‘Sex Panchitos’, de Gustavo Gamou: nostalgia por la banda

En los años ochenta del siglo pasado, el entonces Distrito Federal se vio asediado por una banda de adolescentes, Los Sex Panchitos, originarios de los barrios de Tacubaya y Santa Fe. Asaltaban abarrotes y vinaterías, secuestraban transportes públicos, con una actitud cábula que tenía al rock urbano como banda sonora.

Los medios de la época estigmatizaron a Los Panchitos como enemigos sociales. Con el tiempo se les ha reconocido como expresiones contraculturales que también funcionaban como termómetro de la distancia del Estado con las juventudes. En el siglo XXI, los Sex Panchitos buscan reivindicar su memoria como esa insolencia lúdica que busco pertenencia en aquella ciudad más sucia, más desordenada y posiblemente más ingenua.

En Panchitos Sex, Gustavo Gamou busca a los Panchitos originales, que décadas después siguen siendo una alternativa de resistencia contra una ciudad gentrificada y excluyente. Las historias de los Panchitos muestran con sorpresa que el supuesto perfil delincuente también era una forma de resistencia contra la fiesta neoliberal.

Panchito Sex estrena en la sección Ahora México de Ficunam 15. El director Gustavo Gamou, y su asistente Edgar Vergara, nos contaron cómo hacer un documental delirante y, contra todo pronóstico, emotivo. 

Sex Panchitos, dir. Gustavo Gamou

¿Cuándo empezó a interesarte la historia de los Sex Panchitos?

Gustavo Gamou (GG): Fue un reto que me puse: contar una historia cerca de la zona en la que vivo, que es Tacubaya. Mis trabajos anteriores habían sido filmados lejos y a veces dificulta la lejanía. Entonces quise hacer una película cerca de donde vivo. Luego conocí al hermano de un panchito que falleció en un accidente de moto, y me invitó a una fiesta. Ahí empezaron a interesarme Los Panchitos, que son una leyenda en Tacubaya, la colonia América y Observatorio.

Comenzamos con Ulti, Ramón, uno de los protagonistas. Lo acompañamos a visitar a su esposa, que estaba recluida en Santa Martha Acatitla, ahí empezamos a registrar imágenes, con una camarita muy austera. 

En nuestro circuito del cinito tienes que ser muy rápido. Filmas hoy y mañana quieren que edites. Esto necesitaba tiempo, estar con la gente y caminar por el barrio, conocerlos a fondo. Luego pasaron otras cosas en el camino, la vida te da sorpresas, como dice la canción.

 

¿Cómo te subiste a este proyecto, Edgar? 

Edgar Vergara (EV): En 2015, cuando conocí a Gus. Me platicó qué estaba haciendo y me propuso que lo acompañara. Lo conocí un miércoles y el sábado fui a una reunión con Los Panchitos, ahí empezamos. Yo conocía el contexto porque mi papá vivió en los ochenta y tenía conciencia de quiénes eran. Desde ahí empecé a trabajar con Gustavo.

 

Conocemos la leyenda de Los Panchitos desde los medios de comunicación, que los describían como una banda peligrosa. Después sabemos que la conformación de este grupo es más complejo. ¿Ustedes con qué Panchitos convivieron?

EV: Encontramos personas con carencias. Te cuentan todo por lo que pasaron, lo que hicieron, vas conociendo y entendiendo. Más allá de que están satanizados, son personas con vidas normales o complejas, pero encontramos personas en sí.

GG: Tenemos amistades que perduran. Nos mensajeamos, compartimos preocupaciones. De jóvenes cometieron errores y los medios se los cobraron, los satanizaron y todavía viven con ese peso. Ahora, muchos de ellos se están reivindicando. Agarraron una segunda oportunidad en la vida. Y de eso va la película. 

 

Sex Panchitos cuenta tres historias: Canon quiere hacer una asociación civil con los Sex Panchitos originales. Ulti y su hijo visitan a la esposa en Santa Martha Acatitla. Y de Chivo Loco, capturan su vida en el reclusorio, y después cómo consigue la libertad. ¿Por qué contar estas historias, de las muchas que puede haber en la banda? 

GG: Convivimos con muchos panchitos y todavía tenemos amistad con ellos. Pero algunos ya viven en otras zonas y nos dificultaba trasladarnos. La premisa era hacer la película caminando, con una mochila y la cámara. Trabajamos con quienes vivían cerca, así se hizo el vínculo más fuerte. Armamos la historia como una especie de reloj, que todas las piezas encajaran. Para mí era parte del reto: contar una historia que se entendiera. La hicimos con quienes teníamos cerca. La pasamos bien, nos divertimos. Y ahora la vamos a exhibir.

