sensación de reencuentro. Me han comentado que la película es sensible e intima, han podido conectar positivamente también por la poesía y la lírica de la narrativa. En general los comentarios son buenos; no hemos podido entrar a grandes festivales o espacios comerciales, sin embargo los comentarios nos favorecen y las sensaciones continúan creciendo.
Años Luz. México 2021). Dirección: Joaquin Muaud. Producción: Alina Kaplan, Joaquín Mauad, Federico Moreira, Nicolás Münzel, Facundo Escudero, Fernando Montes de Oca. Guion: Joaquin Mauad, Gabriel Gomez Villanueva. Fotografía: Diego Pavese. Dirección de arte: Liudmila Gajduk y Federico Capra. Edición: Karen Antunes. Diseño de sonido: Federico Moreira. Música: Mateo Hernández y Lautaro Mansilla. Elenco: Gabriela Freire, Federico Repetto, Virginia Farías, Antonio Di Matteo, Adriana Ardoguein, Lis Motta.