¿Cómo matar a mamá?, de José Ramón Chávez Delgado: el delito de ser hijas

Entiendo que ya habías trabajado con Carla Sierra, una suerte de guionista de cabecera. ¿Cómo le entran ahora a este tema de los trastornos de la tercera edad y de la maternidad y las hijas?

José Ramón Chávez Delgado (JRCD): Cuando estábamos terminando de filmar Después de ti empezamos el desarrollo de este guión. Queríamos hablar de una madre que estaba tomando una decisión importante y que involucra a sus hijas también; es la toma de decisiones conscientes de lo que va a pasar con sus vida desde que ayudan a su madre a bien morir, hasta dónde están llevando sus vidas cada una de las hijas. 

Proponemos una película que cuenta estas decisiones fuertes que tienes que tomar en determinado momento de tu vida, y uno de los temas que se ha abordado poco era cómo ayudar a alguien a morir adecuadamente. 

Rosalinda es un personaje interesante; su enfermedad mental le permite crear distintos personajes: de pronto es una madre severa, de pronto es la amiga que va a hacer un negocio, o la esposa arrepentida. Como estos personajes de Night Shyamalan con muchas personalidades. ¿Cómo construyeron ese personaje?

Blanca Guerra (BG): Encontré un guión muy bien escrito, muy equilibrado, con momentos de comedia muy bien integrados con los dramáticos. Me daba la oportunidad de hacer un personaje con toda esa complejidad, con exigencias de cambios emocionales y momentos muy jocosos y divertidos. 

Antes de tomar la última decisión hablé con José Ramón y él me dio toda la seguridad, porque tenía muy claro lo que quería contar: cómo era la relación con las hijas, que detonaba que la memoria de Rosalinda la llevara a un momento de su adolescencia o de su relación fallida con el esposo, de sus arrepentimientos sobre la relación con las hijas, su identificación con una de ellas en la decisión de ser madre por segunda vez.

La película te lleva a una reflexión sobre las relaciones familiares, lo que vas construyendo en el camino y a veces ese construir implica mucho daño. Existen peldaños que no están bien afianzados y hay que resolverlos, hay que irlos remendando para no tener una vida infeliz. 

De la película se desprende que no puedes aferrarte a que aquello sea soportable y no un infierno, que antes de que suceda eso hay que restaurar las relaciones, hay que irse bien de esta vida. Considero que eso es lo importante de ¿Cómo matar a mamá?

A Blanca Guerra la acompañan tres actrices que vienen de espacios muy distintos: a Ana Valeria Becerril se le identifica de algún cine de corte alternativo; Diana Bovio está muy instalada en la comedia; Ximena Sariñana ya tiene una trayectoria importante y ha transitado por muchos registros. ¿Cómo integrar a estas tres formas de actuar y de participar en el cine? 

JRCD: Con Ana Valeria ya había trabajado en Control Z, era una actriz con la que tenía muchas ganas de trabajar; de las primeras que subieron al proyecto fue Diana, después Blanca y al final llegó Ximena. 

Creo que la película se aborda así: las hijas son distintas y todos somos distintos, el objetivo era unificar estos criterios para hacer la película. Personalmente me siento muy contento del resultado, porque las actrices le dieron vida y sensibilidad, sentimientos, a todo lo que le está pasando en la cinta. Lo que más me gusta es que todas son distintas, vienen de lugares distintos, entonces construyen un lugar distinto también. 

También se suman Elizabeth Gudini, Erick Elías y Antonio Gaona. La película está bien contada por este ensamble de actores que le dieron vida y voz a los personajes. 

BG: La unidad actoral se generó por las semanas que tuvimos en el trabajo de mesa, pero también las actrices son distintos personajes y cada una tiene distintos conflictos. Eso está bonito porque son tres actrices distintas haciendo de mis hijas y en toda familia hay formas muy distintas de comportamiento, aunque sean los mismos genes, pero en una familia cada personalidad es distinta y aquí sucede eso también. 

Es muy rico ver cómo cada una de las actrices se comporta de distinta manera, aunque debo decir que todas tenemos más o menos la misma escuela. Entendimos muy bien lo que lo que estaba escrito y cómo interpretarlo también.

Fue muy aprovechable todo esto al enfrentarlo con mi personaje, porque la madre las arrastraba, por momentos, a donde su memoria la llevaba, y ellas también se cuestionaban un montón de cosas de por qué la mamá estaba actuando de esa manera. Fue una experiencia increíble,  la verdad.