‘Boreal’ de Federico Adorno: en el laberinto de El Chaco

El director Federico Adorno describe la región de El Chaco, al norte de Paraguay: “su ecología es precaria y vulnerable; si no se cuida, puede convertirse en un desierto. Fácilmente te pierdes, no hay cerros o montañas, y la vegetación es uniforme. La falta de referencia hace la orientación muy difícil. Estos aspectos me intrigaron muchísimo, desde ahí construí mi comprensión.”

En este territorio, Genaro, César y su sobrino Benjamín son contratados para construir una valla. Sólo están ellos tres, hacen un trabajo pesado aislados del mundo. Irremediables, los conflictos. Sobre todo, cuando Benjamín vislumbra algo más allá de esta soledad. Pero el patrón insiste en mantenerlos ahí, en una condición de semiesclavitud. Y la soledad, y la injusticia, y la fatalidad se condensan en este espacio asfixiante y sin contención. 

 Boreal, largometraje de Federico Adorno, podría asumirse como un relato de denuncia, un testimonio de las formas infrahumanas en que vive el Paraguay rural contemporáneo. Pero también trasciende hacia símbolos y arquetipos que aluden a los pueblos originarios de Sudamérica: el enfrentamiento con una naturaleza inhóspita, la sobrevivencia que hurga en lo espiritual, la disolución en un paisaje abierto que se antoja prisión o laberinto.

Coproducción entre Paraguay y México, Boreal se estrenó en el país sudamericano hacia 2022. Ahora es el turno de mirarla en México. De ahí la charla con Federico Adorno, quien nos contó sobre su insólita, agreste película. 

Boreal, dir. Federico Adorno

En El Chaco sitúas a tres trabajadores: un adolescente, Benjamín, y dos hombres maduros, César y Genaro. Están contratados para hacer una cerca, pero también abandonados a un territorio yermo. ¿Cómo encuentras esta historia?

Un escritor anarquista de finales del siglo XIX e inicios del XX, Rafael Barret, hablaba sobre los hacheros, que podríamos equiparar a los mineros. Se les contrataba para tareas como derribar árboles, que llevaba mucho tiempo. Estas circunstancias las trasladé a un contexto contemporáneo. La historia aborda a tres generaciones. Benjamín, el más joven, representa una esperanza u otra forma de vida; se niega a seguir los mandatos impuestos por la sociedad. 

 

Boreal habla de la explotación de tres trabajadores en condiciones infrahumanas, obligados a realizar labores que escapan de sus alcances físicos. Pero también es un rito de paso. A Benjamín lo identifico como este adolescente que debe transitar por pruebas y retos, para convertirse en un hombre maduro, que toma decisiones. 

No estoy seguro de si haría una película con un tema tan social en este momento. En aquel tiempo era más inconsciente, pero la película ya está, y como autor, uno debe hacerse cargo de lo que hace. Hoy me doy cuenta que el nivel de explotación de estos trabajadores no tiene un sentido de esperanza. Hay personas que arrastran este tema desde hace siglos. Esa vía está relacionada con dos cortometrajes anteriores que hice: Isla alta y La estancia. Ambos son una continuación de la desesperanza que conlleva este estilo de vida campesino. 

Y sí, es un rito de paso también. 

 

El rodaje debe haber sido más amable que lo que viven los personajes. Aun así, imagino que debe de haber sido una filmación retadora.

Estuvimos al norte de Paraguay, en una estancia un poco deteriorada. El equipo técnico aceptó vivir en estas condiciones precarias, había momentos en los que no teníamos luz o se levantaba mucho polvo, un problema muy fuerte en El Chaco. Había que cuidarse de animales raros, como el yaguareté. Con el director de fotografía queríamos extender el tiempo de filmación, pero no se podía hacer por cuestiones de seguridad. Había días en los que no podíamos salir a filmar. En una ocasión, la carpa y la escenografía de los personajes se cayeron, y el departamento de arte tuvo que reconstruirlo todo. Fue un desafío filmar, pero contamos con un súper equipo, que aceptó pasar esos días en El Chaco.

 

Debe haber sido un trabajo intenso el que hiciste con tus tres actores, Fabio Chamorro, Mateo Giménez y Amado Cardozo. 

