El norte sobre el vacío toma como inspiración el caso real de Alejo Garza Tamez, un empresario y cazador que fue asesinado al tratar de proteger sus tierras de una organización criminal. Más allá de narrar este evento, la directora aprovecha para hacer una reflexión sobre la masculinidad y la forma en la que el patriarcado ha permeado en la construcción de las familias mexicanas.
El norte sobre el vacío fue filmada en los estados de Nuevo León y Tamaulipas, contó con el apoyo del Programa de Fomento al Cine Mexicano (Focine) en su vertiente de Producción, y forma parte de la competencia en la sección de Largometraje Mexicano del Festival Internacional de Cine de Morelia. Además, desde el 28 de octubre estará en la plataforma Amazon Prime.
A mí me gusta el cine. Me gusta hacer películas. Me gusta usar los elementos cinematográficos para poner a la gente a pensar y decir cosas que me interesan. Generar pensamiento y no solo emociones.
Lo que pasó con esta película es que llegó a mi está anécdota tan retratada múltiples veces en el género de western y tan sonada, y tan típica de la historia mexicana. Detrás de este arquetipo del western y de la mexicanidad, había una cosa que nos parecía interesante a mi coguionista Gabriel Nuncio y a mí, que es esta creación o este nacimiento de la masculinidad moderna que el western ayudó a retratar.
En ese sentido, siento que mis ánimos feministas siguen intactos. Es un poco entrarle con otros ingredientes pero a la misma sopa. Con ganas también de observar de cerca cómo funcionan las fuerzas patriarcales. Cómo funciona, no nada más en el sentido de los hombres frente a las mujeres sino también la humanidad relacionada con la tierra, el planeta Tierra, los animales con los que compartimos territorio. La sensación de propiedad que tenemos por la tierra, en todos los sentidos. Parece que solamente nuestras decisiones o nuestra mirada son las que importan. Los seres vivos con los que compartimos este planeta no nos importan.
También siento que de ahí se desprendían mil análisis sobre el sistema patriarcal, cómo se instala en una familia a través de un mito fundacional, como la institución de la familia siempre respalda y eleva al patriarca. Cómo los valores de heroísmo y de valentía son los que se privilegían y cómo la masculinidad se siente obligada a sostenerse y responder. Me parecía un ramillete de cosas interesantes para explorar a partir del canon del western.
Creo que es producto de mucha observación. Yo crecí entre hombres, en mi propia familia hay muchos hombres, así que siento que es algo que siempre me ha interesado observar; cómo se llevan entre ellos, qué esperan unos de los otros y esta película me permitió entrar más a este universo masculino.
Para mí, lo importante en el cine no es sermonear a la audiencia, no es decirle lo que tiene que pensar, o mostrarle con imágenes y sonidos cosas que ya saben que están bien o que están mal. Al contrario, creo que la experiencia cinematográfica debería ser una de cuestionamiento constante.
Es una cosa que me gustó mucho explorar en esta película, levantar la pregunta de ¿quién es bueno y quién es malo? Es un poco hablar de la institución, del sistema, del patriarcado en todas sus formas, de la violencia en todas sus formas, no nada más las obvias, de cómo se entreteje todo eso.
Yo no quiero echar ninguna sentencia, ni quiero decir que el mundo es así o que esto está bien y esto está mal. Para mí, el cine debería levantar más preguntas que respuestas. Acordarte de ella cuando estás en la fila del banco, que te perturbe, que te llene de preguntas.
Creo que es lo mismo. El problema del patriarcado es que se convierte en violencia y no nada más se expresa en la forma del machismo y no solo afecta a las mujeres. Afecta desde a la ecología e impone su violencia en todas las maneras posibles, con todas las expresiones posibles, con el clasismo, con el racismo, con el colonialismo.
Hay un montón de formas en las que el patriarcado se expresa en este sistema social en el que estamos y es el tema que deberíamos estar explorando, más allá de hacer una narración redundante sobre lo que está pasando en nuestro país, que es la primera capa.
Es importante narrar el sufrimiento de nuestro país pero a veces se queda ahí. Lo que siento es que las películas deberían hacer algo más, un trabajo mayor.
Para mí era importante equiparar un poco la violencia que sucede en cómo se organiza la institución familiar y cómo se organiza la violencia que entendemos como la más obvia o la más legible, y cómo hay una relación entre esas dos violencias. Todo está entretejido. Es una descomposición mayor.
Para mí fue parte de analizar qué personajes pueden ser héroes y cuáles no pueden serlo. Quién puede habitar o ponerse el traje de la valentía y el heroísmo quien no. Jugar a quien esperas que sea y quien te sorprenda en ese papel.
El norte sobre el vacío es una película que quiere indagar más sobre la familia y las distintas instituciones, y la conexión que tienen estas con la tierra, que sobre la propia violencia.
El norte sobre el vacío (México, 2022). Dirección: Alejandra Márquez Abella. Guión: Alejandra Márquez Abella y Gabriel Nuncio. Fotografía: Claudia Becerril. Producción: Gabriel Nuncio, Alejandro Durán, Adán Pérez, Alejandra Márquez Abella. Diseño de producción: Sandra Cabriada. Diseño de vestuario: Amanda Cárcamo. Sonido: Yuri Laguna, Gerardo Villarreal. Edición: Miguel Schverdfinger. Música original: Tomás Barreiro. Diseño Sonoro: Zulu González, Pablo Bettancourt. Elenco: Gerardo Trejoluna, Paloma Petra, Dolores Heredia, Juan Daniel García Treviño, Mayra Hermosillo, Fernando Bonilla, Mariana Villegas, Francisco Barreiro, Marco García, Raúl Briones