Creados en 1945, los Estudios Churubusco han sido la casa de la cinematografía nacional. Por sus foros, pasillos y jardines han cruzado las estrellas míticas de la época de oro del cine mexicano, pero también los creadores aguerridos de los setenta, los renovadores de los años noventa y quienes hacen la cinematografía de nuestros días.
Ahora, Estudios Churubusco cumple 75 años en una coyuntura inédita: mientras apuesta por trascender el centralismo y abrir sus puertas a toda la comunidad audiovisual del país, el año de la pandemia los reta a extremar medidas de seguridad.
Aun así, el propósito de la inclusión y la diversidad se mantiene: Estudios Churubusco, corazón de nuestra cinematografía, quiere incidir en la amplitud del quehacer audiovisual mexicano.
Lorenza Manrique: granitos de arena de una comunidad
La trayectoria de Lorenza Manrique comprende labores en diseño de producción y dirección de arte. Ha participado en películas como Aro Tolbukin – En la mente del asesino, Cero y van 4, Las buenas hierbas, Rito terminal o Chicogrande y ha merecido tres premios Ariel. Desde hace unos 20 años va y viene por los Estudios Churubusco, en el trajín cotidiano de las bodegas, los foros y las salas de postproducción. Por eso, cuando asumió la dirección de los estudios, ya los conocía íntimamente. Sobre todo es receptiva de las personas que, como ella, desarrollan ahí su actividad profesional. “Aquí hay un gran caldo de cultivo audiovisual”, dice, “creadores del más alto nivel aquí se encuentran y se profesionalizan, reflexionan sobre sí mismos. Me da gusto aportar mi granito de arena a ésta, que es el alma y el corazón de la comunidad cinematográfica mexicana”.
¿Con qué ideas llegas a dirigir Estudios Churubusco?
Le abrimos los brazos a la creación de identidades y diversidades culturales. Hemos tenido una respuesta maravillosa, llega gente con fondos, sin fondos, y encontramos los mecanismos para empujar las películas. Ahora participamos con el concurso de cortometrajes del estado de Coahuila, ellos dan 100 mil pesos en efectivo y nosotros 250 mil en especie: vienen los chavos de Coahuila, terminan sus cortos y toman sus decisiones creativas. Tenemos desde González Iñárritu o Netflix, hasta producciones pequeñas como El deseo de Ana; coproducciones con óperas primas y series. Estamos coproduciendo la nueva película de Maryse Sistach, lo cual nos parece padrísimo. Es la primera vez que Estudios Churubusco revela 8 mm y Súper 8. Tenemos los dos mejores escáneres de toda América Latina y empezamos a hacer colaboraciones de restauración de memoria audiovisual. Estamos aportando un granito de arena al rescate de la memoria audiovisual y a la creación de las nuevas identidades culturales. Y con las convocatorias del Imcine que saldrán próximamente, estamos listísimos para entrarle.
Han sido dos años retadores, el primero de adaptarte y el segundo de la pandemia. ¿Cómo se han manejado los Estudios Churubusco en este tiempo?
El primer año dimos mantenimiento a producción y postproducción, echamos a andar el laboratorio análogo y el laboratorio digital, que estaban desarticulados. Seguimos dando mantenimiento a la parte de postproducción de sonido. Después hubo un paro de producción fuertísimo, pero Estudios Churubusco también hace una parte de la publicidad gubernamental, entonces tampoco puede parar del todo. Se reactivó la postproducción con filtros fuertes, lavado de manos, temperatura, gel, tapetes en las entradas, pero también en las entradas de salas de postproducción. Paramos porque hubo un ralentí de la producción cinematográfica y audiovisual nacional e internacional, pero retomamos rápido y hemos seguido andando con cuidado y ganas.
¿Hacia dónde quieres proyectar la administración de estos estudios?
Estudios Churubusco está para impulsar la producción audiovisual con valores culturales, la identidad, la diversidad cultural audiovisual de México. Ésa es la visión de la comunidad y yo la adopto, me cobijo con ellos y me acompaño de esta gente que año con año ha cuidado los estudios. Aquí está su laboratorio, aquí están sus foros y aquí están sus oficinas, sus bodegas, su postproducción. Es momento de darle el valor que tiene a Estudios Churubusco. ¿Cómo se le da? Usándolo. Usando los servicios de producción y postproducción, y ésa es la visión: acompañar, abrazar la creación cinematográfica de México, de América Latina y del mundo.
Llama la atención el ambiente cooperativo de Estudios Churubusco, no nada más son las instalaciones sino la gente que participa.
Es una característica de la comunidad cinematográfica y audiovisual, no podemos avanzar a menos que sea en equipo, y cada uno tiene que aportar lo que puede y debe aportar. Así se construye y se confabula la comunidad cinematográfica. En ese sentido construimos de granito de arena en granito de arena, porque lo que hizo Joskowic en el Imcine fue maravilloso, pero lo que hizo Marina Stavenhagen también, y lo que hizo Jorge Sánchez fue importantísimo con FilminLatino, y lo que está haciendo María es maravilloso, al abrirse a todo el país. La comunidad tiene esta conciencia de que lo estamos haciendo entre todos.
