Pobo ‘Tzu’ de Tania Ximena y Yollotl Gómez Alvarado: filmar en el cráter de un volcán

¿Filmar en el cráter de un volcán activo? Sería la anécdota sobresaliente de Pobo ‘Tzu’. Y fue la tarea que realizaron los directores Tania Ximena y Xóllotl Gómez Alvarado, acompañados por la productora Mónica Moreno. 

 

Entre fumarolas, fuertes concentraciones de CO2 y el riesgo de que el imprevisible volcán Chichonal despertara, el rodaje tuvo algo de temerario y significó una prueba importante de valentía y fortaleza por parte del equipo de producción.

Pero la hazaña queda en plano secundario ante el propósito general de la película. Porque Pobo ‘Tzu’ es el reencuentro de una población zoque, la de Esquipulas Guayabal, con su asentamiento original, que fue cubierta de lava, azufre y cenizas por el volcán Chichonal, cuando hizo erupción entre marzo y abril de 1982 en el estado de Chiapas. 

Pyogba chu’we, la mujer que arde, confrontó a las mujeres y los hombres de aquellos tiempos. Ahora buscan el renacimiento y la reconciliación. Pobo ‘Tzu’ (Noche blanca) funde el imaginario de una comunidad con el fatalismo de la naturaleza y muestra distintas formas de sobrevivencia: la de la lengua, la de la memoria, la de las personas que crean esta lengua y esta memoria. 

A inicios de año platicamos con Tania Ximena sobre la importancia de este documental: su cosmogonía, su concepción, la importancia de ser hablado en lengua zoque. 

 

Ahora regresamos con ella, con el codirector Yollotl Gómez Alvarado y con la productora Mónica Moreno, con la insistencia de que nos cuenten sobre la hazaña de filmar desde un volcán y desde una población que se reencuentra a sí misma entre las décadas, la cosmogonía y las cenizas.

 

Noticias de un volcán y una comunidad

Making of Pobo ‘Tzu’ de Tania Ximena y Yollotl Gómez Alvarado. Fotografía: Erik Tlaseca.

Tania Ximena (TX): Sabía del Chichonal porque viví en Chiapas de niña. Pero conocí más sobre la erupción gracias a la vulcanóloga Mariana Patricia [Pérez Jácome], que en ese momento era doctorante y hacía su tesis sobre el Chichonal; ella y el investigador en jefe, Yuri Taran, me abrieron la puerta a esa posibilidad. 

El primer día que subimos al volcán, unos maestros que hablaban la lengua zoque me hablaron de Pyogba Chu’we, la señora que arde; nos contaron que la historia de la erupción apareció como una premonición. Después nos hablaron de un amigo que trabaja en la Academia de la lengua zoque, Román [Díaz Gómez], a quien entrevistamos en 2014 y nos mostró el universo de Esquipulas Guayabal, una comunidad que había vivido todo eso. 16 comunidades fueron afectadas por la erupción, pero a ellos los desplazaron y regresaron a retomar sus tierras tiempo después. En marzo de 2015 conocimos la Asamblea de Esquipulas Guayabal y para entonces ya conocíamos parte del fenómeno, entonces nos metimos de lleno con ellos.

Yóllotl Gómez Alvarado (YGA): Yo tenía interés en el fenómeno del volcán, la relación que hay entre los flujos magmáticos que vienen del centro de la Tierra con los imaginarios sociales. Pasar horas en el volcán, entre fumarolas, escuchando sus sonidos, fue el punto de entrada, pero cuando conocimos a Trinidad [Díaz Arias] y empezamos a entender la cosmogonía zoque, encontramos un vínculo más fuerte con el volcán. Y a la vez significaba un camino personal de ambos para llegar a eso, a los vínculos que nos interesaba con el volcán. 

Filmar en el corazón de un cráter

Making of Pobo ‘Tzu’ de Tania Ximena y Yollotl Gómez Alvarado. Fotografía: Erik Tlaseca.

Mónica Moreno (MM): En el scouting, una vulcanóloga nos dijo qué era viable. Al ser un volcán activo que en el lago emite gases, sobre todo CO2, no podía arriesgar al equipo. Detectamos los espacios donde había esos gases y se determinó que bajaríamos al cráter pero no dormiríamos allí.  Todo el transporte hacia el cráter tenía que ser en caballos, era una caminata de tres horas y media y  los caballos cargaban todo nuestro equipo, tiendas de campaña y comida. La primera vez que bajamos al cráter fue de madrugada. Cuando amaneció y estábamos ahí, nada más veía lo que habíamos bajado y pensé que de milagro no se mató nadie. 

Ahí la colaboración con la comunidad tomó relevancia, porque ellos bajan y suben el cráter como nosotros subimos y bajamos escaleras. Los viajes los hacían ellos, porque es casi escalar una pared vertical, sin ningún tipo de seguridad. Uno toma las medidas de seguridad que puede tomar, pero también entendiendo que era vital que estuviéramos en el cráter. Sin eso la película no sería lo que es.

TX: Es un cráter grande, de un kilómetro y medio, y la concentración de CO2 se mezcla con el aire. Aunque los niveles son altos en la zona de más actividad, el resto es más ligero y se toman todas la medidas. La parte de las fumarolas es intensa, obviamente es la más bella y en la que más grabamos, pero hay maneras de hacerlo. 

Nos acostumbramos a llegar con los vulcanólogos. La primera vez fui con Yuri Taran, un ruso de casi 80 años, de la época soviética de Kamchatka. Él nos enseñó a las doctorantes y yo aprendí también. Tomaron muestras a ver a cuanto grados estaba, cuánta concentraciones de CO2 puede, ya había una familiarización y era emocionante estar ahí.

