El huachicoleo, delito de reciente acuñación que consiste en la extracción ilegal de hidrocarburos, se ha prodigado por varias regiones de producción o transformación petrolera en el país. Es algunas de las nuevas vertientes que desarrolla el crimen organizado, y que trae consigo consecuencias violentas para la población.
Huachicolero, ópera prima del guanajuatense Edgar Nito, aborda este problema de triste actualidad. Pero Nito no olvida que hace cine y debe contar una historia audaz y emotiva, en la que el público encuentre elementos críticos y también de atracción. Y entonces el adolescente Lalo quiere conquistar a Ana, su compañera de secundaria, y para lograrlo busca dinero: lo consigue en la extracción ilegal de combustible. Lo que sigue es aventura, denuncia y tensión.
Un poco de aprendizaje adolescente, otro poco de western, algo más de thriller: Huachicolero es de las películas más explosivas de los últimos años. Ahora puede verse en formato digital. Y su director nos cuenta sobre las particularidades de esta historia.
¿Cómo te acercas al tema del huachicoleo cuando aún no estaba en la agenda nacional?
En Guanajuato ya se hablaba de eso cuando en la Ciudad de México no se sabía ni lo que significaba. Irapuato está cerca de la refinería, ahí estaban pasando las cosas. A mí me sorprendió y pensé que debería estar en una película. Empezamos a escribir con la poca información que había en los medios locales. Muchas cosas no estaban definidas, por ejemplo allá se decía guachicolero con ge y así se llamaba mi proyecto. Después se estandarizó y le cambiamos a la hache. No había información a detalle, mucho fue construido a partir de nuestro imaginario, de pronto muchas cosas sucedieron en la vida real y sobrepasaron lo que planteamos en esta ficción.
Veo varios géneros en Huachicolero, ¿había esta intención de jugar con ellos o cuáles fueron tus referentes?
Lo primero que me brincó a la mente fue el western, asaltantes de caminos pero ahora en los ductos. Después, en el trabajo de guion, iban saltando varios elementos como el coming-of-age, porque todo inició con esta pelea de dos chavos bajo una fuga de gasolina, queríamos saber cómo llegarías ahí, habría mil pretextos y alguno muy estúpido como una historia de amor frustrada, desde ahí escribimos la historia de amor. También hablamos de cómo los adolescentes ingresan a las filas del crimen organizado porque no tienen la conciencia de lo que puede suceder. A esa edad piensas con inmediatez muchos ingresan al crimen organizado por comprarse unos tenis, un teléfono, una tablet, y en la mayoría de los casos terminan con desgracias. Hay otros géneros: suspenso, thriller, elementos gore. Mis cortometrajes anteriores han sido de horror o fantásticos, y no me he despegado porque me gusta, básicamente intento hacer el tipo de cine que me gusta ver.
Es completamente una película regional, y ahora que la tendencia se orienta a descentralizar, me parece importante la experiencia.
Estudié cine en la Ciudad de México pero nunca me he desconectado de donde crecí, tengo amigos en Guanajuato y mucho de mi crew es de ahí. Mi primer cortometraje lo filmé en Pénjamo, luego filmé en Jaral de Berrios, también he hecho cosas en Mineral de Pozos, me gusta la región para filmar. Y siempre intento invitar a gente de ahí, y casi siempre se suma por lo menos uno, que de pronto se vuelve parte indispensable en el crew. Hemos jalado a la pandilla y en general encontramos un mismo lenguaje, entendemos los mismos códigos. Así se ha formato la bolita, regresamos allá y se nos facilitan las conexiones. El actor principal y los secundarios también son de la zona. Eduardo es irapuatense, buscaba que todos fueran de allá porque justo, quería que la película no sólo se vea de aquí sino que hable de aquí. Sin embargo, como los tiempos se iban reduciendo, nuestro director de casting, Ulises, propuso un casting mixto con gente de varios lados, todos actores profesionales. Trajimos actores de México e hicimos mucho trabajo de convivencia, que se llevaran bien más allá de los ensayos de líneas.
¿A tu protagonista, Eduardo Banda, dónde lo conseguiste?
Trabajaba en una escuela de teatro que nos prestaron para hacer el casting y nuestros talleres de sensibilización actoral, él estaba trabajando con su papá, pintando las paredes y en los servicios de mantenimiento de la escuela. En ese momento no estaba estudiando, estaba como él dice, de chalán, de macuarro. Ahorita ya se puso a estudiar, siguió su preparatoria y ya le echó más ganas.
La experiencia de presentar Huachicolero en plataforma, ¿cómo ha sido? ¿Les llega alguna retroalimentación?
Estamos en Amazon Prime Video como una manera en la que el cine independiente se puede distribuir ahora. Funciona como YouTube: básicamente es poner la película a concesión dentro de la plataforma, lo cual es una gran oportunidad para cineastas independientes que no tenemos los contactos, posibilidades y amigos para que nuestra película esté en un escaparate mayor.
Huachicolero (México, Estados Unidos, Reino Unido, España, 2019). Dirección: Edgar Nito. Guión: Alfredo Mendoza, Edgar Nito. Fotografía: Juan Pablo Ramírez. Producción Victor Leycegui, Annick Mahnert, Joshua Sobel. Productor ejecutivo: Bob Portal, Sonia Lowe. Productor asociado: Vince Cupone, Pablo Guisa Koestinger, Francesca Romero-Siekman. Reparto: Fernando Becerril, Regina Reynoso, Pascacio López, Pedro Joaquín, Leonardo Alonso, Eduardo Banda.
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