‘Sujo’ de Astrid Rondero y Fernanda Valadez: trascender la violencia

¿Se puede cambiar el destino? ¿Puedes ser hijo de la violencia inhóspita, y desde ahí trascender a otra forma de vida más justa, más empática, que podría acercarse incluso a la belleza? 

Sujo, adolescente, foráneo, atribulado, no se atreve a entrar a una clase universitaria que confronta al libre albedrío con el determinismo. No sabe que su vida es una profunda cátedra sobre el tema. Y que su vida es cruzada por una crianza amorosa, la sensibilidad de las estrellas, la gallardía de los caballos que corren por los linderos del pueblo. Sujo es hijo y huérfano de la violencia, pero podría ser un hombre distinto. Y sobre esta hazaña trata Sujo, la película de Fernanda Valadez y Astrid Rondero. 

Después de un par de afortunadas óperas primas, Los días más oscuros de nosotras (2017), de Astrid Rondero, y Sin señas particulares (2020), de Fernanda Valadez, ambas creadoras unen talento y proponen en Sujo una mirada nueva al tema de la violencia que se vive en México. Sin eludir la inercia de ejecuciones, venganzas, reclutamiento forzado y masculinidades violentas, las cineastas actualizan la discusión y sugieren la resiliencia, el amor, la curiosidad, como formas de trascender estos tiempos funestos. 

Sujo ha tenido una recepción emotiva en festivales como el Festival de Cine de Sundance (donde tuvo su estreno y ganó el Premio del Jurado), Festival Internacional de Cine de Sofía en Bulgaria, Festival Cinélatino de Toulouse y Festival Internacional de Cine de Morelia. Ahora es la apuesta mexicana para participar en los Premios Goya y Oscar de 2025.

Antes, la veremos en salas del país. Y Astrid y Fernanda nos contaron sobre esta aventura, que va de la oscuridad amenazante a las noches de encuentros con la belleza. 

 

Sujo, dirs. Astrid Rondero y Fernanda Valadez

Llevamos años de violencia en México; junto con ello, hay una gran colección de películas sobre el tema. Llama la atención que Sujo propone una nueva perspectiva. ¿Había esa intención de darle la vuelta al tema de la violencia en el cine?

Astrid Rondero (AR): Sin señas particulares te deja con la sensación de estar mirando hacia un vacío, donde no hay más que parálisis. Tiene un momento muy shockeante, y eso nos llevó a Fernanda y a mí a intentar imaginar algo distinto.

Cuando filmamos Sin señas particulares platicamos con los chicos de la zona donde filmamos y escuchamos sus historias, lo que significaba crecer como un hombre en el México del crimen organizado. Para estos chavos, sus familias ya tienen participación en la violencia, ya sea como víctimas o como perpetradores. 

Queríamos pensar qué viene después y a lo mejor eso hace distinta la perspectiva de Sujo, es algo con lo que Fernanda y yo estamos comprometidas. Para que nosotras hiciéramos cine tuvieron que haber varios cambios sociales, mucho más perteneciendo a la comunidad LGBTTIQ+; por ello sentimos la motivación de contar algo con una importancia mayor que el puro entretenimiento.

 

La tía Nemesia le dice a Sujo: “yo no sé lo que se siente ser hombre”. Ustedes crean a un personaje hombre, contado desde la mirada de ser mujeres; ¿cómo abordan el tema? 

Fernanda Valadez (FV): En esta necesidad y este reclamo de mostrar que las historias de mujeres son historias que importan, siempre nos han interesado las historias de mujeres de mediana edad o de edad madura. Pero Sujo se impuso. Incorporamos nuestra perspectiva como mujeres a la historia. No sabemos qué se siente ser hombre, pero queríamos entender y desde ahí asumimos la narrativa. 

Queríamos entender esa masculinidad a través de chicos que son vulnerables a caer en una espiral de violencia. También asumimos nuestra situación como mujeres de clase “intelectual” en la Ciudad de México, utilizamos esa distancia como un dispositivo narrativo para reconocer los prejuicios con los que miramos a toda una generación de jóvenes, que creemos condenados a la violencia y eventualmente a la muerte.

 

La primera parte de Sujo trata de la crianza, ahí se crea la diferencia, en comparación con otras películas sobre sicarios.

AR: Para nosotras era importante tener personajes que formaran al chico y a sus hermanos putativos, y después ver cómo será distinto el destino de cada uno. Vemos la formación de los niños con amor, dedicación y presencia materna, es importante hacerlo pensando en la cantidad de jóvenes que día a día son carne de cañón para el crimen organizado. ¿Cuántos chavos de esos fueron amados, a lo mejor en la marginalidad, pero con personas detrás de ellos? 