Hicimos mucho trabajo de escritorio, fue una preparación de casi seis meses. También viajamos al lugar, para ver cómo trabajan estos obreros. Incluso trabajaron ellos mismos. En el caso de Amado, el personaje mayor, conoce ese trabajo. En su juventud le tocó hacerlo. Fabio, el personaje adulto, es del Chaco y conoce ese mundo. El trabajo no les es indiferente. Creo que lo que El Chaco generaba en ellos se refleja en la filmación y en lo que vemos en la película. Son tres conjunciones: el trabajo autoral, la técnica de ellos y lo que les genera el Chaco. Estuvimos muy preparados, hablamos mucho de cómo se sentirían los personajes, y fue más un producto del rodaje mismo.

 

Boreal, dir. Federico Adorno

 

Boreal está hablada en guaraní. ¿Qué te aporta, desde un punto de vista creativo, más allá de que obviamente hay una representación que se agradece? 

No podría hacer esta película hablada en otro idioma. El plattdeutsch, dialecto menonita, además del guaraní y un poco enlhet, una lengua chaqueña minoritaria indígena. están presentes en la película, pero el guaraní ocupa alrededor del 90% de la historia. Los personajes no podían hablar español. 

El guaraní ha sobrevivido siglos, a pesar de su rechazo histórico. Este idioma se transmitió en las familias a nivel doméstico y se mantuvo, especialmente en zonas rurales. En el interior de Paraguay el guaraní y el español se mezclan mucho en el día a día. Los diálogos los escribí en guaraní, a pesar de que las acciones están en español. Esta construcción se dio de manera natural. 

 

Eres de otra ciudad que no es la capital de Paraguay, Asunción. En México se está haciendo un esfuerzo importante por descentralizar el cine. Pensaba si no estará pasando algo equivalente allá, y si no participa Boreal de este intento. 

Estoy en Carapeguá, a 85 km de la capital. No es tan urbano, no tiene la densidad poblacional que pueda tener Asunción, la capital, y esto me diferencia del resto. Creo que puedo aportar de esa forma, porque si no sería todo homogéneo. Es importante que nos conozcamos por las regiones, lo que se puede aportar en lengua, cultura, en vestimenta, en la forma de pensar el mundo. 

 

Boreal fue una coproducción entre Paraguay y México. ¿Cómo fue la participación mexicana? 

Venimos de un camino muy largo. Renate Costa, la directora de Cuchillo de palo, lastimosamente falleció en el proceso de la película, y fue la persona que insistió, peleó y creyó en el proyecto para hacerlo.

En términos financieros siempre fue una película precaria. El aporte mexicano le dio respiro. Renate conoció a Pamela Guinea, entonces tuve una conexión inmediata con las dos productoras. Hoy en día, el nivel de competencia que tienen los proyectos, especialmente en México, es alto. Sabíamos que iba a ser peleado, pero al llegar el momento, el fondo dio vida a esta película.

La parte de sonido la hicimos en México: fueron quienes trabajaron en la mezcla, edición, producción, y la mezcla de 5.1. De hecho, ahora estoy trabajando nuevamente con César González, en un proyecto más pequeño; quedé muy contento con lo que el artista mexicano aporta. Fue muy interesante, y sigue siéndolo, más allá del capital monetario que se pueda generar, el capital humano. Ojalá esta relación pueda continuar, a pesar de estar en latitudes tan distantes. Nos une no sólo la lengua, sino la posibilidad de seguir creando más arte.

 

¿Cómo fue recibida Boreal en Paraguay?

Estoy satisfecho por la cantidad de gente que asistió; estuvo más de cuatro semanas en los cines comerciales y también fue bien recibida por la prensa y la crítica. Pero siento que aún necesitamos hacer más esfuerzos, para que llegue a más personas. También, como director o productor, necesitamos un apoyo adicional, que facilite que la película se encuentre con su público, y que la gente conozca otras propuestas.

 

Boreal (Paraguay, México, 2022). Dirección: Federico Adorno. Productores: Renate Costa Perdomo, Pamela Guinea, Federico Adorno, Leo Rubin. Compañías productoras: Grupo Perdomo, Cine Murciélago, con el apoyo de Imcine. Fotografía: Fernando Lockett. Edición: Lenz Claure, Delfina Castagnino. Dirección de arte: Carlo Spatuzza. Diseño de sonido: Liliana Villaseñor, César González Cortés. Elenco: Fabio Chamorro, Mateo Giménez, Amado Cardozo, Jacob Schmith Jansen. Idiomas: guaraní, español, plattdeutsch.