Entre la crisis de las plantaciones de agave, la voracidad de las empresas trasnacionales, el tequila perdió aquel impulso y ahora se encuentra en una aristocrática decadencia.
Dos estaciones, largometraje de ficción de Juan Pablo González, merodea este momento del tequila y de la región donde se produce, Atotonilco, desde un personaje elegiaco. María, dueña de una pequeña y prestigiada casa tequilera, debe lidiar con nuevos tiempos que ahogan a su empresa, a sus trabajadores, a su propia inhibición frente al mundo.
Dos estaciones ha tenido una exitosa travesía por festivales internacionales, donde ha llamado la atención la tremenda interpretación de Teresa Sánchez. Después de una exitosa participación en el Festival Internacional de Cine de Morelia de 2022, ahora estrena en salas de todo el país.
Juan Pablo González nos platica de Atotonilco, de la desmitificación del tequila, de la gran Teresa Sánchez, de una película que ha tenido doble destilación: la de un argumento sobrio y contundente, la de una actuación tan contenida como rabiosa.
Tienes dos grandes temas: un buen personaje como María, pero también un espacio interesante, el de la industria tequilera en Atotonilco. Me gustaría saber si tenías un gran espacio en el que fue naciendo un buen personaje, o al revés, si a María después la sitúas en este espacio tequilero. O si los dos aparecieron juntos.
Fueron los dos juntos. Crecí en Atotonilco y conozco el lugar. Mis películas anteriores las hice allí. También mi familia hizo tequila mucho tiempo, desde 1880 más o menos. Pero quise hacer esta película porque estaba más interesado en el personaje, que en la industria del tequila.
El tequila tiene un lugar particular en el inconsciente colectivo del país, la industria está muy estereotipada también. Y a mí me interesaba de María que fuera alguien de una generación que nació entre las décadas de los cincuenta y los sesenta, que vivieron el boom del tequila en su edad más productiva y produjeron tequila de una forma diferente, ya no artesanal, digamos. Fueron el vínculo entre el oficio de hacer tequila y la industria del tequila, y también una relación diferente entre estos pueblos y el comercio global. También nos interesaba que fuera la dueña de una fábrica de tequila porque el tequila es muy masculino: todos esos dones en los nombres de los tequilas, con nombres de hombres. Por eso María es María.
Dos estaciones es una visión poco edulcorada del tequila. Sobre esta bebida hay telenovelas, películas, está el nacionalismo y la poesía del agave azul, este ejercicio de su elaboración como un arte. Tú vas al otro lado, al momento de crisis, cuando hay plaga, trasnacionales, declive, lo que hace María es atestiguar el crepúsculo del oficio.
Estoy muy consciente de esa visión hiperromántica de la región, lo que significa la planta y esta industria. Y no solamente la industria, también los símbolos de la industria: a mí me choca mucho esa visión de México, es como una visión en esteroides de la idea del México moderno.
Además, esa la concepción de México en el extranjero, el jalisciense del mariachi, los charros, el tequila, es el que vende.
Que es una visión totalmente sanitizada y romantizada del país. Lo que significa, por ejemplo, la tradición del son jalisciense, que luego se convirtió en el mariachi, o los destilados jaliscienses, porque en Jalisco no sólo se hace tequila, se hace mezcal, raicilla, que es muy importante para una gran región de Jalisco, estábamos muy conscientes de eso y pensábamos: ¿cómo podemos alejarnos de esta ideas? Porque también, cuando filmas una agave, tienes todos estos símbolos tatuados en tu inconsciente. No hay representaciones de esta región que no sean como las que tú describes.
Mis documentales los he filmado en Atotonilco y en ninguna escena hay agaves; deliberadamente he borrado ese paisaje, casi omnipresente, de la región. Con Dos estaciones buscaba algo parecido, aunque obviamente tenía que incluir el mundo de la industria del tequila. Pero con Ana Isabel Fernández, coguionista cuya familia es de Lagos de Moreno, entendemos la región de una forma más cercana, que hacer tequila ahora es muy difícil, y que mucha gente está pasando por lo que pasa María, con el dilema de continuar o abandonar el tequila, después de cien años de trabajo.
Sobre tu personaje, María. He visto a estas mujeres poderosas en reportajes, revistas, pocas veces las en el cine como protagonistas, quizá como vilanas. En Dos estaciones haces un perfil muy esmerado de este perfil de mujeres ¿Cómo vas tejiendo esta idea?
