Docu al Parque: historias jaliscienses para el público de Guadalajara

El parque del Refugio se encuentra en el centro de la ciudad de Guadalajara, ha tenido momentos de esplendor y abandono, en los últimos tiempos se ha ido convirtiendo en espacio de encuentro para colectivos y grupos artísticos.

Parte de este resurgimiento se debe al proyecto Docu al parque, que ha hecho suyo este espacio desde 2017. Aquí se exhiben esos documentales mexicanos que no tienen cabida en los circuitos comerciales: producciones nacionales pero también locales, que aquí buscan y encuentran a sus audiencias.

 

Platicamos con Itzmalin Benítez y Cecilia Medina, creadores del proyecto Docu al parque, sobre este esfuerzo que convoca y estimula a la sociedad tapatía.

 

¿Cómo empezó Docu al parque?

Itzmalin Benítez (IB): Empezamos en 2017. Yo investigaba la producción de documentales en Jalisco para mi maestría. Me asocié con Docred, quienes tenían una catalogación de la producción documental mexicana, y con ellos hice un catálogo de la producción de documentales jaliscienses de 2005 a 2015. Ahí supe de documentales muy interesantes que nunca se exhibían.

Después me relacioné con el colectivo Documotora, que se dedica a la producción de documentales. En un taller en San Isidro Mazatepec platicamos sobre lo triste que era que el documental mexicano no se viera en el país, pensamos en aportar nuestro granito de arena; así surgió Docu al parque.

Nuestra intención era que la población formara parte del proyecto, así que les pedimos ayuda para que aportaran lo que pudieran. Nos dieron un montón de cosas, la gente se fue enganchando y pudimos comprar una pantalla inflable. Con la ayuda del Patronato del Centro Histórico tuvimos acceso a un proyector.

Nuestra primera proyección fue El charro de Toluquilla, un documental local. El mismo Charro de Toluquilla fue a la proyección y al final de la película apareció con su caballo y se puso frente a la pantalla, todo se vio muy espectacular.

 

¿Por qué eligieron el parque del Refugio como sede del proyecto?

Cecilia Medina (CM): El Parque del Refugio está en el Centro Histórico de Guadalajara, se construyó a finales de los sesenta y fue un punto de encuentro importante para la sociedad de Jalisco; tiene un teatro al aire libre que se convirtió en un espacio cultural. 

Cuando comenzamos a considerar este espacio como nuestra sede lo encontramos en abandono y con pocas actividades, así que nos pusimos el objetivo de rescatar el espacio público.

 

IB: Elegimos este parque porque en el centro ya no existen cines, sólo quedan los pornográficos. Pensamos que era necesario abrir un espacio para ver cine en la ciudad, y el parque nos daba unas facilidades tremendas.

Además, cuando iniciamos el proyecto, la mayoría de los miembros éramos vecinos del lugar, así que queríamos rescatar el parque para retomar actividades culturales.

 

 

¿Qué público se acerca a Docu al parque?

CM: En su mayoría jóvenes adultos de entre veinte a treinta años. También depende mucho de qué tipo de película exhibamos. Cuando tuvimos la proyección de Oblatos, el vuelo que surcó la noche hubo personas de distintas generaciones, porque la película abarca un tema muy importante en Guadalajara. Justo cuando pasamos documentales como Oblatos, en los que se toca un tema social fuerte, hemos tenido más audiencia y es cuando sentimos que ya hemos encontrado nuestro nicho. 

 

IB: Con Oblatos, el director del documental Acelo Ruíz nos contactó para mostrar la película al público por primera vez en Guadalajara; juntos decidimos hacer la exhibición en el expenal de Oblatos, donde sucedieron los acontecimientos que vemos en el documental. Fue una experiencia increíble, lo recuerdo y se me pone la piel chinita. Estuvieron presentes algunos de los guerrilleros que escaparon de la penal y eso hizo a la función más significativa. 

