Director de películas policíacas (Llámenme Mike, Días de combate, Cosa fácil), políticas (Borrar la memoria) y hasta biopics de musicales (Nuestro juramento, sobre la vida de Julio Jaramillo, o Gavilán o paloma sobre José José), Alfredo Gurrola participó en los años setenta en el Movimiento Superochero.
De entonces es la colección de cortometrajes que presenta FilminLatino: El tercer suspiro, Aquilea: las águilas no cazan moscas, Segunda primera matriz y Hare Krishna. “Históricamente empecé en 8 milímetros. Pasé por todos los formatos hasta 4K, así está hecha Borrar de la memoria, con más o menos el tema político romántico, policiaco más bien”.
¿Qué le parece que estos cortometrajes aparezcan en la plataforma de FilminLatino?
Es sorprendente porque yo ya no tengo ni los originales, se los pasé a la Cineteca Nacional porque ya no había modo de volverlos a ver, ya no hay proyector de Super 8, es una resurrección. Algunas copias tienen sonido y audio original como Hare Khrisna, el sonido tiene mala calidad porque se desgastó la banda sonora, la imagen tiene algunas rayaduras, en el Super 8 las bandas eran magnéticas, adheridas a la película, con el tiempo se desgastan. El único que todavía tiene sonido es Segunda primera matriz, la película está en la Filmoteca de la UNAM, que de hecho público un dvd que se llama Superocheros, con las películas más representativas del movimiento, e incluye Segunda primera motriz con audio.
Los Súperocheros era un movimiento en el que usted estaba inscrito y en el que se realizaron estos cortometrajes, ¿o en qué contexto se realizaron?
A finales de los sesenta hubo una ola contestataria con necesidad de expresión. Para los cineastas no era fácil el acceso a materiales, entonces había un formato que se llamaba Súper 8, una película de 8 milímetros que era doble, venía en cartuchos; uno lo metía en la cámara y filmaba un lado, volteaba el rollo y filmaba el otro, en el laboratorio recortaban la mitad y salía en 8 milímetros. Este formato se usó para filmar vacaciones, fiestas, niños tirándose a la alberca, y los cineastas independientes lo hicimos nuestros. En 1969 surgió una convocatoria de un café que se llamaba Las Musas, un concurso de cine independiente en Super 8, yo entré con El tercer suspiro, ganabas el premio Luis Buñuel, que era un diploma firmado por Buñuel para los seis mejores trabajos. Gané uno de esos seis premios y eso fue creando el movimiento Súper 8, que algunos críticos llamaron 8 milímetros contra 8 millones, aludiendo al costo de una película comercial estánda. El movimiento duró hasta principios de los años ochenta, con el advenimiento del videotape y la desaparición parcial de la producción del material Super 8. En Super 8 hubo mucha gente: Gabriel Retes, Paco Ignacio Taibo II, Rafael Montero, Juan Antonio de la Riva, José Agustín, se unieron en el movimiento, unos apoyaban y otros escribían y filmaban.
Además de esta parte técnica, ¿cómo se imaginó estas historias? Yo veo una cuestión generacional: El tercer suspiro alude a la represión del 68 y el 71, Segunda primera matriz tiene un tema de sexualidad, en Hare Khrisna hay cierta espiritualidad…
Era la necesidad es decir cosas sin una escuela que me instruyera formalmente; todo era experimental, un lenguaje nada académico para los encuadres, la intuición del montaje, de las historias: era un cine casi abstracto, sin figurativismo narrativo. Hare Krishna era un poco el registro de esa espiritualidad inmersa en el metro y la Feria del Hogar. El tercer suspiro son las fuerzas del país tratando de cooptar a la juventud y meterlas a su sistema. Segunda primera matriz parte de un poema de Tomás Segovia que se utilizó en el Polyforum Cultural Siqueiros para narrar el mural. La película no tiene nada que ver, el mural no me parece extraordinario sin embargo el poema si me pareció importante y me dio inspiración para crear una narrativa en torno a la marcha de la humanidad y su posible reaparición en otras partes, es un poco filosófico. Son cosas diferentes y miradas de diferentes formas.
¿Estos cortos estarían proyectando sus trabajos posteriores? Como en Llámenme Mike, los personajes semejan a los de Aquilea, estos guerreros en el Volkswagen y el sentido del humor a la Monty Python.
Sí, como estos seres míticos o de literatura negra que caen en la cabeza del personaje; en Las águilas no cazan moscas es el combatiente mexicano de Vietnam que no se halla en una sociedad donde no pasa nada, hasta que encuentra que no tiene cabida en esta sociedad y se larga; y Llámenme Mikees un policía judicial que por una madriza se transforman en un detective gringo y empieza a perseguir comunistas a diestra y siniestra; sí hay ese común denominador.
También pensaba que este ejercicio hace un arco hasta Borrar de la memoria. Me gustaría pensar que por ahí está el elemento de la nostalgia, trata de un chavo con una cámara que quiere hacer cine, no sé si por ahí habría el elemento autobiográfico.
El personaje de Borrar de la memoria existe pero no tan románticamente. Le decían el Matador, trabajaba con Demetrio Bilbatúa y el 2 de octubre se apostó en uno de los edificios que rodea a la Plaza de las Tres Culturas. Bilbatúa estaba en Guadalajara, seguramente recibiendo un premio o algo así que le encantaba, y mandó a su chalán a que filmara, por órdenes de Díaz Ordaz; el trabajo que hizo Servando González era de parte de Luis Echeverría, ambos materiales se perdieron, quién sabe qué les pasó, hay muchos rollos.
Ahora es más fácil hacer un cortometraje o un largometraje, ya existen los largometrajes filmados con celular, ¿no le ha dado curiosidad agarrar su celular e intentar algo?
Ya no porque es lo que hice hace casi 50 años, además como las plataformas cambiaron, ya no existe esa magia de las salas cinematográficas. En esos tiempos había salas cinematográficas incluso para el Súper 8; ahora uno no sabe el resultado del trabajo porque se va a plataformas, donde no hay más retroalimentación que likes y corazoncitos, no me es atractivo en realidad.
Sin embargo gracias a las plataformas vemos muchas películas, nos gustaría poder ver por ejemplo las de Belascoaran Shayne.
Y es raro que no esté Días de combate, porque era producida por Conacite II, quién sabe quién tiene los derechos, pero esas películas se pueden localizar, y de cortometrajes cantidades del Centro de Producción de Cortometrajes, hay documentales no sólo míos, cantidades de Rubén Gámez y Arturo Ripstein, de mucha gente.
¿Qué podría recomendar alguien que hizo Super 8 a quienes ahora están saliendo con teléfonos celulares a tratar de contar historias?
Es diferente decir ‘voy a hacer un corto pero lo voy a hacer solo’, me voy al metro Merced, luego a Bellas Artes y luego a ver qué hago y qué editó; eso replica la soledad de alguien que tiene un celular, también está la capacidad para convencer a más gente, que te apoyen es un trabajo más valioso que la heroicidad de andar con un celular de arriba para abajo; un trabajo de equipo y la colaboración musical, actoral, fotográfica, de vestuario; un trabajo común hace una obra más humana que la soledad onanista del celular.
Esto que dice es interesante, está hablando de un líder de un equipo, alguien que congrega a los suyos y los convence para que se suban a un proyecto
Así es, vender la idea, convencer a alguien que lo que uno va a decir es importante, la retroalimentación de aceptar ayuda a uno lo enaltece, es un privilegio para quién ve que su idea no es disparatada, o si lo es puede convencer a otros disparatados para que le ayuden a hacerlo.