Mientras Bruno incendia el mundo, su amigo Ian le hace cuestionar su sexualidad. Y mientras Bruno incendia el mundo, Daniela, una chica de Durango, empieza a confundir sus afectos. Se incendian balones de futbol pero también las emociones, la incertidumbre, las definiciones de uno mismo: esa combustión interna que llamamos crecer.
Con su ópera prima Todos los incendios, Mauricio Calderón crea un coming of age incendiario, que va de la piromanía al reconocimiento de las identidades sexuales. Se trata de un relato queer que además escapa de la claustrofobia citadina y convoca a los enormes espacios de Durango para terminar de arder.
Todos los incendios participó en la sección Concorso Cineasti del presente del 76 Festival de Cine de Locarno y ahora forma parte de la Sección de Largometraje Mexicano del 21° Festival Internacional de Cine de Morelia.
Todos los incendios tiene su estreno en salas comerciales a partir del 21 de junio de 2024.
Mauricio Calderón nos cuenta sobre esta primera experiencia fílmica.
¿De qué va Todos los incendios?
Todos los incendios es mi ópera prima. Es un coming of age que cuenta la historia de Bruno, un adolescente que vive el luto por la pérdida de su padre. A él le gusta quemar cosas, graba esos momentos y los sube a Internet. Un día, gracias a eso, conoce a una chica en otra ciudad, el mismo día que su mamá formaliza una nueva relación, Bruno, ignorando los sentimientos de su mejor amigo hacia él, escapa de la ciudad para encontrarse con esta chica que le intriga.
La película es mi tesis en la maestría de guión. Este proyecto quedó olvidado en un cajón, hasta que gané en una convocatoria de cine y con ese dinero pude ingresar al Cine Qua Non Lab, un laboratorio de guión que se lleva a cabo en Michoacán. Ahí, el proyecto se potencializó gracias a mis asesores y compañeros, quienes me brindaron mucha ayuda para pulir el guión.
A partir de ese momento, junto a mis productores Daniel Loustaunau y Araceli Velázquez, desarrollamos el proyecto y buscamos cómo financiarlo. A diferencia de mis anteriores guiones, que no llegaban a concretarse, este tomó un rumbo más certero.
En esta búsqueda de fondos, festivales y apoyos, ¿hubo invitaciones que recibieron de algunos festivales? ¿O fueron revisando estrategias de festivales?
Todo fue propio. Después de Cine Qua Non Lab, que fue lo que nos impulsó a echar a andar la máquina, estuvimos en Talents de Guadalajara. También participamos en el Talent Project Market, otra excelente oportunidad. Además, estuve en la Script Station y pudimos participar en el Gabriel Figueroa Film Fund, tanto en desarrollo como en work in progress.
Por fortuna ganamos el premio de distribución, que nos permitió cubrir los costos del viaje a Locarno. También ganamos otro premio en el Work in Progress: el de Cine Color Shalala para el proceso de postproducción y finalización. Todos estos apoyos de festivales son de vital importancia para nosotros.
Por supuesto, no estaríamos aquí sin el apoyo de FOCINE y EFICINE, lo valoramos mucho. Lo que sucedió fue que nos tocó enfrentar la pandemia, justo cuando estábamos en pleno proceso. Claro, fue un desafío, pero seguimos adelante.
Me entra la curiosidad sobre si el tratamiento de la historia de Bruno sufrió algún cambio significativo o si en algún laboratorio, les dijeron: "No, mejor váyanse a explorar este otro incendio".
A pesar de que no es un guión autobiográfico, siempre tiene toques personales, cosas que me han pasado o que les ha sucedido a otros amigos. Así fui armando la historia.
Sin embargo, en los primeros tratamientos no era cine LGBT, sin embargo, en el Cine Qua Non, mis compañeros me decían: Oye, aquí hay una atracción que se va armando” todo eso fue amarrando cabos. Y aparte, es muy natural, muty auténtica.
De hecho, lo que nos interesa como colectivo Colmena, es tratar de desmenuzar estas nuevas masculinidades. No sólo nos enfocamos en tocar temas inclusivos, también en hablar de estas nuevas masculinidades.
Hay una locación fuera de la Ciudad de México que me encantó, en el estado de Durango. ¿Ya venía incluida en el guión?
