‘Lluvia’ de Rodrigo García Saiz: breves historias para las calles mojadas

Cae la lluvia en la ciudad y quienes la habitamos nos reconocemos extraños. Amamos la lluvia, o la detestamos. Dispara nuestra locura y queremos bailar bajo ella; acentúa la melancolía y se antoja el cigarro y el café para recordar a otros que fuimos hace años. La lluvia no nos deja indiferentes y toda historia que ocurre bajo ella toma relevancias especiales.

Desde estas ideas, Rodrigo García Saiz cuenta en su ópera prima, Lluvia, seis historias de transeúntes que, con paraguas y ropas mojadas, transitan por la ciudad en la búsqueda de su amor, su soledad o su esperanza. Desde un guión de Paula Markovitch, la diversidad de estas historias también es la variedad de los recursos cinematográficos que propone García Saiz para mostrar el transcurso de una noche donde la tormenta puede venir del cielo, pero también de la intimidad de cada personaje.

Acompañado de un elenco de artistas consagradas -Bruno Bichir, Arcelia Ramírez, Cecilia Suárez, Martha Claudia Moreno- pero también de presencias nuevas como Axel Shuarma, Mayuko Nihei, o de nuevo aliento como Hoze Meléndez, Lluvia se presenta como un ejercicio fresco y melancólico del cine mexicano contemporáneo.

Lluvia tendrá su estreno nacional en el 21° Festival Internacional de Morelia. Platicamos con Rodrigo García Saiz sobre esta apuesta coral que ocurre entre las calles mojadas de la ciudad.

 

Lluvia nace de un guión de Paula Markovitch, figura destacada de nuestro cine. ¿Cómo llega el guión contigo? ¿Se lo pediste con una idea previa o era algo que ella tenía escrito?

Veníamos trabajando juntos varias historias. Yo la admiro desde que iba en el CUEC, pero no encontrábamos ninguna historia que nos convenciera a ambos. Hasta que ella me compartió un guion que había escrito desde hacía un tiempo. Pensaba dirigirlo ella, y en un momento me lo dio para que lo leyera. Esperaba que le diera mi opinión sobre la historia y otros aspectos. Esa noche le hablé y le dije que me encantó, que me pareció hermoso. Ella me dijo: “Fílmalo”. 

 

¿Qué te gusto de este guion? 

La sensación que genera, una especie de humanidad en todos los personajes que se cruzan y tienen momentos luminosos o sorpresivos y que, aunque no cambian sus vidas en absoluto, lo viven como experiencias y luego, vuelven a su cotidianidad. 

Me sedujeron los personajes y la forma en que estaban escritos. Además, el formato es complejo para una primera película, las historias se entrelazan, es una película coral de alta producción, en el que la lluvia tenía sus consecuencias. La lluvia puede evocar alegría, tristeza o melancolía, lo que proporciona una serie de fenómenos humanos que ayudan a unificar la película y evitan que se sientan como historias separadas, las convierte un todo.

Por otro lado, la ciudad también es un poco un personaje, lo cual me sedujo mucho. A pesar de ser la Ciudad de México, no se trata de lugares que vemos comúnmente en películas, sino de personajes con los que nos cruzamos a diario. Una de las cosas que más me gustó fue cómo el guion observaba a los personajes.

 

 

Lluvia, Dir. Rodrigo García Saiz

La lluvia en la ciudad me parece un estado mental. Para algunos provoca alegría o un sentimiento romántico; en otros es melancólica, y hay quienes la odian porque interrumpe sus actividades. La lluvia no nos deja indiferentes y eso me parece tangible en tu historia. 

La lluvia genera distintos estados de ánimo y sensaciones. No puedes ser indiferente a la lluvia. Te descoloca, te hace sentir nostálgico, alegre, o con ganas de jugar con el agua, según tu estado de ánimo. En esta película se refleja eso. Hay historias luminosas, como una historia de amor de una noche, o historias dramáticas, en las que la lluvia aumenta la tensión en una relación que ya está fracturada. La lluvia sirve como metáfora y refugio para estos personajes.

