'Distrito Olvido' de Thom Díaz: el otro Nuevo León

Fotógrafo de profesión, la trayectora de Thom Díaz ha pasado por las imágenes fijas y en movimiento. “Mi trabajo visual abarca los paisajes desolados”, describe en su sitio web, “el destierro, lo agreste, lo íntimo, la reconfiguración de las ciudades en relación a éxodos en ámbitos inhóspitos, tanto urbanos como rurales.”
 

Thom también da cursos fotográficos en las zonas conurbadas de la ciudad de Monterrey, ahí conoce a este grupo de jóvenes que han sido excluidos de la fantasía regia. Muchachas y muchachos que viven en contextos hostiles, con la droga y la violencia cerca, sin siquiera imaginar posibilidades de transformar su entorno.
 

Este grupo de adolescentes también saben ser resistentes, reflexivos de sí mismos y con una gran necesidad de contar sus historias. Distrito Olvido ópera prima de Thom Diaz, es este ejercicio audiovisual que visibiliza zonas, personas, sueños, frustraciones, intentos de un grupo poco conocido: la juventud de la periferia neoleonesa, que también refleja a muchas juventudes marginadas del mundo.

 

Distrito Olvido es parte de la Selección Oficinal Largometraje Mexicano de GIFF 24

‘Distrito Olvido’, Dir. Thom Díaz

Tenías trayectoria como fotógrafo, has hecho algunas participaciones en documentales colaborativos, éste es el primer documental tuyo por completo, ¿Cómo fue apareciendo Distrito Olvido?

Yo ya veía en la fotografía estos espacios y entornos. Empecé a retratar a estos jóvenes y me di cuenta de las situaciones en las cuales estaban envueltos en sus vecindarios, tenía la inquietud de que estas fotografías tuvieran movimiento. 
A partir de la foto empecé a desarrollar Distrito olvido, tenía experiencia de haber escuchado estas situaciones de jóvenes y ya había una idea que quería desarrollarla en un largometraje. Empecé a recons1truir una historia que realmente la construyeron ellos y solamente le di una línea para que el público la pudiera observar.

 

¿Cómo eliges a tus personajes? 

Fui maestro de fotografía de la mayoría de los que salen en el documental y conocía mucho de sus vivencias. Empecé a hacer mis apuntes y me senté a intentar una idea más formal. Al inicio tenía pensado hacer tres o cuatro historias, pero me quedaba corto en cerrar ciertas cosas. 
Por ejemplo, la historia de Sower: veía importante colocarla junto a la de Alejandro, un niño de diez años. Sower a esa edad ya tenía esas inquietudes por el consumo. Él comenzó a los diez años porque veía a sus amigos mayores en la plaza. Alejandro y Sower viven a unas calles y Sower puede ser este pequeño Alejandro y viceversa.
Alan y Zoe hablan de un hermano que está en el penal y lo llevó una situación de consumo. La situación lo llevó al consumo, a ese momento crucial de su vida.
Y Sower está a la mitad de esas situaciones, entonces juntando esas líneas muchas situaciones se van hilando. La parte de las dos chicas que son las víctimas de este universo, en ellas recae mucho de la fuerza masculina, también es importante poner ese lado, a quién afectan estas decisiones.

 

Ahora se discute sobre los recursos del documental, qué tanto retratan la realidad o qué tanto crean un marco ficcional para contarla. Distrito Olvido entra en lo segundo, en ocasiones diriges a los chavos para que te den ciertos elementos, eso no invalida lo que quieren decir.¿Cómo trabajaste con estos muchachos? 

