Y poblaciones donde, sin embargo, bulle la vida, el hip hop, los primos y las sobrinas, las cervezas y las tardes de alberca inflable. También la violencia, las esquinas pandilleras, las borracheras alucinantes, los pactos de lealtad que robustecen familias o negocios ilegales. Y todo crea, finalmente, sociedades.
Las hostilidades, documental de M. Sebastian Molina, crea este retrato complejo, tan conmovedor como amenazante, de la población de Santa Lucía, en Zumpango, Estado de México. Ni ciudad ni pueblo, regiones extensas de terregones y algunos árboles despistados. calles donde todavía cruzan rebaños de borregos o donde hay peleas de gallos. Territorio también, donde se construye un nuevo aeropuerto.
En Santa Lucía vive toda la familia de mi papá, ellos llegaron en los setenta, ochenta, ahí tuvo mi papá su adolescencia, después vino a la Ciudad de México pero toda su familia, hermanos, primos, papás, se quedaron allá. Entonces Santa Lucía es un lugar familiar para mí, vengo pero nunca viví completamente en Santa Lucía.
La primera respuesta es la menos divertida: surgió como un proyecto de la escuela, estoy en el CCC y es mi trabajo documental.
Al buscar un tema me di cuenta que estos lugares no están representados satisfactoriamente en la iconografía del cine mexicano, sabemos cómo es lo rural por como lo pintan algunas películas, lo mismo lo urbano, pero estos lugares que están enmedio no tienen una representación audiovisual que me satisfaga.
Fue una búsqueda de identidad audiovisual para estos lugares que conozco. La manera de representarlos fue a partir de la memoria, un tema que se toca mucho: tiempo y la memoria.
De hecho las referencias que tenía son esos libros, La feria de Juan José Arreola y Pedro Páramo de Juan Rulfo.
Tenía la idea de generar un retrato prismático, ese retrato a varios voces en distintos niveles, para dar un punto de vista que hiciera el retrato de un lugar a través del tiempo, y justo Arreola y Rulfo eran las influencias más importantes.
Los que tienen más presencia son mi familia: tíos, primos que están en mi rango de edad, a partir de ese primer círculo lo fui expandiendo hacia la demás gente del pueblo, pero en general el primer núcleo de las narraciones son mis familiares.
Muchas narraciones las fui depurando, hay varias que no quedaron. Tenía la intención clara de no hacer una denuncia de la violencia, Santa Lucía me parece una sociedad muy compleja como para llevarla a blancos y negros. Prefería entender desde un punto de vista subjetivo, el de mis memorias y las de mis familiares y amigos, y a partir de eso, lo más importante, mostrar que estos personajes tienen necesidades y aspiraciones. Claro que hay situaciones de violencia, porque son inherentes a ese lugar, pero no es el tema principal. El tema principal es la cotidianidad y la vida en este tipo de lugares.
Uno de mis referentes más claros es la fotografía fija documental, como la revista Magnum, estos fotoperiodistas siempre me han llamado la atención, pero también había una cuestión de estilo. Yo tenía representar el lugar a partir de varias facetas, edades, cómo cambia el espacio. No quería retratarlo de la misma manera siempre.
Por dar otro nombre, otro de mis referentes más importantes en cuestión de imagen es Harmony Korine, películas como Gummo, Julien Doneky-Boy, que tienen una intención punk, sucia, que ahí quería dejar muy en claro mi punto de vista, un sello estilístico de mi parte y no generar un absoluto sobre la iconografía. Y eso: Harmony Korine, Gianfranco Rosi, el director de Fuocoammare, y Magnum son las que se me vienen a la mente.
Comencé a filmar el documental cuando apenas se dio la noticia y todavía no comenzaban las obras, de hecho ahorita que vuelvo ya es un lugar distinto a lo que retraté hace año y medio.
No tenía esa intención, de hecho ahí estaba antes la base aérea de Santa Lucía, que tenía presencia en la vida de la gente de allá: mi papá y mis tíos estudiaron la secundaria en la base aérea, siempre estuvo presente esa presencia militar, pero ahora se ha convertido ahorita es un lugar distinto, pero que en esencia sigue siendo lo mismo.
Me parece que sí, es un primer y último retrato antes de que esto cambie.
Mi familia sí, ahora estoy tratando de organizar una proyección al aire libre con el resto del pueblo. De hecho ellos debieron haber sido el primer público, pero no he encontrado la manera de mostrarles el documental de una manera satisfactoria, entonces estoy buscando alguna organización de cine itinerante para presentarlo públicamente a un público grande. Pero la familia, mis tíos, mis primos, ya la vieron
Les pareció chistoso verse en una pantalla. Lo más importante fue que ellos se sintieran identificados, que estuvieran a gusto con lo que estaba mostrando. Me dicen, “qué chido, ya retrataste el barrio, qué padre”. Eso es lo que me han dicho, que les gusta el retrato.
Las hostilidades (México, 2021). Director: M. Sebastian Molina. Reparto: Israel Molina, Gerardo Molina, Omar Molina, Miguel Molina. Guion: M. Sebastian Molina, Karen Plata Productor: Carolina Caballero Covarrubias, Tanya Álvarez, Sebastian Molina. Fotografía:
M. Sebastian Molina. Edición: Eddie Rubio, M. Sebastian Molina. Compañía productora: Centro de Capacitación Cinematográfica, A.C. Música: Paulina Lozano, Pedro Antonio Padilla, Ollie Viceraz, Freinzer, Coga Omar. Sonido: Carlos Pedraza, Cosme Álvar.