En esta vena de cine histórico mexicano, que ha dado títulos como La virgen que forjó una patria (Bracho, 42), Emiliano Zapata (Cazals, 70) o Hidalgo, la historia jamás contada (Serrano 2020) ahora Sergio Olhovich (El infierno de todos tan temido, Llovizna, Esperanza) regresa a la dirección y recrea una historia valiosa para nuestro país.
En 1938, cuando el petróleo fue nuestro, Olhovich crea estampas ejemplares de quienes vivieron la gesta de la expropiación petrolera: la dignidad del presidente Cárdenas, o la pasión política de sus aliados, como Francisco J. Mújica o Vicente Lombardo Toledano.
Con un elenco sobresaliente, que encabeza Ianis Guerrero y a quien acompañan Salvador Sánchez, Ofelia Medina, Viridiana Robles, Sergio Bonilla, Baltimore Beltrán, Roberto Beck o María Penella, 1938, el año que el petróleo fue nuestro, puede mirarse como una celebración nacionalista, un testimonio de la dignidad, un recordatorio del gran esfuerzo que implica refrendar la soberanía.
1938, cuando el petróleo fue nuestro, estrena el 20 de marzo en salas de todo el país. Sergio Olhovich platicó con nosotros sobre ésta, su más reciente entrega.
Este guion lo escribe con Carlos Montemayor, ¿a quién se le ocurrió la idea?
Se me ocurrió a mí. Mi papá era ingeniero petrolero, me llevaba a campamentos petroleros y desde joven entendía la importancia del petróleo para la economía del país, que nos daba soberanía e independencia. Alguna vez le dije a Carlos: “¿qué tal si hacemos una película sobre la expropiación?” Queríamos hacer énfasis en el momento que el pueblo apoya a su presidente. Eso fue una epopeya, cuando los niños daban sus domingos, los campesinos sus gallinas, los trabajadores su sueldo de un día; los ricos hacían cheques a sus mujeres y ellas donaban sus abrigos o joyas; fue maravilloso. Eso lo remarcamos mucho en el guion.
¿Qué aporta Carlos Montemayor a esta historia?
Su concepción social y política de la época. Coincidamos en que el cardenismo fue un momento maravilloso de la historia de México. Carlos era un hombre de izquierda, como yo, coincidíamos totalmente. Veíamos al cardenismo como un movimiento social y político de nacionalismo revolucionario.
Tardó la película veinte años en realizarse, ¿qué pasó en ese tiempo?
Tardamos mucho en la investigación. Pedimos apoyo de muchas personas que conocieron a Cárdenas; empezamos por Cuauhtémoc y otros que todavía vivían. Leímos, vimos fotografías, material de la época. Averiguamos detalles: no sabíamos si el Cárdenas fumaba o no, cómo se expresaba con su esposa (le decían chula); así con varios detalles de su cotidianidad. Escribimos el argumento con todos los acontecimientos, antes, durante y después de la expropiación. Terminamos con unas 300 páginas, había que depurarlas hasta llegar 120. Pero entonces murió Carlos y me dejó solo con el paquete. Hacer el guión cinematográfico me tomó el tiempo, y luego levantar dinero para hacerla, con los gobiernos neoliberales que había y que querían acabar con Pemex, no me daban dinero. Hasta ahora, con Andrés Manuel, cambió la política. Me trabajó con la locación en Palacio y para que consiguiera productores. Eso tomó tiempo.
Me parece importante la presencia de la cooperativa Katarsis. Remite a aquellas producciones de cooperativa que se hicieron en los setenta, ¿qué me puede platicar de este ejercicio?
Cuando Margarita López Portillo, en 1979, destruyó la industria cinematográfica, que en los Estudios Churubusco entraron los policías y los granaderos a arrestar a los cineastas, nos refugiamos en las formas de cooperativa y tuvo mucho éxito en finales de los setenta, ochenta y noventa; el movimiento cooperativo fue importante en el cine mexicano, se hicieron más de sesenta películas.
Katarsis es mi cooperativa y es la productora de la película, en coproducción con Corazón Films.
1938, cuando el petróleo fue nuestrok no solamente trata de Lázaro Cárdenas, también recrea personajes como Francisco Mujica o Vicente Lombardo Toledano. Le quería preguntar sobre esas presencias históricas.