Eso ayuda a que una crisis, donde pareciera que nada más son ellos y nosotros, se convierta en otra forma de mirar la marginalidad que los lleva a formar parte del crimen organizado. En Sin señas particulares hablamos del reclutamiento forzado, en Sujo seguimos creyendo que eso es un reclutamiento forzado, con todo y que los chicos entren en un reclutamiento que pareciera voluntario, cuando en realidad hay muy pocas oportunidades. 

Las historias que nos contaron los chicos detonaron la escritura de Sujo: tenían tan pocas oportunidades que parecía un reclutamiento sin alternativas. Era importante mostrar ese tejido que existe en la vida de estos chavos.

 

En Sujo hay referentes oníricos y de western; ¿qué me pueden contar de estos ejercicios de estilo?

FV: Queríamos contar la película de forma episódica, crear el arco de vida de Sujo desde los cuatro hasta los dieciocho años, pero también había una búsqueda formal y estilística, donde en cada episodio se sintiera una estación de vida diferente. Coqueteamos con distintos géneros; al inicio es un thriller que en efecto puede hacer pensar en un western, incluso desde el color. 

Elegimos distintos lentes para cada episodio, el primero oscila hacia lo sepia, color favorecido por el western. La infancia tiene una parte mística: los colores se apastelan un poco. Son juegos que a lo mejor no aterrizan de manera consciente en el espectador, pero dan sensaciones. 

Nos interesó que la infancia fuera vista desde la perspectiva de un niño: es un chiquito que se maravilla ante una noche estrellada, ante los insectos, algo que opera más allá de nuestras preocupaciones diarias. Es la formación espiritual de Sujo, que luego le permite hacer más cosas.

 

¿Qué les daba los espacios universitarios y proponer a una maestra de literatura para la segunda parte de la historia?

AR: Tuvimos dudas. Muchos asesores nos decían que la película terminaba antes, que no hacía falta la Ciudad de México; pero decidimos que el corazón de la película estaba en eso: sacar a este chico de su contexto y ponerlo en otro México, donde el prejuicio que opera contra estos chicos también los lleva a estar marginados. 

Era importante sacar al personaje del contexto del narcotráfico y traerlo a la Ciudad de México. Más, a un espacio como la universidad. Soy egresada de la ENAC, tengo esa fascinación por la universidad porque de pequeña, cuando iba a Ciudad Universitaria, veía este México amplio, lleno de posibilidades y de justicia. 

Fernanda es egresada de la Facultad de Filosofía, tiene una carrera en Estudios Latinoamericanos y compartimos esa fascinación por el símbolo de la universidad. 

En algún momento de la escritura del guion, alguien nos comentó que parecía ciencia ficción; para mí fue importante y doloroso, me quedé pensando que en México hemos transitado a pensar que es más natural que un chavo entre al crimen organizado que a la universidad. Es producto de los ya casi veinte años de crimen organizado y violencia rampante. 

Otro símbolo interesante fue conocer a Sandra Lorenzano, la personificación de todos los ideales que representa la universidad.

 

Sujo, dirs. Astrid Rondero y Fernanda Valadez

 

¿Ustedes tenían el personaje de Susan, una catedrática y apareció Sandra, o tenían a Sandra y querían acomodarla de alguna manera?

AR: El guion ya tenía el personaje, desde el inicio lo pensábamos como alguien no originario de México, tenía que venir alguien de fuera a romper los prejuicios. Sandra viene de la migración, de una historia de vida muy latinoamericana, le permite mirar a través de las capas del prejuicio.

Íbamos a buscar a una actriz profesional para interpretar el papel; después invitaron a Fernanda a la Filuni para hablar de desaparición forzada a través del arte y ahí conoció a Sandra. Recuerdo que me llamó por teléfono al terminar la ponencia, para decirme: “acabo de encontrar a Susan, hay que verla lo más pronto posible”.

 

¿Cómo fue convencerla?

FV: Sandra es una apasionada del cine. Además de ser una una fabulosa escritora, constantemente escribe sobre cine y todo el tiempo está viendo películas. Fue como proponerle un juego; es una persona abierta a las sorpresas de la vida. Le propusimos interpretar a Susan y la verdad es que ella estaba muy abierta. Lo que sí creo es que no se imaginaba los llamados nocturnos, los tiempos de espera y todas esas cosas del cine. 

