'La visita' de Ana Mancera: triángulos fluidos de la generación millennial

En La visita, ópera prima de Ana Mancera, conviven una pareja que experimenta el inicio de la vida conyugal, Alicia y Enrique, con una antigua amistad, Carlota, que vive bajo la consigna de la ligereza y la libertad.

 

Arquetipos de una generación millennial que está abandonando -pero no la olvida- su primera juventud, el triángulo de La visita rebasa la rispidez de la aventura o la fidelidad, y se acelera hacia las posibilidades de la experimentación, el romance líquido, la exploración de la propia identidad.

 

Película en clave de cuarteto, La visita también representa la aventura de filmar desde la independencia, con recursos reducidos pero con una gran imaginación e integración de todo su equipo.  

 

La visita de Ana Mancera estrena el 22 de julio en Cineteca Nacional

¿Cómo nació la historia de La visita?
Manu Caballero creó este guión hace años, él es director de fotografía pero también escribe en su tiempo libre. Yo acababa de terminar mi primer cortometraje Tratando a Lola y ya quería filmar lo que sigue. Estaba desarrollando una historia que implica una producción más grande. Necesitaba un paso intermedio, entonces Manu me dice: “creo que La visita es súper filmable, hazle todos los cambios que tengas que hacerle y lo hacemos”.

El guión era una escaleta. Contacté a los actores con los que quería trabajar e hicimos un laboratorio donde nos pusimos a tallerear el guión, a darle vida a sus personajes, un trabajo actoral arduo, intenso y profundo.

Ellos tenían clarísimo cómo se comporta Enrique, Carlota, Alicia, incluso cómo se comporta Nelly, quién preparó la película igual que los otros a pesar de que su participación es menor. Empezamos a improvisar escenas, a trazarlas en los ensayos y así surgió el diálogo. Es un guión que surge y termina gracias al trabajo actoral.

Tu película problematiza conceptos como la fidelidad, el deseo, el género fluido, la masculinidad, me parece interesante que hables de esto.
En esta historia hablo de una relación millennial, de gente de mi generación. También intentó abordar la naturaleza humana, cómo no es fácil una relación monógama, siempre hay muchas implicaciones. Estoy planteando un conflicto entre una pareja y alguien que se mete en medio, si es mujer u hombre no hay que definirlo o darle importancia.

Traté que el conflicto se centrara en lo que implica la fidelidad o la infidelidad en un contexto de 2021, en una realidad que estamos viviendo hoy. Incluso cuando Enrique quiere vengarse de Alicia va con una chica trans, traté de hacerlo como algo normal. Traté de ser inclusiva, es una película que invita a la inclusión. No importa cuál sea el género, el tema es el conflicto y la fidelidad.

Estás cerca del trabajo actoral, has traído maestros y métodos desde Los Ángeles. Me hace pensar que una de tus fortalezas como directora son los actores, ¿cómo con ellos para lo que después mostrarás en pantalla?
Manejo la dirección de actores como lo principal dentro de la película, las demás áreas se acomodan a esto. El trabajo empieza desde antes de la filmación; entre los los actores y yo vamos creando los personajes, les damos vida con un trabajo profundo de ensayo y confianza.

Fue una filmación cortita, 17 días, pero ensayamos como tres meses, como si fuera un proceso teatral. Se puede notar la complicidad que había entre ellos y yo.

Los demás departamentos trabajan alrededor. Con Manuel, cinefotógrafo de la película, la dinámica era hacer el trazo, correr la escena un par de veces y después él acomoda la cámara a partir de lo que vemos. No es que primero ilumine y el actor tenga que estar parado en posición, hicimos al revés: una iluminación máster —que aparte no teníamos muchos recursos, la iluminación es luz natural— y hacíamos un plan para que los actores pudiera moverse libremente. Si a veces estaban en la oscuridad no importaba, el objetivo no era que estuvieran bien iluminados, era que la escena tuviera vida.

Para eso necesitabas tres actores que pudieran ser de tu confianza y consigues un trío bastante afortunado: Fiona, Ivana de María, y Mariano Palacios, quien siempre se había manejado en comedias románticas…
Mariano me decía que a él lo llamaban para pura comedia romántica, entonces para él esto era un reto. Y claro que se emocionó mucho, cualquier buen actor quiere tener ese rango, que no sea catalogado en un lugar u otro. Trabajé con él en una serie donde fui asistente de dirección, me encantó su trabajo y le dije que quería trabajar con él en algún momento.

Con Fiona había tomado varios talleres, me parece una actriz fantástica por su naturalidad, es sincera y honesta frente a cámara. Y con Ivana de María llevábamos mucho tiempo queriendo trabajar juntas, le mostré el guión y le encantó el personaje de Alicia.

Fue muy orgánica la dinámica entre los tres. No se conocían pero fue una apuesta que gracias al proceso de ensayo se logró.

La película es una película independiente, con pocos recursos, ¿qué me puedes contar sobre los retos de levantarla?
Fue uno de esos retos que inspiran y emocionan. Íbamos a hacerla con muy pocos recursos, pero se empezó a contagiar la energía con todos los miembros del crew y del cast y lo tomamos como un reto personal. Cuando tienes a todo tu crew en la misma sintonía suceden cosas mágicas, ya nadie lo está viendo como una chamba, se vuelve un proyecto de pasión. Se generó una energía muy bonita, pero claro que tuvo sus retos, filmar fue lo fácil, después vino lo difícil.

El mayor reto fue en la postproducción: la mayoría de los colaboradores lo estaban haciendo por amor al proyecto, por un pago simbólico, entonces había que acoplarse a sus tiempos. La película estuvo parada un año sin editar y ésa fue la mayor prueba, esperar con paciencia. Creo que el cine independiente es así, no tienes esa inmediatez, hay que acoplarse a muchas cosas y dependes de muchos. Mi mayor reto fue la paciencia.

Estás por estrenar, ¿qué te significa eso?
Es mi primer largometraje como directora. Me da muchísimo orgullo y emoción. Estoy llena de motivación, de historias que quiero contar y de ganas de que esto sea el principio de un largo camino. Me enorgullece mucho a mí y a todo el equipo que trabajó conmigo, porque las películas se hacen en equipo y son reflejo de ese equipo. Me siento agradecida y afortunada de haber trabajado con estas personas que lo hicieron posible.