Lo construimos mucho con Teresa Sánchez; entre las dos escritoras, Teresa y yo. No pensábamos en hacer una película sobre una mujer poderosa, sino hacer una película sobre una persona poderosa. Para nosotros fue importante pensar en María como una persona poderosa que no viene de la gran ciudad, que se gesta en un espacio marginal. Y una de las cosas que siempre pensábamos era que María fue educada para entender su lugar en su comunidad, y también el tiempo histórico que le toca vivir: un momento en el que el neoliberalismo floreció y era lo que había que hacer.
Si te fijas, todas sus relaciones son transaccionales, le cuesta mucho tener relaciones personales a nivel emocional y afectivo, es algo que hemos observado de muchos hombres y mujeres de esa generación, que se creyó el mito del neoliberalismo y del trabajo productivo, del estatus y el poder.
Pero al mismo tiempo, María tiene una contradicción y es lo que complejiza al personaje, y es que también está muy arraigada al lugar de origen que construyó su padre, a esa tradición. Es un personaje en el que estas dos ideologías chocan de una forma muy interesante.
¿En qué momento aparece Teresa Sánchez para interpretar a María?
La decisión de que María fuera nuestro personaje tiene mucho que ver con Teresa, que yo creía que no había ningún actor, o ninguna actriz, que pudiera interpretarlo como yo lo había imaginado. Para mí sólo ella podía hacer esta película. Si Teresa en algún momento nos hubiera dicho que no, no hubiéramos hecho la película.
Ella es increíblemente generosa y comprometida. La había visto en las películas de Nicolás Pereda y otras más, quedé fascinado con ella y le escribí para hacer un corto. De ahí empezamos a ser amigos, yo le hablé de este personaje en 2016. A ella le emocionaba mucho trabajar en algo así, diferente a lo que había hecho antes. Empezamos a trabajar activamente en el verano de 2017. Para nosotros era importante encontrar la expresión adecuada para Teresa. Era importante para Tere venir a Atotonilco y conocer este mundo. Estuvo viniendo con nosotros en 2017, 2018 y 2019, hacíamos entre uno y dos viajes al año, de una semana, para que ella se se familiarizará con el espacio, con la fábrica, con la gente, y también para ir construyendo su personaje a partir de esos viajes: cómo se mueve María, cómo habla, el acento siempre fue importante porque no quería que lo forzara. Lo que empezamos a construir con Tere fue un personaje que nació aquí, pero que quizá fue a estudiar a la Ciudad de México, estuvo mucho tiempo fuera de Atotonilco y después volvió y decidió quedarse. Fue un proceso gradual que influenció muchísimo el guión.
Dos estaciones ya ha estado en varios festivales, Teresa Sánchez se ha vuelto el punto fuerte de la películas, pero más allá de ella y los premios, ¿qué te ha comentado el público ?
Donde más se ha visto es en Estados Unidos y Europa. Ahora también está estrenándose en algunos festivales en Sudamérica. Las dos cosas de las que más se habla es, por supuesto, de la actuación de Teresa, que para mucha gente que no la conoce es una revelación, pero también que es una película que expande la idea del México contemporáneo, sobre todo el México fuera de las ciudades. Yo también hablo de estos temas en mis otras películas, uno de mis objetivos haciendo películas en mi pueblo es crear un miniarchivo cinematográfico, que pinte una realidad más compleja de lo que se percibe de manera superficial en los discursos nacionales e internacionales.
Todavía estoy esperando la reacción del público mexicano, estoy muy emocionado y creo también todo el equipo, porque por fin se verá la película en México.
Dos estaciones (México, 2022). Dirección: Juan Pablo González. Guión: Juan Pablo González, Ana Isabel Fernández, Iliana Coleman. Producción: Jamie Gonçalves, Iliana Coleman, Bruna Haddad, Makena Buchanan. Fotografía: Gerardo Guerra. Dirección de arte: Marianne Cebrián. Sonido: Filippo Restelli, Aldonza Contreras, Jean-Guy Véran. Música: Carmina Escobar. Reparto: Teresa Sánchez, Rafaela Fuentes, Tatín Vera, Manuel García-Rulfo, José Galindo, Ana Rosa Fuentes Estrada, José Luis Flores, Juan Eduardo Fuentes Estrada, Juan Carrillo, Vero Bolaños.