'La invención del mar', de Adrián Ortiz: el ocio de los excluidos

Abres un portal de turismo mexicano y encuentras playas asombrosas, bares y suites de lujo, gastronomía exótica e ideas folclóricas de nuestra identidad. ¿Qué pasa cuando no cuentas con el capital económico o social para ser parte de esa experiencia?

En La invención del mar, Adrián Ortiz indaga en tres historias, de millones que existen en México, de personas que han sido sistemáticamente excluidas de las vacaciones o el ocio, sea por precarización, por impunidad empresarial o por la violencia institucional que se vive en el país.

Desde las fuentes urbanas de la Ciudad de México a las ciudades espejo de Puerto Aventuras en Quintana Roo, pasando por la amenaza nocturna en Ciudad Juárez, Chihuahua. Y como epílogo, una pandemia incierta e inquietante, que creó otra forma de exclusión.

 

La invención del mar participa de la sección Hecho en México de DocsMX 2022. 

Su director, Adrián Ortiz, cuenta cómo fue la experiencia de filmar sus tres historias. 

 

Inventar un documental que inventa el mar

 Fue hace unos seis años, acababa de ser papá y era complicado que pudiéramos hacer algo fuera de casa. Cuando finalmente salimos nos dimos cuenta de que no existían muchas opciones en la ciudad para hacer cosas. Todos los lugares donde se podía ir estaban vinculados con el consumo: centros comerciales, tiendas, no un sitio donde simplemente se pueda estar fuera de casa. 

En ese tiempo me puse a pensar en torno al tiempo libre y las dificultades que podía entrañar hacer algo diferente a la rutina, cuando no existe dinero o la posibilidad de viajar. Me pareció importante hablar de los espacios públicos, y más en una ciudad como ésta, pero también me llevó a preguntarme cómo podían ser estas dificultades en otros lugares. 

Por ahí empecé a indagar historias que estaban ocurriendo, historias de exclusión por diferentes razones y en diferentes escenarios. 

Inventar el mar en las fuentes de Plaza Tlaxcoaque, Ciudad de México

Me topé con imágenes de gentes pasándola bien en varias fuentes del centro, como el Monumento de la Revolución, primer lugar que visité. Mucha gente, inclusive de otros estados, venía a la posibilidad de interactuar con el agua de la fuente de manera gratuita. 

La invención del mar, Dir. Adrián Ortiz

Pensé que ahí podría ser la historia, pero cancelaron el lugar y me hablaron de otras fuentes, como la de la Plaza Tlaxcoaque. Me gustó porque está inserta en una miniglorieta en medio de una avenida grande, con bastante dificultad para ingresar, pero la gente va los fines de semana a pasar un rato con su familia. 

Fui al lugar y traté de dar con una familia para quienes fuera significativo estar en ese lugar. Ahí conocí a Lázaro con su familia. No solamente estaban limitados por cuestiones económicas, también era una familia joven, con varios hijos de por medio, que estaban aprendiendo a convivir con una nueva figura paterna, y que a pesar de sus circunstancias seguían teniendo esa voluntad de hacer algo distinto en su tiempo libre. 

Es algo que común en todas las historias: al final no se trataba de hablar cuáles de las dificultades de hacer algo con el tiempo libre, sino de la voluntad de encontrar alternativas y recuperar ese sentido  ritual de hacer una cosa distinta del día al día.

 

El mar que se niega: la experiencia en Puerto Aventuras, Quintana Roo

 Para mí fue un descubrimiento saber que en torno a los desarrollos turísticos había poblados espejo: pequeñas ciudades al otro lado de la carretera, que dividen a la gente que puede hacer uso de las playas y del otro lado, la gente que trabaja en servicios, como camaristas, jardineros, gente que trabaja en los bares, mientras existe una cercanía dramática con la playa en la que no pueden participar. 

El trabajo turístico es de los más precarios. Cuando visitas esos lugares das por hecho que por lo menos hay playa, un bien común a todos. Pero la situación de exclusión de la Riviera Maya, bastante generalizada, me impresionó mucho. 

La invención del mar, Dir. Álvaro Ortiz

Cuando filmé había un proceso de búsqueda de acceso al mar por parte de la comunidad de Puerto Aventuras y también de Akumal, tuve la oportunidad de conocer ambos procesos. 

Una parte muy triste que quedó fuera de la película es lo que vivieron los pobladores de Puerto Aventuras y de Akumal, hubo represión policial auspiciada por los empresarios y al final se cerró el último acceso a donde podían acudir a la playa. 

Es un tema muy vigente ahora que se está promoviendo proyectos como el Tren Maya, que parecería una vía para la inserción laboral y nada más alejado de la realidad: es un invitación a la precarización en todos los sentidos. Hay una sensación de exclusión en gran parte de la población de Quintana Roo, no solamente para los trabajadores de Puerto Aventuras, sino para para cualquier persona no tenga rasgos caucásicos o no parezca un un turista extranjero.

 

El mar que se baila: recuperar la vida nocturna de Ciudad Juárez

Ciudad Juárez es una ciudad peligrosa, para vivir primero, y también para filmar. Pero la mayor dificultad fue ingresar a las maquiladoras, porque suelen ser muy celosos de sus procesos industriales, como de sus realidades laborales. Nos tomó casi un año y en varios momentos pensamos que sería imposible. Para nosotros era importante, porque es difícil dimensionar la necesidad del esparcimiento sin conocer el día a día laboral de quienes trabajan en una maquila: la mecanización, la rutina al extremo, el encierro, la búsqueda de alguna actividad vinculada a espacio público que se hubiera perdido. 

La invención del mar, Dir. Álvaro Ortiz

Encontramos que la vida nocturna en Ciudad Juárez era muy significativa, no solamente por la posibilidad de bailar, sino por el relato de apropiación de la ciudad, sentir las calles como suyas. Juárez en algún tiempo fue eso, una ciudad que se podía caminar de noche, donde era posible la generosidad espontánea de la gente, pero fueron perdiendo esas libertades de sentirla como algo propio por la violencia, de manera muy señalada con las mujeres, quienes no solamente dejaron de bailar: ir al trabajo ya era una pesadilla. 

No quisimos quedarnos en esa pérdida, la idea era mostrar las alternativas que encontraban para tener una bocanada de aire, y básicamente se trató de ver cómo esta actividad en el espacio público se trasladó al interior de las casas. A lo mejor es un un retrato muy optimista, en el sentido de que la violencia sigue ahí, pero la perspectiva es mejor que antes y la gente ha aprendido a convivir con el miedo para no quedarse en casa y tratar de seguir con la vida.

 

Un epílogo: inventar el mar en la pandemia

El cierre original de la película sería en Ciudad Juárez, pero llegó la pandemia y sentí la necesidad de incorporar esa nueva imposibilidad. 

La invención del mar, Dir. Álvaro Ortiz

En mi caso, la pandemia supuso dejar de ver a mi hija un buen tiempo y me fui por ahí: tratar de ver qué hacían otras personas para lidiar con el encierro y tener un poquito de esperanza. Esta última historia fue un poco visitar algunos lugares de las anteriores pero desde este contexto, donde la Ciudad de México tenía una apariencia inquietante: de pronto había algo muy bello en los silencios, pero también muy inquietante ver la ciudad tan desierta.

La invención del mar (México, 2022). Dirección: Adrián Ortiz. Producción: Eleane Oropeza. Fotografía: Hatuey Viveros. Edición: Ana García. Diseño sonoro: José Miguel Enríquez.