Bosco Arochi: una década de creación audiovisual en Churubusco
Egresado del CUEC, participó en películas fundamentales de los años setenta, como Fando y Lis y El Topo de Alejandro Jodorowsky, o Olimpiada en México de Alberto Isaac. Cuando a inicios de los setenta supo que se inauguraría el Centro de Producción de Cortometraje en los Estudios Churubusco, bajo la dirección de Carlos Ortíz Tejada, no dudó en buscar su sitio en el proyecto. Inició como asistente de producción y fue creciendo hasta ser gerente de producción. Entre ires y venires, terminó dirigiendo los Estudios Churubusco durante el régimen de José López Portillo. En últimos fechas ha sido director de producción con cuatro directores diferentes. Arochi suma: “he trabajado diez o doce años en Estudios Churubusco”.
¿En qué consiste tu responsabilidad actual en Estudios Churubusco?
Hay tres direcciones: la administrativa y de finanzas, la de postproducción que maneja Luis Alonso Cortés, y la de producción que manejo yo, todos bajo la batuta de Lorenza Manrique. Nosotros nos encargamos de programar las filmaciones y los servicios, ver que los equipos funcionen. En la parte comercial promovemos que se filme aquí. Ha habido tiempos con poca producción, entonces invitamos a la gente a que regrese. Cuando yo estudié cine todos queríamos filmar en lugares naturales, teníamos la influencia de la Nueva Ola Francesa que salió de los foros y se fue con cámaras pequeñas a la calle. Hubo un tiempo en que los foros estaban abandonados, fue una labor traer de nuevo a la gente. Hoy tenemos estadounidenses, colombianos, argentinos, guatemaltecos trabajando en los estudios.
Mucha gente habla con tristeza del 94, cuando se redujeron los estudios, pero también parece un momento de renovación, ¿cómo fue?
Los Estudios han vivido momentos de mucha producción, pero en otra época disminuyó la filmación y la utilización de los estudios. En 1994, durante el período de Carlos Salinas de Gortari, Víctor Flores Olea le propuso que se utilizara una parte de Estudios Churubusco que tenía mucho tiempo sin usarse. Decidieron crear el Centro Nacional de las Artes. A mucha gente en principio nos enojó, pero también creo que se hizo una gran obra. No es la primera vez que se tocaban, en tiempos de Echeverría, en la esquina de Churubusco con Calzada de Tlalpan había tres foros y una alberca donde se filmaba, ahí se creó la Cineteca Nacional y estuvo hasta el incendio de 1982. Hoy, los Estudios con sus nueve foros trabaja al 100% en películas, series, spots, comerciales. El edificio Luis Buñuel ha permitido albergar a muchísimas productoras, incluso al Imcine. A mucha gente tampoco le gustó que se tiraran los camerinos, había una tradición porque ahí estuvieron María Félix, Arturo de Córdova y Pedro Infante, pero era un edificio de dos pisos malolientes y se construyó este edificio que hoy es muy práctico.
Mucho de lo emocionante de los Estudios Churubusco es la gente que uno encuentra, el ambiente renovado de sus producciones. Los Estudios son las personas.
Totalmente. Independientemente de los edificios, los foros, de toda esta parte estructural y arquitectónica, los Estudios son quienes han estado y están ahí. Por sus pasillos, por los jardines, por los foros, por las salas de grabación, han pasado los más importantes directores y actores, no solamente de México. Las instalaciones se han convertido en sets cinematográficos. Cantinflas filmaba todas sus películas dentro de los Estudios, convertía las oficinas y los edificios en todo. Hoy los Estudios siguen funcionando a todo vapor, Canal 22 sigue funcionando ahí, sus oficinas han sido renovadas y muchos cineastas hemos sido sus directores, eso ha sido muy importante.
¿Qué me puedes platicar de estos dos años con Lorenza?
Le está dando un impulso fuerte al trabajo en los Estudios y a la producción. Ha renovado los servicios de postproducción y los servicios digitales. Cuando llegó dijo: ‘vamos a dar una caminata por los estudios’ y decía: ‘esto hay que arreglarlo’, ‘acá hay que pintar’. Ha venido renovando todo para que funcione; y el hecho de ser directora de arte, que ha estado en cualquier cantidad de películas, hace que la conozca todo el mundo. Ha incrementado la relación con la gente de cine, por eso tenemos todo ocupado. Si algo tiene Lorenza es un ímpetu de trabajo y un ímpetu de trabajo inteligente.
Bosco Arochi destaca aquel Concurso de Cine Experimental que realizó en 1966 el Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica, que fue el parteaguas para la presencia de nuevos directores y nuevas estéticas en la cinematografía mexicana. Que pronto se pretenderá emular aquella experiencia.
2021, un año de nuevas miradas en los Estudios Churubusco.