Un lugar más grande, documental de Nicolás Défossé, hace el registro de esta experiencia de autogobierno en el territorio maya ch’ol del sureste mexicano. Desde el cine directo, Défossé muestra las conquistas y los retos de este ejercicio autónomo, que también representa otra forma de invocar a la utopía.
Este documental se grabó desde 2017 a 2021, fueron 5 años, con un largo trabajo de edición. Es producción de Terra Nostra Films, con Xun Sero en la cámara y sonido de Martin de Torcy, Un lugar más grande se presenta en la sección Ahora México de Ficunam 15.
Compartimos la charla con el director Nicolás Défossé.
El disparador de Un lugar más grande es cuando un partido político intenta infiltrar propaganda y provoca tensión en el pueblo de Tila. ¿Desde ahí empezaste a crear la película?
Conocí a los ejidatarios y ejidatarias de Tila desde 2013, por trabajos que hice en Chiapas, que retratan sus luchas por el territorio. Había un conflicto con el gobierno del estado porque les quitaron 130 hectáreas y han tenido una batalla jurídica impresionante. Por años ganaron amparos pero no pasó nada, hasta que la Suprema Corte de Justicia hizo un dictamen bastante claro; aún así, el gobierno de Chiapas sigue sin acatarlo.
En 2015, el ejido corre al ayuntamiento y a la policía municipal. Yo llegué un año después, cuando festejan el primer aniversario de lo que llaman su “proceso de autonomía” e hice un reportaje del evento en la plaza principal de Tila.
Esperaban que en cualquier momento el Estado quisiera recuperar el ayuntamiento, y que habría represión. Hicieron guardias y pusieron retenes, con una gran organización. Había una energía muy alegre por haber aguantado un año. Entonces les propuse documentar el proceso de asumir tareas que normalmente tiene un gobierno, que me pareció muy interesante.
Tu película podría ser un manual de cómo se crea un gobierno autónomo: la toma de decisiones en una comunidad pequeña y cómo se teje la cotidianidad desde esta experiencia de gobernanza.
No sé si sería un manual. porque cuando llegué a Chiapas, en el contexto de la autonomía zapatista, ellos ya tenían un modelo consolidado, de por lo menos treinta años.
Para Tila el modelo zapatista es una fuente de inspiración, aunque ahí unos son más radicales y otros menos. Pero todos están de acuerdo en no querer al ayuntamiento o a la policía municipal, por los agravios que hubo por mucho tiempo. Entonces se organizan juntos. Por ende, no hay una ideología única, ni una guía o un manual; aprenden haciendo y es esta dimensión humana la que quise retratar.
Ellos siempre dicen: “no es que seamos autónomos por haber corrido al ayuntamiento o la policía, la autonomía es un camino largo. Es un horizonte que tal vez nunca alcancemos, pero ahí vamos caminando hacia este ideal”, porque siguen estando las escuelas y los servicios de salud públicos… No es que el estado haya salido del territorio.
Pero vivimos un periodo interesante en este proceso de autonomía. esto lo lograron por casi diez años y nos tocó documentarlo durante cinco años. La película tiene valor por haber retratado durante cinco años al pueblo; va a ser muy valioso más adelante recordar el proceso.
Hay agregados líricos en los rezos que ocurren entre susurros, pidiendo por los que gobiernan. ¿Qué me puedes platicar de estas escenas?
Hay una dimensión religiosa importante en Tila. En la vida cotidiana es importante la actividad del rezo. Es común pedir protección para quienes están vigilando el territorio. Entonces invitamos a los compañeros para que hicieran un rezo, que lo hicieran en susurros para que existiera esa intimidad.
Estas voces dan otra dimensión a la película, porque no tiene entrevistas, aunque hay una plática que ofrece un contexto del paramilitarismo y el zapatismo.
También es importante la actualización que das sobre dos personas que fueron asesinadas.
Estas personas aparecen en varias secuencias de la película. Eran de los que siempre estaban, con quienes platicábamos y convivíamos; sus asesinatos ocurrieron el año pasado. Había que mencionarlo porque también existe esta realidad del paramilitarismo en Chiapas. Desafortunadamente no son sólo amenazas, a veces llegan a puntos extremos, como lo que les sucedió a estos compañeros.