 

En Lluvia mantienes un tono constante. Sin embargo, cada historia presenta distintos elementos, que pueden ir del humor a la tragedia. Puede ser contradictorio pero, ¿cómo manejar un tono uniforme en la película y, al mismo tiempo, permitir la diversidad de las historias?

El tono me obsesionó durante este proceso. La película es una pieza, pero rica en matices. Me gustó mucho que esto se reflejara desde el guion. Dn un día nostálgico y la mayor parte del tiempo lluvioso, evocas emociones tan variadas como la alegría, la tristeza, los desencuentros y los encuentros, y mantienes todo en un equilibrio. Fue un trabajo de montaje y edición arduos, pues queríamos unificar las historias de manera que no se sintieran como relatos independientes, sino como una única película. Queríamos una sensación de incertidumbre, ya que estas historias al final del día quedan abiertas. 

No se trata de una narrativa lineal con un principio, desarrollo y final definidos, sino de historias que continúan en la vida de estos personajes. Algunos se quedarán con experiencias más intensas que otros, pero esa era la idea: lograr que, a través del tono, se sienta como una película integral, no fragmentada.

 

También está el juego del azar, las historias toman un giro inesperado. El taxista no esperaba que llegara este cliente que le despierta sospechas. Lo mismo con la maestra y su alumno. O que la prostituta encuentre a su conocido de infancia...

Son casualidades, pero no lo son. Lo he platicado con Paula, uno construye su propia realidad. Aquí, las situaciones son resultado del azar. Los personajes seguramente se han cruzado antes en un lugar, donde todo parece un perímetro que podrían haber compartido. Sin embargo, algo sucedió ese día que cambió las circunstancias. Este chico reconoció a la prostituta y fue a buscarla para redimir algo que llevaba enterrado en el corazón durante años. El otro chico camina y de repente encuentra un ángel en un puente. No es el tipo de casualidad que buscamos conscientemente, pero estas situaciones tienden a sentirse lo menos predecibles posible.

 

 

El primer personaje que presentas lo interpreta Bruno Bichir, el segundo lo hace Aracelia Ramírez, y le sigue Cecilia Suárez. Pensé que de alguna manera estabas reuniendo a un equipo de actores ya consolidados, que tuvieron su auge hace unos diez años, aunque siguen siendo relevantes. Era como si estuvieras evocando una nostalgia de nuestro cine reciente.

Combiné a personas consolidadas con otras que estaban teniendo su primera experiencia en el cine. El chico de la historia de la profesora, era su primera vez en el cine. Esta dinámica era mágica, ya que la experiencia de actores consolidados como Arcelia, ayudaba a contextualizar a los nuevos. Encontramos un equilibrio entre actores naturales y aquellos con una formación tradicional. Mauricio Caicedo, quien ya es un actor experimentado, aportó su perspectiva, mientras Christian tenía un enfoque distinto. Es un individuo sensible, enfocado en el presente, capaz de sumergirse en la situación sin esfuerzo. 

Fue un privilegio trabajar con todos ellos. Fue como regresar al CUEC, con el desafío de mantener el tono adecuado y acercarme a los actores para lograr la interpretación que buscaba. Estuve rodeado de amor por parte de ellos, entregaron su máximo esfuerzo a pesar de las complejidades de la filmación, que incluía noches, lluvia y ubicaciones incómodas. 

 

¿Hasta qué punto tuviste en cuenta las temporadas de lluvia o se creó artificialmente?

Te diría que un 40% de lo que viste es lluvia real. Esto llevó un gran desafío de producción, ya que una cosa es simular una lluvia y controlar las luces, pero cuando te sorprende la lluvia mientras estás filmando con actores, se convierte en una tarea muy compleja.

