Nancy ha peinado las dos últimas películas de Julián Hernández: Rencor tatuado y La diosa del asfalto, pero también ha metido cepillo y tijeras en producciones como Chilangolandia, Sexo pudor y lágrimas 20 años después, Nuevo orden o La boda de mi mejor amigo.
Vamos, hasta ha peluqueado en la más reciente película de Alejandro González Iñárritu…
Compartimos tintes y retoques de este oficio, que hace a los personajes más glamorosos, o desfachatados, o tímidos, o temerarios, según lo que vaya pidiendo el guión.
Llevo trece años como estilista y cinco los he dedicado al cine. Un compañero me invitó a unos comerciales para la SEP y desde ahí para acá. No sabía nada de cómo comportarme en un set, ni de continuidad, que hay que estar calladita y respetar diseños. Conforme pasó el tiempo les gustó mi trabajo y me invitaron a participar en Rencor tatuado, que dirigió Julián Hernández. Fue un gran inicio porque es cine de arte, se maneja diferente al comercial y a las series. Como tiene menos presupuesto todo se hace con amor, todo es muy underground.
Sí, esta película rompe con lo que este director había hecho y el personaje fue impresionante para mí; además de ser mi primer proyecto me emocionó mucho. El diseño de vestuario lo hizo Alex Caraza, el diseño de maquillaje y peinados de Vladimir Amok, quien era mi jefe; con él hicimos buen match.
Directamente no. Iba con nosotros porque Julián es una persona sencilla, pero con quien yo tenía más comunicación era con Vladimir. Me dijo que leyera el guión y lo leí, pero no sabía desglosarlo; ellos se encargaban de decirme: “hoy va este peinado”, “lleva continuidad”, “saca fotos”, “checa el monitor”. Una vez estaba comiendo una tostada al lado de Julián y no sabía, me decían: “Nancy, no, aquí no se come”, pero pocas veces me llamaron la atención.
No sabía qué debía ver en el monitor. Yo le arreglaba el pelo y el maquillaje a todos los actores que no venían a cuadro, pero me decían: “no lo arregles ahorita” y pasaban otras cosas muy cotorras, pero ya he aprendido a pulir mi trabajo.
Necesitas mucha paciencia, no me puedo correr como hilo de media. Los clientes me piden que les recomiende algo y de volada les hago muchas cosas; en el cine hay que tener cuidado con los cortes; si algo se te va no hay continuidad. Entonces, si regresa un actor que tuvo llamado hace tres semanas, debes dejarlo igual, retocar poquito a poquito y ser cuidadosa. Y además rápido.
Pero me he dado cuenta de que ahorras tiempos si cortas el pelo frecuentemente. Tienes la facilidad de que has tocado tantas cabezas, tanto cabello, que las cosas que hay que hacer para el cine se vuelve más mesurado, más chiquitín, hay que irlo haciendo poco a poco, hasta que se vea bien a cuadro.
Va surgiendo solo. En comerciales es de un día a tres días; en un proyecto que dura semanas o meses haces lazos con las personas, sobre todo en el cámper de maquillaje. Con el resto del crew aprendí a cómo dirigirme con los directores, con el productor en línea, con el staff, y empiezas a hacer migas, las relaciones sociales del crew. Por ejemplo sonido: viene a acomodar el micrófono y lo asistes para que no afecte el peinado, te empiezas a comunicar con ellos.
Por fortuna me han tocado crews donde he hecho buenos amigos y los veo con gusto siempre. Siempre es una sorpresa no saber quién te vas a encontrar en un nuevo crew.
No puedes hacer un peinado cómo aprendiste en la escuela, tienes que truquear para que dure, para no retocar tantas veces, porque puede llegar a ser hostigoso para el actor. Tienes que aprender a hacerlo duradero y fácil, práctico y ligero.
He tenido buenos maestros. Ahora, con La doña, la diseñadora es Mari Paz Robles y le he aprendido mucho. Llevamos tres meses de grabación y hacemos peinados de los años veinte, treinta, cuarenta; es todo un rollo, de repente confundía épocas, detallitos que te hacen sentir en esa época. Con Mari Paz he aprendido a definirlos mejor y también técnicas para reproducirlos.
Todos hacen de todo, yo puedo estar peinando una peluca y mi compañera está trenzando a la actriz para ponerle la peluca. Mari Paz siempre resuelve y te lo hace ver fácil. Ella nos plantea el diseño, nos muestra cómo lo hizo y después nos repartimos los actores.
Le da risa a Mari Paz porque le digo que cada actor que sale, cada diseño, es como un cadáver exquisito, porque mi compañera le está haciendo los frentes, yo le pongo la peluca, Mari Paz hace los acabados del peinado, otro compañero maquilla, entonces hay una mezcla de todos, que hace que el trabajo fluya y salga a tiempo.
Yo digo que hubo varias temporadas y nos tocó la segunda. Éramos Mari Paz, yo, Elena Carrión y Ari. Iba a haber hasta 16,000 extras, obviamente rotados y repetidos. El tiempo que estuve ahí pues yo soñada, dije: de aquí soy.
Nos tocó su ceremonia para empezar el proyecto. Nos puso en círculo, a todos nos dio una rosa y nos dijo varias cosas lindas, después empezó a rodar.
En mi área teníamos muchos extras, les teníamos que sacar fotos y el señor revisaba y decía: éste si, éste no, éste háganmelo diferente. Además, estos extras eran mezclas de varias épocas. No sé cómo fue el resultado al final, pero teníamos la idea de que era una onda atemporal, de repente había alguien vestido de los noventa, de los setenta, fue una buena experiencia.
Le tengo mucho cariño a La diosa del asfalto. Ahí tuve el chance de ser jefa de peinado y maquillaje, lo diseñé con Alex Caraza. Entonces hay como el toquecito de Nancy, me gusta mucho hacer mullets y ahí hubo mucha libertad de ser Nancy.
Y sobre todo la historia, me pegó bastante, trabajamos en locaciones bien difíciles: horarios nocturnos, frío, humedad. Pero cuando la vi en el cine quería llorar. Una amiga me preguntó: “Pero esa peluca de la principal qué onda”, y no, no es peluca, es su pelo, pero tiene mucho y muy chino. Hicimos la rapada de Ramira (Mabel Cadena) y fue un reto, casi sin saber cómo truquear y tienes que resolver en un día. Le pusimos y quitamos extensiones porque primero se cortó el pelo y después había que hacer otra escena donde lo lleva largo, y fue así de que le pego en chinga el pelo con queratina. En la estética yo me he tardado hasta tres horas haciendo eso, pero obviamente aquí era más trucadito, más rápido y más sencillo.
Una del futuro postapocalíptico, hacer cortes locochones, maquillajes extraños. En segundo me gustaría hacer terror, he hecho zombies para una serie pero en algún momento me gustaría hacer algo así. O algo con personajes victorianos, que son súper difíciles, sus pelucas… sí, en tercer lugar haría eso.
Conoce el trabajo de Nancy Guzmán en su página de Facebook Riot Color Peluquería