En Iluminados, Curioca sigue al artista visual ciego Pedro Miranda y a la vidente Iris Palau: dos personas para quienes la vista es un tema central y recurrente de sus vidas, que desde la carencia o la trascendencia, construyen identidades y misiones que van más allá del promedio. Mirar o no mirar es propósito y vocación, que se despliega en el arte, la magia, el desconcierto pero también en la comunidad.
Filmada en Oaxaca, Iluminados tendrá su estreno el 15 de febrero en el teatro Macedonio Alcalá, con el agregado experimental de experiencias olfativas durante la proyección. Después, se expandirá a varias salas del territorio mexicano.
Jorge Curioca platica con nosotros de esta experiencia de miradas no convencionales que convocan al arte, a la imaginación y al enigma.
¿Cómo llegaste con Pedro Miranda e Iris Palau?
La fotógrafa Patricia Cerezo, que aparece en el documental, ha sido maestra de fotografía de Pedro. Me contó que uno de sus alumnos está muy vinculado con fotógrafos ciegos, yo estaba empezando a trabajar en el cine y me extrañó, “¿cómo que fotógrafo ciego?” Pedro Miranda estaba muy Jovencito entonces, es un artista visual ciego que me inquietó muchísimo. Yo entonces vivía en Madrid. Conseguí hablar con Pedro a la distancia, seguí su obra y me resultó fascinante. Quedamos en hacer algo cuando regresara a México. Mi familia paterna es de Ixtepec, entonces algo jalaba fuerte hacia Oaxaca.
Mi conexión con Iris Palau fue porque desde hacía años tuve contacto con una mujer vidente, que me hizo sensible a estos temas. Hay gente que ve donde la mayoría no vemos. Son personas que nos pueden enseñar a ver más y a ver mejor también. Pensé que entre Pedro e Iris había dos formas de visión no convencionales, y que ahí había una historia interesante. Lo bonito fue que hubo una conexión especial entre ellos; antes de la película no se conocían. Fue ver dónde ve uno, dónde ve otro, el tercer ojo de Pedro, y esto a una experiencia audiovisual cinematográfica.
Iluminados trata de las posibilidades de ver. Uno de tus personajes no ve o ve desde su recuerdo, y el otro de los personajes ve más allá de lo que vemos usualmente. Estas posibilidades me obligan a pensar hasta dónde llegan los alcances de mi propia mirada.
Lo fascinante del documental es lo que uno va descubriendo, empiezas con una hipótesis y vas viendo cómo le das forma. Tuvimos conversaciones con personas ciegas e identificamos percepciones muy particulares. Es fascinante lo que aprendimos con Pedro la mezcla de imaginación, memoria y sueños. Él escribió una novela con 1500 páginas donde tiene detalles visuales casi proustinanos, de todo lo que ha recordado. Hay un momento donde la vigilia y los sueños, y esto que se recuerda, lo ha guardado en su imaginación: rostros que ya están borrosos, pero otros que potencian los mismos sueños. Hay una relación fascinante entre estas capas que todos tenemos, pero que en personas como Pedro adquieren una dimensión mayor, la idea de la imagen y de la visión también.
Manejas tu cámara de manera distinta con cada personaje. Con Pedro me llamó la atención lo cotidiano y lo ritual. ¿Cómo trabajaste con él?
Algo que me gusta mucho del documental es la intimidad que se logró. Por un lado es el retrato de su vida cotidiana, registrar cómo vive un artista visual ciego con sus gatos, conocer a su familia, escarbar en su pasado, su manera de entender el arte, el mundo y la vida. Pero también pretende ser una aproximación a su mundo interior, por eso buscamos disolvencias con la edición, que fue muy meticulosa y que hizo Marta [Núñez Puerto] conmigo, quien también fue la productora de la película. Es esa narrativa de los sueños, los recuerdos, meternos al interior de su cabeza, de su alma, de su cosmovisión del mundo. Ahí encontramos un personaje que nos gustó mucho, con mucho desenfado, con sus particulares tormentos, un personaje con muchas capas, muy versátil.
Con Pedro era un recorrido como si fuera nuestro Virgilio por Oaxaca y Salina Cruz, aunque grabamos otros puntos, pero es un escenario muy importante.