 

Sex Panchitos, dir. Gustavo Gamou

¿Hubo algo complicado en filmar a Los Panchitos? 

GG: En el caso de Ramón, Ulti, no es alguien que haya tenido una preparación teatral o cinematográfica. Pero hizo un pacto con nosotros, sin decir nada. Algo extraño, como mental, que te está diciendo: “adelante, compartiré mi vida”. El compromiso y la dedicación que tuvo fue algo magnífico. También ocurrió con los familiares y la gente de del barrio; siempre nos sentimos bien recibidos.

 

En Sex Panchitos, Los Panchitos hablan de la desconfianza que les dan las cámaras, porque el asedio de los periodistas en aquellos tiempos. Ahora participan en un documental, ¿cómo se relacionaban con tu cámara?

RV: Hubo una conexión con ellos sin necesidad de decir mucho, ya éramos parte de su entorno y no había mucho que hablar con ellos. Estaban a gusto con la cámara, era muy sencillo por la cercanía. 

GG: Si no hay cercanía, es delicado tratar con Los Panchos. Había cierta cosa rara. Empezó a correrse la voz de que estábamos filmando, vino el auge del YouTube y llegó la presa con las cámaras. Luego se prestaba a confusión, no sabían si éramos de la televisión o qué éramos, eso fue incómodo. Al comienzo había más libertad de trabajo y pasábamos desapercibidos. Ellos se quedaron con la actitud del reportaje, teníamos que sacarlos de ahí; cuando ya teníamos años ahí ya no percibían la cámara. 

 

Los Panchitos son un capítulo importante de la vida de la Ciudad de México. Después han existido otras tribus urbanas, pero en ellos está el germen de cierta actitud rebelde, contracultural. Se reivindica a una pandilla, pero también se rescata su cultura del rock, de los peinados, de sus relaciones. 

GG: Nosotros no lo rescatamos, es algo que se mantiene. Incluso Ulti, cuando hace su reunión, recuerda a panchitos que ya murieron. Hace su camisa como la hacían en aquellos tiempos. Pero nosotros no nos clavamos en eso. Nos clavamos más en encontrar y armar las historias. Pero creo que eso se ve y que está increíble.

EV: Es un movimiento muy fuerte, que a la fecha sigue con sus ideales, su forma de vestir y su música. Ellos lo mantienen y nosotros hicimos el registro. 

Íbamos a tocadas con ellos. Todavía es un movimiento grande. El rock urbano es un eje que hay que investigar, es todo un mundo y un género mexicano interesante. 

En Santa Fe hay muchas bandas y hacen sus fiestas de aniversarios. No sólo son Los Panchitos, conocimos muchas bandas de Santa Fe y Santa Rosa, que organizan sus aniversarios en lotes baldíos, o a veces la alcaldía les presta deportivos.

 

Sex Panchitos se une a una colección importante de películas sobre bandas de la época, pienso en títulos como La neta no hay futuro, de Andrea Gentile, O Nadie es inocente y su secuela, de Sarah Minter... 

GG: Si ves los agradecimientos, empiezan con Sarah y con Andrea, que desgraciadamente se fueron. Cuando estaba empezando hablé con ellas, les estuve contando el proyecto, intercambiamos ideas. Hay una influencia directa de esas dos películas. 

¿Qué les parece participar en Ficunam?

GG: Estamos agradecidos por el espacio para el estreno, queríamos que ya se viera y es un gran lugar para presentarse. Estamos contentos y Los Panchitos más. Al Ficunam le tenemos mucho cariño. Es un espacio simbólico para nosotros, que tiene mucho valor. Hay muy buenos recuerdos.

 

¿Ya vieron la película Los Panchitos?

GG: Será una sorpresa. Ulti vio algunas partes, pero hace bastante tiempo, no el corte final. 

Pero están contentos. No te dicen nada, pero te das cuenta de que están felices, muchos no imaginaban que la película se terminaría y que estaría en un cine. En las redes comparten muchas imágenes, va a ser interesante su reacción al verse. A ver qué opinan.

Sex Panchitos (México, 2025). Director: Gustavo Gamou. Guion: Gustavo Gamou. Productor: Chantal Guedy, Tatiana Graullera. Fotografía: Gustavo Gamou. Edición: Yibran Asuad (AMEE), Jonas García Fregoso. Compañía productora: Cinemacumba Satourne Cine Milmillones. Música: Javier Maya, Gabriel López, Yaya González. Sonido: Edgar Vergara Sánchez. Reparto: Ramón González “Ulti”, Fidel Pérez “Chivo Loco”, José Legorreta “Canon”, Javier Utrilla “Cadenas”, Javier Maya “El Maya”, Marisela Oliva “Yoniencuenta”.