Una historia de hombres temerarios, que sacan fuerzas de la nada, propone Olivia Luengas en Brigada 2045, que desde el supuesto de un temido futuro, registra la labor de los brigadistas forestales de los rumbos de Zapopan. Y entre su batalla imposible, las palabras de Yásnaya Elena Aguilar complementan un atisbo de esperanza: los pueblos y sus héroes, emergen incluso de las más inclementes llamas.
Brigada 2045 contó con el apoyo de FOCINE y tuvo su estreno mundial en el Festival de Shanghai y después participó en Morelia. Ahora se presenta para el público de las Ciudad de México, en la sección Hecho en México de la edición 20 de DocsMX.
Platicamos con Olivia Luengas y su productor (también diseñador de sonido) Odín Acosta.

¿Cómo empezó a tomar forma la idea de Brigada 2045?
Olivia Luengas (OL): Creo que la mayoría de nosotros vivimos con la preocupación constante del descontrol con el medio ambiente, que lleva más de una década. Empecé a buscar las motivaciones de las personas que arriesgan la vida para proteger los recursos naturales. Quería entender qué los impulsa a defender la tierra, el agua, el bosque. Por qué entre tanta violencia, ellos eligen cuidar, resistir, preservar. Eso me parece profundamente valiente.
¿En qué momento se unió Odín Acosta al proyecto?
Odín Acosta (OA): Olivia y yo somos pareja, y el cine es parte integral de nuestra vida. Desde 2016 me asumí como productor de los proyectos que Olivia dirige. Aunque mi rol siempre ha sido como diseñador de sonido y mixer, la producción nos abrió nuevas puertas.
Olivia iba sola a los incendios y yo funcionaba como operador logístico: llevaba alimentos, agua, lo que hiciera falta. Ella me decía: “Me voy al incendio, y si no respondo a tal hora es porque voy a dormir ahí. Mañana me reporto.” Ese tipo de dinámicas fueron parte esencial de la producción.
Brigada 2045 tiene un altísimo riesgo en su manufactura, ¿cómo fue grabar en condiciones tan peligrosas?
OL: Fue la ignorancia atrevida. Me gustan las aventuras, el campo, el deporte… y el 80% del miedo que pude haber sentido al entrar a los incendios, lo absorbieron los brigadistas. Ellos me dieron clases sobre el comportamiento del fuego, sobre cómo cuidarme, medidas de seguridad. Procuraba mantenerme cerca de alguien vestido de amarillo y donde corrieran los de amarillo yo también corría.
Para mí fue una experiencia intensa vivir en carne propia lo que ellos enfrentan. Aunque tampoco se compara. Tal vez fue más riesgoso para mí porque no tengo su experiencia ni su conocimiento. Me permitió comprender de manera directa lo que implica ese trabajo, su compromiso con el territorio y con la vida.
¿Cómo tomaban los brigadistas el hecho de ser filmados?
OL: El trabajo del combatiente forestal no tiene el reconocimiento que merece, como se reconoce a los policías o a los militares. En los incendios forestales la prensa suele llegar a las zonas seguras, pero ellos nunca están ahí.
Cuando vieron que yo iba con toda la intención de retratar su trabajo desde adentro, me recibieron con mucha calidez. Ellos dicen que la película es un retrato de lo que viven ahí. Y eso me da gusto, porque uno de los objetivos de Brigada 2045 era que se sintieran representados.
Se sienten orgullosos de lo que hacen. Y tener una película que muestre su labor es muy satisfactorio para ello. Me alegra que hayamos logrado ese retrato de su trabajo.
¿Qué fue lo más difícil para Odían de acompañar esta producción?
OA: El equipo lo comandó Olivia, quien asumió un rol activo en la producción. La asistencia de producción estuvo a cargo de Isaías Patlán, quien también es un elemento clave en Protección Civil. Aunque no era una casa productora, su corporación funcionó como una entidad de producción y nos facilitaron el acceso a zonas complicadas. Por ejemplo, nos indicaba: “La cabeza del incendio va hacia allá, no te acerques por ese lado, pero si te diriges a este punto, está la brigada y podemos trasladarte al sitio.” Ese tipo de apoyo fue fundamental.
Olivia, como directora de fotografía, anticipaba necesidades técnicas. Todo esto se hacía con el respaldo del equipo de producción: Angélica Sotelo, Ivonne Delgadillo, y otras personas que estuvieron siempre al pie del cañón. Cada persona involucrada aportó desde su lugar, y eso hizo posible que la película se construyera con solidez, respeto y compromiso.