Con Iris Palau hay un tratamiento que se acerca al cine fantástico o de horror: el detalle del bosque, figuras sangrantes, estremecedoras. Es un espacio más enigmático.
Con Iris todo partió de una entrevista de varias horas; ahí había un tejido en sus visiones que por momentos son fantásticas y también terroríficas, entonces era hacer una aproximación cinematográfica, porque ninguno de los que estábamos en el equipo teníamos ese tipo de visiones.
A través de su narrativa propusimos momentos mágicos, como la muerte del padre de Iris, pensamos cómo podíamos transmitir esa sensación. O de la propia hija de Iris, Isamar, quien tuvo una conexión bonita con Pedro durante mucho tiempo de la película. Ahí se formó un triángulo muy bello, pudimos explorar al interior de sus visiones y conectar entre ellos.
Me gusta que en Iluminados no hay una condescendencia, no buscas la historia de éxito melodramática de un artista ciego. Al contrario, a veces Pedro e Iris pueden ser perturbadores.
Lo tuvimos claro desde el inicio. Justamente Pedro no quería ninguna condescendencia, quiere que valoren su arte por el arte mismo, no porque venga de una persona ciega.
Por ejemplo, él no quiere participar en una exposición de ciegos, aunque debo decir que es muy activista, un tipo de una elocuencia extraordinaria. Lo mismo ocurre con la generosidad de Iris, una persona preparada en muchos niveles, estamos muy agradecidos por abrirse y mostrarlo todo. Para ella era importante hacerlo, pero hay por su parte cierta valentía, sabe cómo a veces este tipo de cuestiones pueden ser malentenddas o menospreciadas en algunas ocasiones.
Pedro nunca ha querido que su arte se valore por ser invidente, aunque evidentemente esta condición genera una obra muy particular, como esos textiles que trabaja con minuciosidad, estas fotos de penumbras que generan un efecto muy particular, es un trabajo muy meticuloso y muy bello. Hay un personaje fascinante que en combinación con Iris generan otra aproximación.
Según entiendo las proyecciones de Iluminados serán experiencias multisensoriales, con descripción para gente ciega o sorda. Pero también incorporarán lo olfativo, que viene de la mano de tu hermana, Lula Curioca. ¿En qué consiste esta experiencia?
Tendremos colaboración con Cine para imaginar, quienes harán la audiodescripción de la película en Oaxaca y otros lugares del país. Además, mi hermana está dedicada al arte olfativo, es perfumista, y tiene objetos con olor. Quisimos hacer una colaboración con el olfato en una sala de cine, y pues no es que inventemos el hilo negro, está inspirado en lo que hizo John Waters en Polyester, una película de 1982 con el rascahuele famoso. Aquello era una provocación de Water, incluía ¿olor a mierda? Y otro tipo de olores desagradables; acá no todos son olores bonitos pero no quiero hacer spoiler para que sea una sorpresa. En este caso tendremos una serie de ocho frasquitos con etiquetas en braille, todas tienen el instructivo en braille también. Ya hicimos alguna prueba y es divertidísimo, los espectadores no paraban de echar desmadre. También empezaban a leer la película entre ellos. Fue muy divertida la experiencia, a ver qué pasa en las siguientes proyecciones.
De las proyecciones con experiencia olfativa vamos a intentar que sean las más, pero sí vamos a pedir como con los lentes 3D, que nos regresen los frasquitos, para que la mayor parte de la gente pueda pueda vivir la experiencia, que es algo muy especial.
Iluminados (México, 2020). Dirección: Jorge Curioca. Producción: Marta Núñez Puerto. Compañías productoras: Dedo Gordo, Instituto Mexicano de Cinematograía, Fondo para la Producción Cinematográica de Calidad. Guión: Jorge Curioca. Edición: Marta Núñez Puerto. Fotografía: Frodo García-Conde. Diseño sonoro: Marta Núñez Puerto, Jorge Curioca, Santiago Peña Rojas. Música original: Catarina Gabriel. Cuencos y gongs: Yannina Thomassiny. Sonidista: Aldo Navarro Valdez. Supervisor de postproducción: Ariel Gordon. Colorista: César Augusto Villatoro. Participan: Pedro Miranda, Iris Palau, Isamar Gopar, Marcela Taboada, Patricia Cerezo.