Después lo pasamos en el Parque del Refugio y asistieron cerca de 500 personas, ha sido nuestra proyección con más audiencia. De igual forma la hemos proyectado en un tianguis cultural y en un barrio cerca de Oblatos y siempre va mucha gente. Creo que ese documental ya está en la memoria colectiva de la sociedad de Jalisco.

 

 

 

¿Cuáles han sido los retos que han enfrentado en estos cinco años?

IB: Lo físico es un reto importante. Los apoyos de Focine nos ha permitido mejorar nuestro equipo y desgastarnos menos. Pero al principio teníamos una pantalla inflable enorme, que pesa como 35 kilos, y tenía que cargarla al hombro en cada exhibición.

 

CM: Antes de la pandemia tuvimos un auge muy importante. En 2017 que iniciamos había exhibiciones con sólo tres personas; en 2019 ya no bajaban de 50 o 40 personas, que para nosotros representaba un gran avance.

Lamentablemente, con la pandemia se detuvo este avance. En 2021, cuando se dio luz verde a los eventos culturales, mermó el público, fue como volver a empezar. 

También al exhibir al aire libre las condiciones cambian todos los días, y a veces el montaje puede ser caótico. En ocasiones hay que mover la pantalla porque el viento no nos deja, o algunas veces se ha ido la luz antes de iniciar la proyección. Estas cosas nos han dejado mucho aprendizaje, pero también es cansado manipular todo el equipo y solucionar los problemas que aparecen en el momento. 

Otro reto ha sido mantener a la gente atenta al documental, frecuentemente nos ha pasado que en los barrios la gente se va a la mitad de la película, no están acostumbrados a consumir narrativas diferentes. Era triste ver que, a pesar de que estábamos pasando un material muy bueno, al final sólo quedaban dos personas.

 

El Parque del Refugio es su sede principal, pero también van a otros lugares ¿Cuáles son los espacios que visitan con este proyecto ?

IB: Con las facilidades que nos daba la pantalla inflable íbamos a muchos lugares de Jalisco, pero nos dimos cuenta de que no estábamos creando un público. Después de un tiempo en itinerancia decidimos quedarnos con el Parque del Refugio como sede principal. 

 

CM: Casi siempre íbamos a otros barrios como invitados de un festival de cine o porque se celebraba algún evento. Hasta que tuvimos apoyo de Proyecta conseguimos organizarnos y salir a otros espacios.

Me encanta llegar a los barrios donde la gente no tiene posibilidad de ir al cine, ver la emoción de los niños frente a una pantalla grande. De hecho, en los parques los primeros que llegan a las proyecciones son los niños, pero nos cuesta que permanezcan durante toda la exhibición.

 

IB: Cuando nos dieron Proyecta hicimos un proyecto que se llamaba Verano documental, visitamos los centros culturales comunitarios del gobierno de Guadalajara. Y el año pasado, con Focine, buscamos lugares más idóneos para la exhibición, que tuvieran la infraestructura para estar más a gusto. Este año queremos regresar a los barrios en los que tuvimos mejor aceptación y poner un foco de atención a los públicos vulnerables; queremos ir a albergues, casas hogar o centros de rehabilitación.

 

¿Hacia dónde se dirige Docu al parque, cómo se ven dentro de diez años?

IB: Buscamos una sala de exhibición fija en la que podamos exhibir películas más días, porque nos hemos dado cuenta de que existe esta necesidad, tanto de realizadores como por parte del público: un lugar en el que se pueda ver cine mexicano todos los días. Sería un proyecto paralelo a Docu al parque, porque también nos gustaría seguir en el espacio público.

CM: Me gustaría que Docu al parque fuera un proyecto autosustentable. Me di cuenta desde el año pasado, que tuvimos más trabajo y que pude clavarme más con el proyecto, que sí se necesita tener dinero para que el proyecto crezca, así que ese es mi principal objetivo. Pero también creo que el proyecto seguirá creciendo, ya existe una buena sinergia en todo el equipo y tenemos una buena organización.