Casi todos los personajes son hombres, vemos a estos hombres llorando por un compañero, jugando cartas, haciendo bromas, mostrando miedo o afecto. Brigada 2045 también es un retrato de masculinidades.
OL: No lo busqué de forma consciente, pero en la edición, Clementina Mantellini y yo comenzamos a descubrirlo: los hombres que lloran, los hombres que tienen miedo, que cuidan, que protegen. Fue como jugar billar: le pegas a una bola y se mueven otras. Apuntábamos a una cosa, pero empezaron a emerger otras reflexiones.
Y es curioso, porque en otro contexto, estar sola con un grupo de hombres podría ser una situación incómoda o riesgosa. Pero allá, en medio del incendio, yo me sentía más segura con los muchachos, que cuando regresaba sola en la madrugada a casa desde la base. Viví una especie de utopía dentro del incendio.
Es muy loco pensar que ese espacio pudiera ser también un lugar de disfrute. Pero incluso en los momentos de miedo había algo revelador. Después del miedo venía la comprensión: entender los sacrificios que hacen esas personas. Muchos dirán: “Es su trabajo, alguien tiene que hacerlo”, pero no cualquiera se mete ahí, no por el sueldo que reciben, ni por el riesgo que corren. Y ese riesgo no es solo personal. También está en juego su familia: si algo les pasa, si mueren, sus familias quedan desprotegidas. Eso me marcó profundamente.
Como diseñador de sonido, imagino que uno de los retos de Odín fue construir el paisaje sonoro de Brigada 2045. ¿Cómo trabajaste el sonido de esta película?
OI: Yo estuve en la periferia de los incendios, no tan cerca como Olivia, pero tenía su narración, su manera de describir cómo sonaba el fuego.
Logramos establecer un lenguaje entre Carlos Cortés, Olivia, el músico Yolihuani Curiel y yo. Identificamos cómo la presencia del fuego podía clasificarse por intensidades y distancias respecto a la cámara. También trabajamos en sublimar el sonido del fuego, llevarlo a otro nivel. Olivia decía que cuando el fuego estaba muy cerca, sonaba como una turbina de avión.
Construimos desde la imaginación, enriquecida por cuatro años de conversaciones. Fueron días intensos, pero logramos resultados satisfactorios Olivia construyó una experiencia sensorial que luego se vio reflejada en los combatientes forestales. En una función privada para familiares y amigos, ellos nos dijeron: “Lo único que falta es el olor a humo, porque todo lo demás ya está.”
En el documental hay una voz en off que destaca, la de Yásnaya Elena Aguilar, una de las intelectuales más importantes del país. ¿Qué buscaban al sumar su voz?
OL: Mucho de la investigación que hice para esta película venía de mi interés con la lucha de Cherán. En ese camino, la lectura de Yásnaya fue una especie de guía. Me ayudó a entender el pensamiento comunitario desde las propias comunidades.
Aunque los combatientes forestales no vienen de ese contexto, el trabajo de Yásnaya está vinculado con la lógica del cuidado, de la defensa y la resistencia. Yo quería dejar ese testimonio en el documental. Muchas de sus frases me parecían valiosísimas. En particular, esa imagen que crea un futuro especulativo: si viajara en el tiempo, se imagina a una mujer mixe que le dice: “sobrevivimos luchando en comunidad.” Me pareció un ejercicio profundamente bello.
Llegamos con ella a través de Luna Marán. Le pedí que leyera textos que ya había escrito, porque la intención era que toda esta construcción, que parece ficción, viniera de la realidad. Todo proviene de cosas reales, incluso la parte de la tormenta geomagnética. Todo eso está extraído de la realidad, aunque de otros tiempos.
Cuando Brigada 2045 recibió la mención honorífica a Mejor Largometraje Documental en el Festival Internacional de Cine de Morelia, se leyó un mensaje tuyo. Decía que: “frente al caos y al colapso que nos rodea, tenemos que aprender a ser brigada”. ¿Qué me puedes contar sobre ese mensaje?
OL: Tiene que ver con lo que fui aprendiendo, con las palabras de Yasnaya, con lo que compartieron los muchachos, con esa convivencia en un contexto donde la muerte está presente y donde lo más importante es mantenerse vivo. Es encontrar soluciones, porque la otra opción es simplemente esperar el final.
El mensaje también es un intento de aportar un granito de arena, decir algo que pudiera ser escuchado y sentido. Muchas de las batallas más importantes no se libran en las ciudades, están en los cerros, en los territorios, que son invisibilizadas y menospreciadas. Esas batallas impactan directamente a quienes vivimos en las ciudades. Nos atraviesan, aunque no siempre lo veamos. Y por eso era tan importante para mí que la película abriera esa conversación, que pudiera conectar desde lo humano, desde lo urgente, desde lo que muchas veces no se dice.

Brigada 2045 (México, 2025). Dirección: Olivia Luengas Magaña. Guión: Olivia Luengas Magaña, Clementina Mantellini Bracho. Producción: Odín Acosta Ascencio. Compañías productoras: Phonocular, Filma Jalisco. Película realizada con el apoyo del Programa Fomento al Cine Mexicano (FOCINE). Fotografía: Olivia Luengas Magaña. Diseño sonoro: Miguel Mata, Odínn Acosta. Música: Yolihuani Curiel. Locaciones: Guadalajara, Zapopan, Arenal, Tala, Tesistán, Tapalpa, Jalisco (México). Participan: Alfredo Nolasco Morales, Marco Antonio Guevara Segura, Víctor Guevara Segura.