‘Mírame’ de Pavel Cantú: fantasmas en Xochimilco

En Mírame encontramos una historia de terror con algunos rasgos de thriller y coming of age… ¿De dónde surge la propuesta de Mírame?

Desde muy pequeño me encantó el tema de las criaturas y los monstruos. Mi forma de expresarme ha encontrado fuerza a través del dibujo, empecé ilustrando algunos storyboards y era gran admirador de dibujantes como Frank Frazetta y Boris Vallejo, obviamente llega un punto en que mi atracción por el terror madura.

En Mírame exploramos el tema de ¿qué hay detrás de la muerte?, que finalmente se convierte en una red de creencias, supersticiones y religiones. Es lo que observas en Lalo, que ha perdido a su padre y ahora tiene que vivir en Xochimilco con su abuela; el desarrollo de estos hechos provocan las preguntas sobre a dónde fue esta persona.

¿De qué manera se conectó la historia con tus vivencias?

Empecé esta historia en 2010. En el 2011 falleció mi padre y al inicio no conecte ambas circunstancias, aunque ambas experiencias me condujeron a ciertas reflexiones sobre cómo es posible que en algún momento pierdas a una persona, su comunicación y todo lo que compartes con ella.

Después formé un equipo de trabajo, primero invité a Abraham Cherem, que para mí ha sido como un mentor. Como cineasta es un profesional, tiene bastante conocimiento del género y es un guionista asombroso. También integramos a Luisa Iglesias, Ernesto Murguía y Verónica Ángeles. Fue un trabajo intenso, porque quería respetar el género sin repetir demasiados clichés.

Yo crecí en la colonia San Rafael, ahí había un edificio donde la gente llegaba y hacía cola para platicar con un brujo y contactar a sus seres queridos. Esto me motivó a que la historia se desarrollará en la zona centro de la Ciudad de México, pero al crear la propuesta estética optamos por Xochimilco.

No había visto a Xochimilco como un espacio cercano al terror, ¿Qué te ofreció este espacio?

Es una región que quizá ha sido relegada, pero siempre ha existido y tiene mucho que ofrecer. Es todo un universo por su cultura, la gente, los canales y el tema de la agricultura. Para mí Xochimilco siempre ha sido un sitio místico, cuando pasas los canales, donde todo el mundo va a echarse una chela, te alejas de la parte urbana y refuerzas el aislamiento que quería imponer a Lalo, sus planteamientos existenciales.

Algo que también vale la pena decir es que la fotografía de Serguei Saldívar, junto con el compromiso con el género fueron factores que ayudaron a apreciar el valor del bosque. Visualmente, el aislamiento ofrece un panorama favorable a los personajes, crea un microcosmos y otorga un sabor que resalta en Xochimilco de forma autóctona. Ofrecimos una exploración distinta a las trajineras y las fiestas.

Otro acierto de la película es que su sustancia se respalda por el mismo crecimiento del personaje y sus indagaciones ¿De qué forma uniste estos rasgos de un coming of age al género del terror?

Fue gracias al equipo de escritores, ese trabajo conjunto nos motivó a decir que no íbamos a cometer el error de tener cada cinco minutos el mismo efecto, que tuvieras esos jumpscares de forma estereotipada.  La formulación es distinta y ayuda a que el personaje de Lalo, más que adaptarse, se adentre en lo que es Xochimilco y que viva la ausencia de su padre.

¿Qué tal te fue con la unión de actores ya consagrados y aquellos que tuvieron una primera participación?

Parte de la atmósfera de la historia se planeó según la edad del personaje. Los fenómenos sobrenaturales no se entienden de la misma manera a distintas edades. Lalo, que interpreta Axel Alpuche, se encuentra en sus primeros años de secundaria, no queríamos apostarle a un personaje preparatoriano porque se convierte en otra narrativa.

Regina Reynoso en el papel de Rana es la chava que tiene circunstancias similares a Lalo: es huérfana y vive con su tía que es una médium y se muestra como un apoyo para Lalo. Juntos trabajaron muy bien; como contraparte presentamos a una abuela que no es dulce ni lo suficiente seria, Leticia Huijara hizo posible tener a una mujer mayor con carácter.

Lo mismo sucede por parte de Darío, que interpreta al profesor Medina y lo hizo bastante acorde al tono de los demás actores. Se encontró la experiencia contra la actitud y todos trabajaron muy bien.

 Entiendo que el terror es el género predilecto para tu trabajo ¿por qué consideras que es importante este género para las audiencias?

El horror para mí es fundamental, inicia desde nuestras creencias, porque tememos a esa supervivencia espiritual y terrenal. Cuando veo algo que me aterra me siento vivo, de la misma manera que la tragedia o el amor te pueden hacer sentir. Ciertamente es un género que por su comercialidad cae en fórmulas y se le califica como un género secundario, pero recuerda que tenemos directores como Guillermo del Toro con narrativas donde puedes encontrar elegancia y toque para vivir el terror.

Es fundamental la existencia y la labor que se tiene que hacer en este nicho del terror porque es un instinto mismo, estamos rodeados de ello en distintas imágenes como lo que sucede actualmente en Gaza o pinturas como las de Goya.