‘Divergente’ de Michelle Ibaven: sobre la identidad de las otras mentes

Están entre nosotros. Compartimos el metro, toman café en la mesa de al lado, nos atienden o los atendemos en los negocios, son nuestros amigos, o nuestra familia. Son personas con las llamadas discapacidades mental-cognitiva (depresión, autismo, esquizofrenia), que en las narrativas hegemónicas terminan recluidos en psiquiátricos, cometen actos de violencia impredecibles o representan pesadas cargas afectivas para quienes nos creemos con una supuesta normalidad mental. Este documental propone un nuevo término: Ilse, Víctor, Ivelin, Felipe y Yadira son Divergentes.

Divergente, documental de Michelle Ibaven de Michelle Ibaven realizado a partir de la propuesta de la asociación Documenta A.C., muestra un universo mental diverso, que busca conversar con nosotros y crear una convivencia horizontal y digna entre nosotros y ellos. Porque ellos también somos nosotros. Porque necesitamos comunicarnos para que los estigmas sobre las enfermedades mentales se conviertan en respeto, empatía y convivencia. 

Divergente forma parte de la sección Hecho en México de la edición 18 de DocsMX. Y su directora, Michelle Ibaven, compartió con nosotros sobre el reto de compartir las historias de aquellos otros que también son como nosotros. 

“El que no salte es cuerdo”, dice la consigna del colectivo Orgullo Loco. ¿Saltamos?

¿Cómo decides entrarle al tema de las diversidades mental-cognitivas?

Este documental es por encargo. La asociación civil Documenta me invitó a este proyecto sobre salud mental, ya que están trabajando el tema en la reforma de salud. A partir de mi trabajo anterior me recomendaron para dirigir este proyecto, lo cual resulta gracioso, raro y curioso. Justo estaba trabajando en un largometraje relacionado con el estrés postraumático e investigaba temas como el trauma y la violencia. Llegar a este proyecto fue una revelación que no había visto, una faceta importante en estos tiempos. Así que, aunque estaba ocupado con otro proyecto, me proporcionó una perspectiva más amplia en cuanto a la salud mental.

 

Platícame de qué se trata esta asociación de Documenta AC, y creo que por ahí también vi sobre un colectivo, Orgullo Loco.

Algunos miembros, como Víctor Liama, forman parte de Documenta y también son parte de un colectivo latinoamericano llamado Orgullo Loco, que reúne a diversas asociaciones,  con el propósito de reivindicar el derecho a la locura, tal cual lo dicen. 

Este tipo de redes asumen muchas de las responsabilidades que en teoría deberían ser responsabilidad de las instituciones públicas. En ocasiones, el país funciona gracias a estas iniciativas: personas que comparten el objetivo común de hacernos sentirnos un poco mejor.

 

¿Cómo seleccionaron a los cinco personajes que participan en el documental? 

Gracias a Víctor, quien tenía contacto con estas personas, pudimos hacer las entrevistas. Al principio pensé que a 3 ó  5 personas sería demasiado. Sin embargo, al hacer las entrevistas, me di cuenta de que era desafiante elegir. Cada persona tenía una historia conmovedora y merecería su propia serie o película. Al hablar con Documenta y Víctor, comprendí la importancia de acercar lo amplio de este tema a audiencias que no están familiarizadas, o que se sienten solas por no poder identificarse con la sociedad, debido a sus complicaciones. Me pareció interesante permitir que ellos propusieran un punto de conexión y muestren que hay alguien, al otro lado, dispuesto a escuchar sus historias.

 

Dos cosas me gustaron de Divergente: la elección del blanco y negro, y la evidencia de que se está realizando un documental. En una escena se nota a alguien con un boom, en otra indicas a un personaje cómo debe mover su bicicleta, alguna de tus entrevistadas se ríe mucho e interrumpe la toma. Me gustaría saber qué valor encontraste en jugar así con la presencia del equipo de producción.

En la mayoría de mis trabajos trato de ocultar estos errores, siempre quiero que la toma sea perfecta. Pero en este caso, quería establecer una doble conversación con el espectador. Me parecía importante ser eco de lo que consideramos imperfecto. Quería jugar con el lenguaje de la mente, reflejar un diálogo, una idea que se interrumpe y esto es como una metáfora visual de ese proceso.

Como alguien que suele ser perfeccionista con sus proyectos, mostrar movimientos de cámara deficientes, desenfoques o errores fue una decisión difícil, pero así era la propuesta y tuve que aceptarla. Fue gratificante abrirse y que estas personas se mezclen con lo que está sucediendo en el cuadro.