Buscamos filmar durante la época de lluvias, no sólo por cuestiones de autenticidad, también por razones de conservación del agua. Implementamos un sistema para recuperar agua cuando llovía. Por ejemplo, cuando la lluvia real cesaba y necesitábamos mantener la continuidad, teníamos un sistema de recolección que reciclaba el agua en la misma pipa, evitando desperdicios. Nos esforzamos por ser lo más ecológicos posible, ya que en el guion se mencionaba que la ciudad estaría empapada constantemente. Fue un desafío de producción de proporciones gigantes.

 

Para hacer una toma, ¿esperaban que comenzara a llover y luego se lanzaban a rodar?

Toda la primera parte es lluvia real. En muchas secuencias, tuvimos mucha suerte. Fueron momentos mágicos. Esta película tenía algo especial en ese sentido, porque cuando un actor subía a cierto lugar, de repente comenzaba a llover o estábamos ensayando antes de la toma, y, sin previo aviso, empezaba a llover. Era un misterio que rodeaba la producción. 

La película resultó ser muy lluviosa, lo cual fue una gran ventaja, en espacial para escenas en las que necesitábamos pisos mojados. Aunque la secuencia no requería lluvia, no hay comparación con tener una lluvia real que moja las paredes y crea esa sensación de frío y humedad constante, que queríamos lograr en la película. Esto era un desafío si no llovía en la vida real.

 

Me llama la atención la fragmentación en esta película. Normalmente, es común contar una historia con tres personajes y una anécdota. Aquí, en cambio, optaste por fragmentarla y explorar diferentes tonos. ¿Qué consideras importante al plantear una historia de esta manera?

Son como instantes, fotografías de momentos de estos personajes que tienen encuentros y desencuentros. Me agradaba la sensación de que fueran historias abiertas, anécdotas que permitieran voltear y observar a una mujer caminando sola, imaginar su historia. Siempre he sido observador, puedo tomar un café solo e inventar la historia de alguien; cuando una persona se cruza con una mesera, me pregunto quién es esa mesera. 

Me gustaba la idea de explorar encuentros y desencuentros que experimentamos como seres humanos, algo a lo que raramente damos voz. Creo que la fragmentación en este caso es una virtud de la historia, porque mantiene al espectador con la esperanza de que algo sucederá. Aunque la trama no sea muy densa, logra atrapar la atención, y cuando vuelves a encontrarte con estos personajes, es como si estuvieras renovando el vínculo. Me gusta cautivar al espectador utilizando la fragmentación como un elemento narrativo, no solo como un recurso de discurso.

 

Vas a mostrar esta película en el Festival Internacional de Cine de Morelia. ¿Qué te parece estrenar allí?

En México tenemos muchos festivales de un nivel excepcional. Morelia es posiblemente el que tiene más exposición a nivel internacional. Me siento muy afortunado de compartir la película con colegas y personas del medio, es como soltarla un poco, permitirla volar por sí misma y tener sus encuentros y desencuentros con los espectadores. 

Desde el día uno, estas historias se hacen para eso, para compartirlas. Y un medio o un vínculo muy importante son estos foros, ya que brindan la apertura para este tipo de cine. No es cine puramente comercial ni extremadamente intelectual, sino historias de la vida cotidiana. Estos festivales ayudan a darles una mayor proyección, para que más personas puedan verlas.

Lluvia (México, 2023) Dirección: Rodrigo García Saiz. Producción: Paola Cortés, Rodrigo García Saiz, Araceli Velázquez. Casa Productora: Central Films, The 42 Film, Martini Shot Films. Fotografía: Leonardo Hermo. Edición: Liora Spilk.  Diseño sonoro: Javier Umpierrez. Reparto: Bruno Bichir, Cecilia Suárez, Arcelia Ramírez, Martha Claudia Moreno, Mauricio Isaac, Esteban Caicedo, Morganna Love, Kristyan Ferrer, Axel Shuarma, Mayuko Nihei, Hoze Meléndez, Karina Gidi, Tiaré Scanda, Dolores Heredia.