Sí hay cierta línea de trabajo en cómo se plantearon las escenas, vienen a partir del vínculo de la confianza de nuestra clase de fotografía. Empezamos a hablar de nuestra vivencia, de lo que hacen y algunas situaciones no eran detalladas porque estábamos en grupo, pero con eso se fue creando un vínculo de confianza, fue casi un año previo al del rodaje y en esos meses me di cuenta que ciertas situaciones debían recrearse sin recrear.
Hillary, por ejemplo, ella para regresar a su casa tiene que ir por una calle, por otra, luego sube a un camión, entonces decidí filmar esa ruta. Obviamente ahí entra ya una dirección, en la que le pido que camina por este lado, que la cámara estará de este otro lado, pero era el mismo trazo que ella hizo, su mismo camión y se baja en el mismo lugar.
Por otro lado quería intentar una estética fotográfica interesante, porque a pesar de todo es cine.
Con Sower, en alguna escena crucial que está con su amigo en su habitación, fue básicamente lo mismo. Mi dirección entró en dónde colocar la cámara. Ese ritual que ellos hicieron es lo que siempre hacen y como siempre lo hacen. Sí hubo cierta dirección pero basada en su realidad, sus relatos, sus acciones y hábitos diarios.

 

Quería preguntarte por la estética, por el estilo de fotografía. Es un blanco y negro de alto contraste, que le da mucha dignidad a los rostros, a las situaciones, a los espacios. ¿Cómo hiciste la fotografía de tu documental?

Quien ve mi trabajo en foto fija puede ver que manejo mucho blanco y negro. Para el documental me decidí por una cámara que le diera ese toque, como granulado. Al ver la imagen transmite la misma textura de lo que estás viendo. Lamentablemente ahora las cámaras modernas transmiten un blanco y negro plano, como si vieras sobre un velo gris. Yo lo hice con mi cámara personal, una cámara antigua que genera esta imperfección que estaba buscando. 
Utilicé luz natural, entonces los contextos del documental, estas paredes desgastadas, estas texturas duras y de ruina, te pueden dar esa sensación, sabiendo cómo colocar la cámara y atento de tus fuentes de luz. Y cierta inspiración que me podría remontar a Pasolini, de esa manera me he formado desde la fotografía, la lectura y el cine.

 

Distrito Olvido está mostrando una zona de Monterrey que en otras en otras películas no está. ¿Crees que eso puede detonar reflexiones, visibilización hacia este grupo de muchachos?

En Nuevo León y México se excluyen muchas cosas y creo que estos jóvenes viven en esa exclusión. Adolescentes que viven en zonas conurbadas o periféricas, sumándole que probablemente tuvieron algún interés en el consumo o la violencia. 
Son jóvenes con poca confianza en sí mismos, y a través de la foto empezaron a tener una determinación cada vez mayor. Cuando se hizo una proyección para ellos en la Cineteca Nuevo León, su perspectiva cambió por completo. Estaban felices porque son esos protagonistas. Los estaban entrevistando, estaban contestando, muy motivados, en el sentido de que por primera vez alguien se sentó una hora 24 minutos y los escucho.
Lo que falta es que sean escuchados sin tener un prejuicio, sin juzgar o regañar. Por primera vez sintieron que fueron escuchados. Después, algunos tuvieron oportunidad de poder experimentar una exposición de su obra fotográfica, vendieron sus fotografías por primera vez. Otros desarrollaron más la cosa de cantar rap, otros se decidieron a estudiar, creo que sí les dio cierta autodeterminación.
Por otra parte, los que escuchamos tenemos una responsabilidad mayor. ¿Qué podemos hacer ahora ya sabiéndolo? ¿Los vamos a seguir ignorando? Es lo que falta.
 

Distrito Olvido (México, 2020). Director: Thom Díaz,  Guión: Thom Díaz. Fotografía: Thom Díaz. Reparto: Jair Hernández, Alejandro González, Marcos Laxel Valenzuela, Hilary Jazmín Escamilla, Alejandra Loa Utrilla, Antonio de Jesús Castillo, Rubén Alejandro Olvera, Rolando Humberto Palacios, Francisco Alan Contreras, Samuel Guadalupe Olver.