AR: Creo que lo disfruto mucho. Lo que aportó Sandra, además de su talento, es su experiencia de vida; el desplazamiento son paisajes que conoce y reconoce. Junto con el protagonista, Juan Jesús Varela, crearon esa corriente de verdad.

 

¿Cómo llegaron con su protagonista, Juan Jesús Varela?

FV: Lo conocimos en Sin señas particulares: interpreta al hijo de Magdalena, tenía 14 años y cuando rodamos tenía 16 recién cumplidos. Cuando Astrid empezó a escribir Sujo fue inevitable tener a Juan en mente. Conocer a Juan fue otro de los regalos de la vida, por la oportunidad de acompañarlo en su formación como actor, una profesionalización no escolarizada. 

Si las circunstancias de su vida hubieran sido diferentes lo habríamos encontrado en una escuela de teatro, de cine o de comunicación, pero lo encontramos en un bachillerato rural. Después de Sin señas encontró su vocación. Ha estado en producciones locales; tuvo un papel chiquito en la última película de Amat Escalante, y cuando le dijimos que queríamos que fuera Sujo, él estuvo súper disciplinado. 

Es comeaños, tiene 22 y va al gimnasio, entonces tuvo el compromiso de no hacer ejercicio para que le cambiara la corporalidad. Él es un chico con una carrera brillante por delante y deseamos que trabaje con muchísimos más directores y directoras.

 

Han sido productoras una en el trabajo de la otra, ¿en qué momento las deciden codirigir? ¿Y cómo trabajan la dirección juntas? 

AR: Llevamos muchos años trabajando en mancuerna. Durante las dos películas anteriores era una especie de inercia, sabíamos que cada quien tenía que hacer su ópera prima, pero la forma en la que operaba nuestra colaboración, incluso desde los cortometrajes, siempre ha sido la misma: estamos en cada uno de los procesos desde el inicio hasta el final, e incluso en la distribución estamos metidas. 

Con Sujo hubo una toma de conciencia. En algún momento alguien en Estados Unidos nos sugirió que, si queríamos que nuestra carrera fuera más genuina, debíamos reconocer que éramos cocreadoras. Finalmente, con Sujo, le pusimos el nombre adecuado a esta colaboración. 

También cambió que nuestro equipo de producción fue madurando. Ahora sentimos más tranquilidad en dejar gran parte del peso a nuestra productora, Diana Arcega. Nos permitió estar a las dos al mismo tiempo frente al monitor sin distracciones, que en Sin señas particulares como en Los días más oscuros de nosotras una salía corriendo a resolver problemas; eso lo hizo distinto. 

Lo que hicimos para Sujo fue crear un trabajo muy sólido: una semana previa a cada semana de rodaje dibujábamos las tomas de la semana y era el momento donde podíamos no estar de acuerdo, proponer cosas distintas y tomarnos el tiempo para llegar al set con acuerdos. 

FV: Quien dibujaba era Astrid, porque yo no puedo hacer más que garabatos. Mientras Astrid dibujaba, íbamos conversando. También trabajamos sobre un proceso largo de revisar locaciones en varias horas del día, en haber trabajado con los actores. Eran momentos de preparación muy lúdicos y de cocreación con todo el equipo.

 

Se ha propuesto a Sujo para varios premios importantes. ¿Qué les parece que nos represente en los premios Goya y Oscar?

AR: Nos sentimos muy honradas, es una película hecha con mucho empeño y amor. Hay gente que cuando nos apoya con esta película sienten que invierten en un niño, Sujo, que está cambiando su destino. Eso nos motiva a sentir que sería maravilloso que una película con estas características, sobre los huérfanos de la violencia en este país, pudiera llegar a esos escaparates. Sería un sueño hecho realidad.

 

Sujo (México, Estados Unidos, 2024). Dirección: Astrid Rondero, Fernanda Valadez. Guion: Astrid Rondero, Fernanda Valadez. Fotografía: Ximena Amann. Diseño de producción: Belén Estrada. Música original: Astrid Rondero. Edición: Astrid Rondero, Fernanda Valadez, Susan Korda. Diseño sonoro: Omar Juárez Espino. Productores: Astrid Rondero, Fernanda Valadez, Diana Arcega, Pimienta Films, Alpha Violet. Elenco: Juan Jesús Varela, Yadira Pérez, Sandra Lorenzano, Jassiel Varela, Jairo Hernández Ramírez, Kevin Uriel Aguilar Luna, Karla Garrido.