Has estado cerca dell movimiento de cine tsotsil que se hace en Chiapas, desde Terra Nostra Films has participado con varias de las personas que hacen cine en las comunidades. ¿De qué manera te nutre este grupo?
Llegué hace 25 años a Chiapas y estuve muy involucrado con una asociación civil de comunicación comunitaria, que hizo transferencia de medios con los zapatistas. Daba talleres con los “promotores de video” y nos acoplamos al ritmo de la comunidad. Así entendí el contexto de las comunidades autónomas y la resistencia en Chiapas. Eso me ayudó a conectar con la gente de Tila.
Cuando llegué a Chiapas no existía la generación de Xun Sero, Maria Sojob, Xun Pérez, Humberto Gómez Pérez, o Liliana Ka’an. Trabajé como editor con asociaciones civiles, centros de derechos humanos; impartí talleres y colaboré en documentales de estilo periodístico, no había realizadores para editar lo que estaban haciendo.
Por fortuna llegó esta generación en los años 2010; conecté con ella y empecé a editar sus trabajos, porque en mí había mucha sed de eso. Me nutrió mucho participar en las películas de las y los realizadores tsotsiles. Si tuviera que quedarme con un solo trabajo, sería la edición, y de vez en cuando dirigir.
Incluso, algunos de los cineastas con quienes han colaborado, ahora hacen lo mismo contigo en Un lugar más grande.
Con Xun Sero trabajé en Mamá y nunca dudé en que fuera el cinefotógrafo. Su talento y su sensibilidad son evidentes; y más que la perfección técnica, era importante tener una mirada que conectara con este mundo. El cine directo es un ejercicio de aumentar nuestra presencia con lo que sucede a nuestro alrededor, y tener la intensidad y paciencia de la mirada de Xun es importante. Él práctica un arte de la paciencia: muy animal, muy instintivo. Sabe en qué momento hace falta un movimiento de cámara, pero también es paciente y no deja de ver lo que sucede frente a nosotros. Xun tiene esta capacidad de quedarse y conectar con lo que sucede, cuando sucede.
También el sonidista Martín de Torcy, que hace ficciones pero es capaz de adaptarse a una situación documental. Es fenomenal su trabajo, porque es complicado retratar con esta calidad de sonido que tenemos.
¿Qué te parece estrenar Un lugar más grande en FICUNAM?
Es un festival que valora mucho el lenguaje cinematográfico y tiene exigencia. Al final el documental es cine; algo que a veces olvidamos, porque en algún momento, la televisión y el periodismo se apoderaron muchísimo del documental, pero nunca hay que olvidar que el cine nació documental y la ficción llegó después. Entonces, el documental no deja de ser cine.
Me encanta que en la sección Ahora México no pongan la etiqueta documental o ficción. Yo quisiera que las personas no se preguntaran si es documental o ficción, que puedan sumergirse en este mundo y en estas casi dos horas que dura la película; que puedan hacer este viaje.
También es importante que sea un festival donde se muestran otras formas de cine, como el que propones en Un lugar más grande.
Esta película propone una forma de hacer documental que está vinculada a una larga tradición, la del cine directo. Hay una parte de manifiesto estético y narrativo que me gusta.
A veces me da tristeza que no se practique más, pero entiendo que es complicado, porque es mucho tiempo y los formatos de financiamiento no están hechos para el cine directo. Es algo que reivindico y estoy feliz de poder ofrecerlo al espectador.
Espero que la película ofrezca cierta idea del mundo y de cómo podemos aprehender un mundo así; un lugar donde la gente tiene que enfrentarse a una situación difícil y ver todo el valor humano que surge de ahí, porque no importa hasta dónde se llega, sino lo que pasa durante el camino. Cada vez hay más problemas que resolver, pero durante el camino suceden un montón de cosas que le da sentido y valor humano a esta experiencia.
Un lugar más grande (México, Francia, 2025). Director: Nicolas Défossé. Guion: Nicolas Défossé. Productora: Daniela Contreras, Laurence Ansquer, Nicolas Défossé Fotografía: Xun Sero. Edición: Jean de Certeau, Nicolas Défossé. Compañía productora: Terra Nostra Films. Sonido: Martin de Torcy.