Cárdenas no estaba solo. Tenía a su hermano del alma, Francisco J. Múgica, un motor fuerte, muy izquierda. En gran medida empujaba a Cárdenas, entre ellos deciden hacer la expropiación. Lombardo encabezaba la recién creada CTM, dentro de la cual estaba el sindicato petrolero, y Lombardo también fue de izquierda, con muy fuerte personalidad.
Fue la última acción de la Revolución mexicana. A partir de Ávila Camacho entraron gobiernos muy corruptos, y de ahí hasta la 4T de López Obrador. El cardenismo fue el último aliento de izquierda de la Revolución mexicana.
Me gusta la parte que hacen María Penella y Sergio Bonilla, con los personajes de Rosaura y Alberto. ¿Por qué aparecen estos personajes?
Hubiera sido una película aburrida con tanto tiempo en Palacio. Rosaura y Alberto le dan una perspectiva diferente, son como el coro griego, que comentan lo que ocurre. Son dos personajes muy bien pensados: ella es la secretaria de uno de los empresarios extranjeros; él es un periodista de El Nacional. Entre ellos se transmiten noticias y conocimientos y tienen una relación de amor-odio hasta el final. Son amigos de seis niños. Están enamorados, no lo saben hasta el final de la película
Había que encontrar dos actores que permitieran esta bonhomía, ese encanto de simpatía, ambos son muy simpáticos y ella es muy moderna de su época.
Hacía unos 25 años que no dirigía. ¿Han cambiado mucho los tiempos o cómo se sintió regresando a la silla de director?
Es como andar en bicicleta, nunca se te olvida. Aunque dejes la bicicleta mucho rato, de inmediato le agarras el ritmo. No ha cambiado fundamentalmente el asunto. La tecnología ha mejorado, con lo digital ya puedes grabar todo lo que quieras. Son mejores las cámaras, los lentes, los dollys, pero en esencia es lo mismo, se dirige con la cabeza y el corazón. Es equivalente al lápiz y papel o a la batuta de un director de orquesta.
Dice que, a pesar de la tecnología, siempre queda lo fundamental. ¿Qué sería lo fundamental de dirigir?
Dirigir es como un capitán de barco que tiene oficiales y marineros, todos están a la orden del capitán y es quien decide todo. Uno tiene fotógrafos, director de arte, vestuario, maquillaje, técnicos, quienes trabajan detrás de la cámara, también actores. Todos trabajan bajo la voluntad de una persona, el director. Yo hago todo. El músico trabaja conmigo, yo sé tanto de música como él, el fotógrafo trabaja conmigo, yo sé de fotografía tanto como él. Los actores, yo estudié actuación, es necesario.
Quizás lo más importante en la dirección es la dirección de actores, sin ellos no hay cine de ficción, son quienes interpretan a los personajes, eso es lo más importante, la dirección de actores y es lo más difícil. Pero yo me ocupo de todo, hasta el color de la pared que van a pintar en un set. Yo hago todo, la edición, la musicalización, la sonorización, el rodaje nada más es un pedazo de la creación cinematográfica.
Quizá 1938 se parece más a Esperanza que a Llovizna. Llovizna es una película crítica, dura, que denuncia. Esperanza es un homenaje a sus padres, amorosa, cálida. ¿Por qué hacer un cine nacionalista, celebratorio?
Todo mi cine está basado en situaciones sociales y críticas, pero es a la vez un cine positivo y de esperanza. Todo cine de izquierda tiene que ser así. Es presentarle al público una situación de la cual aprenda, que lo deje pensando.
¿Con qué quiere que se quede el público que verá 1938?
Que salgan pensando que es interesante lo que vio y cómo coincide con nuestra época. La historia es la espina dorsal de un pueblo y ese año del 38 fue importante. Quiero que la gente salga con gusto porque vio una película amable, agradable, y que además salga pensando.
1938, cuando el petróleo fue nuestro (México, 2025). Dirección: Sergio Olhovich. Guion: Carlos Montemayor, Sergio Olhovich. Producción: Javier Colinas, Roberto Fiesco, Mario Guerrero García, Sergio Olhovich, Iliana Reyes, Eckehardt Von Damm. Casas productoras: Katarsis Cooperativa de Comunicación, Corazón Films. Cinefotografía: Arturo de la Rosa. Casting: Isabel Menchaca, Tania Olhovich. Diseño de producción: Gabriela Robles. Dirección de arte: Miguel Ángel Tavera. Sonido: Mario Cobas. Armando Narvaez del Valle. Música: Tomás Barreiro. Reparto: Ianis Guerrero, Viridiana Robles, Sergio Bonilla, María Penella, Ofelia Medina.