Guadalupe Ramírez, la cortadora de negativos

“Te encargo a mi hijo”, le dicen a Guadalupe Ramírez (es común llamarla Lupita) quienes le llevan las latas con los negativos que acaban de filmar. Películas consagradas o que nadie recuerda; de grandes directores y tesis de estudiantes; grandes producciones o modestas aventuras independientes. 

Lupita está lista para cuidarlos a todos. 

Para eso ya tiene bien afiladas sus tijeras. 

Guadalupe Ramírez es cortadora de negativos. 

 

Guadalupe Ramírez es mujer de cine por tradición familiar. Su padre trabajaba en los Estudios Churubusco y la llevaba desde pequeña. Después entró al laboratorio y aprendió a trabajar el negativo. Empezó a cortarlo en los años setenta.

“Es una actividad de mucha responsabilidad y riesgo”, me explica mientras viajamos rumbo a San Miguel Allende, al 22° Festival Internacional de Cine Guanajuato, donde le darán un reconocimiento por sus 48 años de labor. “Me pasan el material cuando terminaron la filmación, ya trabajado. Imagina todo el dinero que tengo en mis manos”. Guadalupe lo prepara para el transfer, el editor selecciona las tomas buenas e hila la película. Elabora una lista con key numbers a la orilla de la película. Cuando Lupita tiene todo listo hace el corte del negativo. 

 

Guadalupe cuenta que cuando llegan extranjeros preguntan qué máquina se usa para este corte. Es la máquina Guadalupe Ramírez, responden sus compañeros y aparece ella, solamente con sus tijeras: un trabajo casi artesanal, que se realiza en un promedio de mes y medio por cada película. “Una debe tener un feeling para hacerlo: con cuidado; hay que ser minuciosa, tener paciencia”.

El ensamble de rollos queda de 1800 o 2000 pies. En otra máquina, Lupita pega escena por escena entre cuadros, para que cuando se proyecte la película no se vean las pegaduras. Después el editor vuelve a revisar, ahora con el sonido. Cuando coinciden las dos pistas se imprime, se revela, se sincroniza y es lo que se ve en pantalla.

 

De cortar negativos a restauradora

Lupita aprendió este oficio en los laboratorios. “Tuve una jefa, María Teresa Quiñones, que venía de los laboratorios CLASA o Tepeyac y sabía mucho. Desde que llegué se hizo cargo de mí.”

Lupita ha interactuado con toda la cinematografía mexicana de los últimos cuarenta años. Colaboró con la ópera prima de Alfonso Cuarón, Sólo con tu pareja; con gran parte de la filmografía de Arturo Ripstein y Felipe Cazals. Sobre la cortadora de negativos, María Novaro escribió para su homenaje: “varias generaciones siempre depositamos nuestra confianza en sus hábiles manos, sus ojos infatigables y su gran responsabilidad”. 

 

De los cineastas recientes, Lupita destaca el rigor del director Emilio Portes. “Hice con él Conozca la cabeza de Juan Pérez, estaba en 16 mm y se terminó en 35 mm, fue muy laboriosa. Otra laboriosa fue El violín de Francisco Vargas: la filmaron a tres perforaciones, se tuvo que separar el material, lo digitalizaron y en el proceso hubo mucho trabajo, pero quedó muy bien.”

Con la digitalización, el trabajo de Lupita parecería quedar atrás, pero cuatro décadas de experiencia no pueden desperdiciarse. Ahora es restauradora: cuida, repara y preserva la memoria fílmica del país. “Es material viejo: se repara, se limpia, se trata lo mejor posible para digitalizarlo. Recuerdo haber restaurado Santa. También me llegó un lote del Noticiero continental de Barbachano y muchos comerciales.”

Guadalupe Ramírez fue reconocida por la Asociación de Mujeres en el Cine y la Televisión en la edición 22 del Festival Internacional de Cine Guanajuato 2019. “Es satisfactorio que hayan volteado a ver un trabajo que nadie conoce, con esto quizás se abra la puerta para que la gente tenga curiosidad. Aunque sin que me lo tomen a mal, pienso que ya es un poquito tarde, porque ya no se hace esa actividad, ya sólo es contado.”

 

Pero el oficio prevalece: la labor de restauradora le trae nuevos hijos para cuidar: hijos antiguos, delicados, que merecen una atención y una experiencia especial. 

Que Lupita y sus tijeras saben tener.