En cuanto a la elección del blanco y negro, fue una decisión intencional. Quería provocar la sensación de un universo que no parece real, pero que sí lo es. Que estuviéramos dentro de una atmósfera, dentro de nuestra propia mente, o dentro del universo de alguien más. También me ayudó a unir las historias. Al inicio todas estaban fotografiadas de manera diferente, porque se pensaba que serían capítulos independientes, pero cuando decidimos que sería una historia coral, empecé a pensar cómo lograr la coherencia visual. Y esta elección funcionó al final

 

 

¿Cómo te acercaste a tus personajes? Imagino que trabajar con ellos fue un desafío para conseguir testimonios dignos y genuinos. 

Ahora estoy dando clases y siempre surge el tema de cómo acercarnos a las personas. Para mí ha sido fundamental jugar a que no sé nada sobre tú vida, tu cuéntamela. No tener una idea preconcebida, entendiendo que, al final del día, somos personas. Todos tenemos nuestras experiencias, problemas y dificultades para relacionarnos con lo que nos conmueve o nos indigna. Este ejercicio es escuchar sinceramente, decirles que mi objetivo es que se sientan en confianza, que pueden elegir lo que quieren compartir. Estoy para escuchar y eso es todo. Desde ahí surgen conversaciones auténticas. 

Ha sido una de mis estrategias, incluso cuando he trabajado en otros idiomas. Escuchar no solo las palabras, sino los tonos de voz y cómo se comporta la persona físicamente. Esto nos guía para saber cuándo continuar, detenernos o suavizar la situación. Divergente me ha enseñado que todos tenemos nuestra forma única de comunicarnos, y prestar atención a las señales no verbales nos ayuda a comprender mejor. 

 

De hecho me recordó las entrevistas que hiciste en Cuando cierro los ojos. Y desde ahí pensaba en la línea entre aquel documental y Divergente. En ambos se encuentra ese enfrentamiento de los personajes para participar en el mundo, porque su expresión es más compleja, en comparación con lo que el mundo espera de ellos. 

Ahora que lo mencionas, a veces no somos conscientes de estas cosas. En mi trabajo suelo guiarme por mi intuición. Y eas como una paradoja: sentirse parte del mundo, pero a la vez, no participar de él.  Y esta constante lucha por entender cómo soy aceptado, cómo no soy aceptado, si me entiendo o no con mi alrededor. Parte de mi trabajo se basa en esta oposición entre lo macro, las instituciones, y el mundo interior: yo individualmente contra lo que este mundo me exige. 

 

La conversación que creas en Divergente trata de abrazar y comprender a personas con otras capacidades que no son consideradas normales, pero que coexisten con nosotros. Me parece que abres la posibilidad de igualarnos y no vernos como extraños. 

Existe mucho estigma y desinformación, especialmente cuando se habla de temas como la esquizofrenia. Es una percepción que deriva de las películas, donde se retrata a personas con esta condición como violentos o asesinos, por ejemplo. Esto contribuye a una gran desinformación. Y sí, al preguntarme sobre los desafíos de este documental, eso destaca. 

Durante toda mi carrera, he buscado la forma abordar proyectos de manera colaborativa, no sólo con quienes entrevisto, sino también con mi equipo de trabajo. Abrirse a escuchar es como abrir un libro que te lleva a otras perspectivas, y te enseña que la comunicación no se limita a las palabras. Todos tenemos algo que contar, todos tenemos historias que deseamos compartir. 

Siento que después de la pandemia y el aislamiento que todos experimentamos, nos vimos obligados a mirarnos a nosotros mismos y a nuestro entorno más cercano. Ha habido un aumento en la información, y más personas que ya no sienten la vergüenza de asociarse con estos temas, ya no es un tabú. Es maravilloso que ahora estemos dispuestos a conocer otras formas de vivir, otras formas de relacionarnos. Además, podemos aprender mucho de estas personas. Creo que ésta es una de las claves que busco promover a través de lo que hago.

 

¿Quiénes serían los espectadores ideales de Divergente

Todas aquellas personas que se sienten solas, son la primera audiencia a la que me gustaría llegar. También las personas que sienten que son incomprendidas, que no encuentran a nadie que pueda escucharlas. Este proyecto se dirige a esas personas.

Divergente (México, 2023). Dirección: Michelle Ibaven. Producción: Documenta AC, Mayte Aguilar, Michelle Ibaven. Casa Productora: CineColmena, Documenta. Fotografía: Michelle Ibaven. Edición: Xicoténcatl Santana. Diseño Sonoro: Aldonza Contreras. Reparto: Yadira García Rojas, Ilse Rebeca Gutiérrez Ramírez, Víctor Lizama, Ivelin Meza, Felipe Orozco Salazar.