Ziuta travesías recupera y celebra la vida de una mujer vigorosa, que supo crear territorios, familia, convicciones y experiencias tan audaces como decisivas. Del archivo familiar al histórico, de la animación infantil al juego experimental, el collage visual que propone Carolina Kerlow hace una equivalencia a una vida vigorosa y férrea en sus convicciones.
Ziuta travesías tendrá su estreno en Cineteca Nacional a partir del 5 de julio de 2024. Carolina Kerlow nos contó sobre este ejercicio que alcanza lo emotivo, lo reflexivo: que es la celebración de una vida.
Ziuta travesías inicia por una larga entrevista que le hiciste a Ziuta, junto con Luisa Riley, y que recopilaste en una colección de casetes. ¿Cómo decides crear con este material una película?
Luisa y yo decidimos entrevistar a Ziuta, durante varios días platicamos con tequilitas y cigarros. No había idea de hacer un documental. Ni siquiera pensamos en usar una cámara, sólo era guardar la narración de mi mamá. Primero pensé en hacer un libro ilustrado, porque yo pinto, pero al transcribir la historia pensé que era una joya tener su voz, entonces me di cuenta que sería mejor hacer un documental.
Con una beca del Fonca logré avanzar en la búsqueda de materiales de archivo, escribir el guión y recuperar bastantes cosas.
La sinopsis habla de una mujer judía, polaca, en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. De inmediato piensas en el Holocausto y estos temas nada felices. Pero la película en realidad parece de aventuras. Obviamente Ziuta y su madre son migrantes forzadas y hay sufrimiento y reveses en la trama. Pero la forma de contarlo la hace una historia incluso emocionante. ¿Hasta dónde era la forma en que Ziuta lo cuenta, o una decisión de la directora de privilegiar este tono?
Hay momentos más trágicos, pero ella tenía una capacidad de resiliencia tremenda y un gran amor hacia la vida; le ayudaba su ideología, sus convicciones políticas, siempre pensaba en los otros, estaba preocupada en cuidar a su madre. Pero claro que hay una decisión en escoger qué cuentas. Son 14 casetes, 14 horas, la película dura una hora y media. Hay una selección de qué narrar.
Cuando ella habla de la salida de lo que era Polonia junto al ejército ruso, hay una narración de aventura, pero seguramente sufrieron. A pesar de todo, a ella y a su madre les fue bien, no cayeron en campos de concentración, aunque mataron a toda su familia. Mi abuela sufrió muchísimo, pensando que dejó a su esposo. Pero se salvaron y llegaron al paraíso que es México, que las acogió y que hicieron su vida aquí.
Hay tres formas de trabajar el documental: un archivo familiar, testimonios del esposo de Ziuta, de sus amigos. Otro trabajo, que me parece descomunal, es el archivo histórico de los años cuarenta de la Unión Soviética, Irán, la India. Lo tercero es la animación y el collage. ¿Qué me puede comentar de estos recursos con los que tejes el documental?
Al enfrentarme a hacer el documental no tenía imagen y eso era un reto. Pensé en hacer dibujos, como haría con el libro. Pero también me puse a buscar en diversos archivos. Encontré uno maravilloso, del Museo del Holocausto. Y Omar Ramírez Casas me ayudó a la búsqueda de otros archivos, encontramos cosas maravillosas en la Biblioteca Benjamín Franklin, archivos de las brigadas internacionales.
Esta combinación, junto con los dibujos, crea un collage visual. No me importó mezclar estilos en las animaciones, siento que se van desarrollando según el tema. Va desde la niña, el juego, hasta la parte de Guatemala, que son dibujos con más fuerza. A mi mamá la entrevistaron para Recuerdos, el documental de Marcela Arteaga, y ella me facilitó imágenes que le dieron otro giro, tenerla a cuadro contando parte de su vida. Es un collage de imágenes y cada recurso tiene su valor y su significado.
Llama la atención que Ziuta haya terminado colaborando con el Partido Comunista Guatemalteco. Así como es inesperado para el espectador, también habrá sido para la documentalista un reto importante contar esa parte de la historia.
Era un tema clandestino. Sabía ciertas cosas, pero era algo que la familia no lo contaba abiertamente. No sabía si lo iba a poner, porque no sabía hasta dónde iba a llegar. La gente que entrevisté te decía poco, muchos ya murieron. Fui a Guatemala, conocí la casa que se menciona en la película, donde mataron a todos los compañeros y ella se salvó de milagro.
Lo traté con cuidado porque todavía hay personas que podrían ser afectadas. Pero esta parte se me hizo importante, porque habla de las convicciones de mi mamá, que desde los 13 años participaba con el partido comunista. Ahí culmina esa travesía, todo el tiempo en que quería quedarse con su papá y luchar contra los nazis. Era consecuente y en Guatemala encontró esta identificación, que quizá no tuvo con los comunistas mexicanos de esa época.
Antes de Ziuta travesías hizo otro documental, Cada cosa tiene su historia, sobre Max Kerlow, el esposo de Ziuta, que está orientado a su trabajo como artista plástico. ¿Qué diferencia hubo entre abordar a Max y a Ziuta?
Mi papá es muy interesante como persona, como actor, su papel en las artesanías, como promotor. Aquel documental es un monólogo, decidí no entrevistar a nadie. Él solo narraba, va, viene y cambia de temas. Hice otro documental, La memoria es un músculo, sobre el actor y coreógrafo Farnesio de Bernal, que también es un monólogo. Me gustan los monólogos. Y el de mi mamá también iba a ser otro monólogo, en el que cuenta su historia con las entrevistas de los casetes. Pero ahí sí cambió, porque al hacer los dibujos, al intervenir su historia con esta representación, me metía yo en su historia, era parte de ella. Ahí empezó a cambiar. Y también al entrevistar a sus amigos, para conocer esta parte de Guatemala. Ahí debí meter otras voces. En ese sentido fueron distintos los tratamientos.
Ahora el tema de la migración es socorrido en el cine, pronto también estrenará Yurei (Fantasmas) de Sumie García, sobre la migración japonesa; también hay una presencia muy fuerte de centroamericanos y haitianos en el país. Ziuta travesías se vuelve entonces una historia pertinente.
Es un tema que nos llega ahora a todos por la violencia, las hambrunas, las guerras. En ese sentido la historia de mi mamá sigue siendo vigente, muestra la solidaridad con los refugiados, que tuvo México con los españoles, los sudamericanos, los polacos. Ahora hay que resolver ese problema porque vienen de Centroamérica y todas partes. Es un problema mundial y hay que ser solidarios.
Ziuta travesías (México, 2023). Dirección y guión: Carolina Kerlow. Producción: Carolina Kerlow. Fotografía: Azeneth Farah, Sergio de la Rosa. Música original: Olga Martínez, Eblén Macari. Edición: Azeneth Farah. Diseño sonoro: Miguel Ángel Molina, Alan Zaragoza. Entrevista a Ziuta: Luisa Riley, Carolina Kerlow. Postproducción: Happy End Post: Carlos Espinosa, Arturo Bátiz L. Proyecto realizado con el apoyo del Sistema Nacional de Creadores de Arte del FONCA 2018/2021. Con testimonios de: Ziuta Grzybowska de Kerlow, Max Kerlow, José Luis Balcárcel, Simona Ortega, Paul Leduc, Aida María Noval, Américo Saldívar, Alejandro Saldívar, Enrique Tárano, Víctor Hugo Hernández,