‘Diario de un viaje inesperado’ de Paco Álvarez: heredar un viaje

¿Cómo surge la historia de Diario de un viaje inesperado? Sé que tú escribes, pero que hay otra persona involucrada en el guión.

La historia en principio es una idea mía que tenía desde hace mucho tiempo, son como estas semillitas que de repente necesitas agua para que germinen. De repente surge la oportunidad de desarrollar el proyecto con la productora Maz México y entonces me acerqué a Antonella (Samaniego) porque yo la conocía y me había dicho que ya había escrito guiones. La invité a desarrollar juntos la historia.

Teníamos una base argumental muy definida, que era la historia que viste, sabíamos cómo empezaba y cómo terminaba, pero queríamos contar la historia de una forma especial. 

¿La historia siempre fue  pensada en Chiapas o imaginaron otras regiones?

Podría haber sido en cualquier lugar. Chiapas es un lugar hermoso, ideal para esta película. Si me preguntas si lo podíamos haber filmado en otro lugar no sé, pero lo filmamos ahí. 

Estos viajes que hacen dos jóvenes y que hizo el papá de la protagonista como tercer joven, es una metáfora de lo que emprendemos como jóvenes en la vida: puede ser un viaje, un trabajo, casarte, tener un hijo; son estos grandes momentos de decisión que nos marcan y que probablemente nos dirigen hacia otro lado. Es el caso de los personajes de Michelle y Alfonso, ellos necesitan emprender este viaje para encontrarse, para reconocerse; puede suceder en Chiapas como aquí en la Ciudad de México.

Diario de un viaje inesperado está en clave de road movie, en tu hoja de prensa mencionas referentes como Salvaje de corazón de David Lynch o El verano de Kikujiro de Takeshi Kitano; agregaría las primeras películas de Wenders, hasta llegar a Paris, Texas. ¿Por qué elegir este formato?

Los viajes son algo que te dejan una huella siempre, puede ser una gran experiencia o una pésima experiencia, pero algo vivirás en ese viaje. 

El road movie es la representación de la vida: un tiempo determinado de inicio a fin, un mes, una semana o tres días, pero de inicio a fin es un emprendimiento hacia lo desconocido. Y eso es la vida, porque tú no sabes qué va a pasar ahorita o mañana, o la semana que entra. 

Todos estamos dentro de un coche invisible viviendo experiencias, parándonos porque ya se nos acabó la gasolina pero siempre vamos a seguir, aunque nos paremos a descansar o a contemplar el paisaje.  El road movie es un género que te da la oportunidad de condensar tu vida en un pequeño tramo de historia y es perfecto para narrar una película.

Protagonizan Xabiani Ponce de León, a quien ya habíamos visto en Esto no es Berlín, y Getsemaní Vela, que no conocíamos. ¿Cómo llegaste a ellos dos?

No quería que Michelle fuera alguien que conocieras, que vieras la película y la relacionarás con otra Yo quería que de inicio la gente se metiera a la historia, una cara fresca. 

Le dije a mi esposa que buscaba una chica que refleje carácter pero también inocencia, abandono, me dijo que ella había trabajado con alguien en Falsa Identidad que podría funcionar. Conocí a Getsemaní y dije: “ella me da todo eso que busco, vamos a ver cómo lo hace”. Le pedimos el casting y lo hizo increíble. 

En el road movie no nada más está la historia que cuentas, también cómo se creó, porque detrás de los protagonistas va todo el crew. Me parece una experiencia interesante. ¿Cómo fue filmar esta película? 

En un principio yo quería filmar de inicio a fin; si la historia te lo permite es lo ideal . Cuando nos metimos a ver todo lo que teníamos que cubrir del viaje entendimos que era imposible, porque cuando están en un lugar donde a ella le revelan un secreto importante de su vida, es a la mitad de la trama pero en el lugar más alejado de todos, entonces no funcionaba el orden que teníamos pensado.

Utilizamos casi veinte locaciones en Chiapas: está Tuxtla, San Cristóbal de las Casas, Palenque, Boca del Cielo que es muy lejos, cubrimos mucho en un estado enorme, no había posibilidades de hacerlo en orden y fue interesante, porque finalmente la película es un rompecabezas y hay que saber armarla.

Ahora hay mucho interés en las películas mexicanas que se hablan en lenguas de las comunidades originarias, me sorprendió que en Diario de un viaje inesperado, claramente una película con otras intenciones, se habla tsotsil y se hace una inclusión importante de las comunidades. ¿Cómo surgió esa idea?

Para mí era necesario que en la historia se hablara el idioma, aunque fuera en una escena o dos. Intenté contextualizar el lugar en el que estuvimos y para eso había que escuchar el idioma. Incluso la decisión era que hablaran y hubiera una traducción, pero yo también quise narrar un poco como se han adaptado a la modernidad. Hay cierto sincretismo: hablan su idioma, pero se traduce en ellas mismas, me pareció interesante y es un momento hermoso de la película. 

También incluí un poema en tzotzil a Rosario Castellanos, que lo escuché en un disco que es un tributo a ella y que existe desde hace diez o quince años. Me lo encontré en una tienda en Chiapas cuando hacíamos el scouting de la película, me pareció una maravilla, empecé a escuchar los poemas de Rosario en tsotsil y dije: “yo quiero que esto se escuche en la cinta”. 

Hicimos todo el proceso de conseguir el permiso una manera natural con el Fondo de Cultura Económica, fue platicarles lo que teníamos en mente y me contestaron: “lo que tú quieras, está hermoso, claro, qué permisos necesitas, no nos tienes que pagar nada, nada más dinos cómo”. 

Me parece que esto también es bonito de contar, porque dentro de esto hay un grupo de personas que quieren contar este tipo de cosas, y me gustó unirlo todo en una historia de romance, que era el objetivo principal de nuestra película.