En los primeros tratamientos él se escapaba a la ciudad era Guadalajara. Sin embargo, nuestros coproductores, que son muy creativos y les gusta meterse en el guion, tuvieron una muy buena idea. Me sugirieron que si el personaje iba de una gran ciudad a otra gran ciudad, no generaba mucho contraste. Yo entonces estaba dando clases en Durango y me enamoré de sus cielos, su tierra y sus montañas. Pensé que era muy buena locación, después de todo Durango es la tierra del cine.
Entonces me decidí a que el lugar fuera Durango, además de que recibí mucho apoyo de mis alumnos. Había una escuela de actuación llamada Dolores del Río, lo triste es que ya no existe por la falta de fondos. Sin embargo, se graduaron unas tres generaciones y varios alumnos participaron en el proyecto, lo que es algo muy significativo.
Me parece y positivo que tu producción también salgan a otros espacios.
Sí, además, esta película es más una producción con toque independiente, si bien se filma mucho en Durango, son esas grandes producciones de Netflix; nosotros llegamos con una producción más pequeña. A pesar de ello, nos recibió muy bien toda la gente de allá,
Me gustaría que me platiques sobre este paralelismo del fuego y el oficio del cineasta. Los cineastas son medio piromaníacos, avientan historias que queman la pantalla, les gusta ver arder.
En pantalla no puedes poner el olor de las cosas. Desde chico me llamó mucho la atención el aroma del cerillo cuando se quema: más que la afición a que las cosas se quemen, tengo afición por oler el cerillo quemado.
Por otro, está la frase de Jean Michel Basquiat, que dice: "El fuego atraerá más atención que cualquier grito de ayuda". Entonces, siento que como directores debemos aferrarnos a algún tema que haga que la gente voltee a ver nuestra película. Ahí juega ese papel el fuego, especialmente por sus connotaciones, relacionadas con la creatividad y, en ocasiones, con la sexualidad.
A mí me interesa seguir trabajando en proyectos LGBT, para que tengan visibilidad. Muchas personas dicen: "Ay, otra vez una historia sobre alguien que sale del clóset". Sin embargo, en la Ciudad de México vivimos en una especie de burbuja, no nos damos cuenta de que en otros lugares de Latinoamérica o México, aún no se han mostrado estos temas para normalizarlos.
Y el tratamiento, ¿no? Se pueden hacer dramas, películas de terror o coming of age, y aunque uno ya es adulto aún sientes esa rabia en la forma del fuego.
De hecho la película está ambientada en 2008 porque siento que las adolescentes y los adolescentes de ahora ya no son como antes, tengo sobrinos y los veo más libres, sin tantos tabúes. Si te fijas, el personaje principal es un chavito heteronormado al que le gusta el fútbol y tiene su amigo, pero también siente impulsos de experimentar. Por eso elegimos esa época, cuando esos temas aún eran un poco más tabú.
¿Qué significa para ti presentar tu ópera prima en Locarno?
Como colectivo ya estuvimos en el Festival de Locarno en 2021, con la ópera prima de José Pablo Escamilla, Mostro. Es una película muy diferente a Todos los incendios, más experimental. Sin embargo, dejamos un buen sabor de boca y quieren seguir viendo nuestros proyectos.
Me parece interesante que este festival le pone especial atención al cine de autor. Es lo que más me gusta de Locarno.
Ahora ya estamos mandando nuestra película a más festivales alrededor del mundo, también nos encantaría estrenar en uno de los más importantes en México. Ojalá se pueda lograr.
*Entrevista de Mónica Martínez Orihuela.
Todos los incendios (México, 2023). Dirección y guion: Mauricio Calderón. Productores: Daniel Loustaunau, Araceli Velázquez, Francisco Sánchez. Música: Turista Universal. Fotografía: Miguel Escudero. Diseño de producción: Liz Medrano. Edición: Marlén Ríos Farjat. Diseño sonoro: Gabriel Reyna, Pablo Betancourt. Elenco: Sebástian Rojano, Ximena Ayala, Ari López, Natalia Quiroz, Héctor Illanes, Iliana Donatlán, Hannah Romen, Antonio Fortirer.