YA: Fue un riesgo y también tuvimos momentos de locura: hacíamos caminatas con un sonidista detrás, un operador, el actor, a una velocidad alta. El ascenso y descenso nos tomaba una hora, entonces, para grabar el amanecer, una noche nos quedamos ahí, en la zona más alejada de las fumarolas. Fue una noche de no dormir, con este temor de que con el CO 2 te quedaras ahí. Estábamos expuestos a un fenómeno geológico brutal y también, a nivel más profundo, para Tania y para mí era importante estar ahí, en el cordón umbilical del centro de la Tierra, contando esta historia con Trinidad, viéndolo habitar el volcán con una casa en el cráter, esta cosa romántica y emocional. 

Esquipulas Guayabal, una comunidad que renace

Making of Pobo ‘Tzu’ de Tania Ximena y Yollotl Gómez Alvarado. Fotografía: Erik Tlaseca.

TX: El interés de la comunidad por excavar el territorio del que fueron expulsados venía de antes, en 1985 ya lo habían intentado. Pensaban que ya no sería posible hacerlo pero ahora pudieron ver parte del pueblo como era antes. Era un proceso doloroso, pero también detonaba muchos recuerdos. Como cuando salió la secadora de café: con ella empezaron una cooperativa que se destruyó con la erupción, entonces verla era importante, recordaban lo que les había costado, cómo trabajaron allí. 

Era un renacimiento y una reconciliación con el espacio, porque el volcán es importante en la cosmogonía pero también los desterró y ahora ellos regresaban con ánimo de reconciliación. Por eso propusieron la misa y la danza. La última vez que habían hecho la Danza del Tigre fue en la explanada de la Iglesia, hace cuarenta años. Por eso, cuando se abrió, lo primero que hicieron fue volver a hacer la danza: volver a darle vida a ese espacio fue muy importante

MM: Este proyecto había que presentarlo a la Asamblea, que tenía todo el derecho de negarse, entonces desde un inicio entendimos que debíamos hacer una producción comunitaria. No sólo llegar, filmar y abandonar el lugar, sino que el proyecto también fuera de ellos. 

Cuando se integró un equipo de producción cinematográfica ya había un trabajo trazado por Yollotl y Tania. Y producir fue deconstruir las formas esquemáticas del cine y colaborar con un equipo local. Toda la comunidad se unió con transporte, logística, arte, en la parte de comida, hospedaje; nos abrieron la puertas y también trabajaron con nosotros y se detonaron a personas que quieren dedicarse al cine comunitario desde la autorrepresentación. Teníamos chicos muy interesados en cámara, en producción, nos hacían preguntas sobre cómo hacer una película. 

La comunidad zoque se mira en una película

Making of Pobo ‘Tzu’ de Tania Ximena y Yollotl Gómez Alvarado. Fotografía: Erik Tlaseca.

TX: La presentamos en una gira, en varias comunidades, no todas zoques. Una fue cho’l y fue interesante porque ellos también vivieron la erupción: están cerca de en términos geográficos pero lejos en términos culturales y de relación con el volcán. Entonces se identificaron con el retorno y con la importancia del origen. Las demás comunidades fueron zoques. 

Originalmente queríamos estar en Esquipulas Guayabal pero no se pudo por los problemas de desplazamiento que están viviendo. Se hizo en comunidades como San Antonio Ixtacomitan, donde llegaron algunos refugiados de la erupción. Allí estuvieron doña Fulgencia y otros más. Bajaron caminando y les dieron chance de vivir allí, varios de la comunidad original ya no regresaron, pero estaban emocionados de ver de nuevo el pueblo. Trinidad ya la había visto, pero la volvimos a pasar con él en Pichucalco, la ciudad más grande de la zona, y tuvo el reconocimiento de toda la comunidad.  En Ocotepec se hizo en la plaza pública y fue gigantesco, allí nos ayudó el cantante de La Sexta Vocal, un grupo zoque famoso en la zona. Allí estuvo el hijo de Román, que para mí era muy importante. Román falleció y la película es su legado; él quería esta recuperación de la memoria, era el gran entusiasta de hacerla, entonces fue importante que uno de sus hijos pudiera verlo. Él es el mayor, tiene 24 años y no quiso llevar a sus hermanos que son muy chiquitos y sería muy doloroso. Él estaba muy emocionado. En cada lugar hubo una experiencia distinta.

YGA: Hubo dos momentos que me conmovieron muchísimo. Uno, cuando una persona en la proyección de Tapalapa me dijo que era la primera vez que veía una película hablada en su lengua materna. No me había caído el veinte de que fuera tan significativo. Y en Tapalapa también, una señora comentó que ella había estado en Francisco León cuando ocurrió la erupción, y que había perdido a sus papás, su pareja y sus abuelos, entonces estaba sola con sus hijas. A la vez que le producía tristeza, lo sentía como un homenaje a esas personas que perdieron la vida. Fue un testimonio muy fuerte. En ese sentido, Pobo ‘Tzu’ no es un capítulo cerrado: invita a más historias, abraza esa geografía y ese territorio.

Pobo Tzu' - Noche blanca (México, 2021). Dirección: Tania Ximena, Yollotl Gómez Alvarado. Producción: Mónica Moreno, Julia Cherrier, Julio Chavezmontes. Guión: Tania Ximena, Yollotl Gómez Alvarado. Fotografía: Yollotl Gómez Alvarado. Sonido: Carlos Edelmiro, Javier Umpierrez. Diseño de Producción: Tania Ximena. Edición: Liora Spilk, Yibran Assuad. Compañía productora: Piano, Calouma Films.