‘Jíkuri. Viaje al país de los tarahumaras’ de Federico Ceccheti: visiones del poeta y el corredor

México fascinó a los surrealistas del siglo pasado. De ellos, el más radical de todos, el poeta y hombre de teatro Antonin Artaud, tuvo un interés especial en las comunidades rarámuri de Chihuahua. Le intrigaban sus ceremonias alrededor del jikuri, el peyote que también se consume con fines rituales en la comunidad wixarika. Ambos grupos crean desde este cactus la magia, pero sobre todo la cosmogonía y la identidad de sus pueblos.

Artaud hizo un viaje legendario a la sierra tarahumara hacia 1936, para conocer los usos del Jíkuri, que describió en su libro De un viaje al país de los Tarahumaras. Ahora, Federico Ceccheti reelabora aquellas reflexiones para su película Jíkuri. Viaje al país de los tarahumaras, que propone un ejercicio especular: la visión del francés absorto en los rituales rarámuris, la experiencia de un corredor de la comunidad, quien crea un lazo espiritual con el poeta. 

Jíkuri. Viaje al país de los tarahumaras, forma parte de la Competencia Mezcal del 39° Festival Internacional de Cine en Guadalajara. Federico Ceccheti nos contó sobre este ejercicio de adaptación libre de las ideas, las visiones, las epifanías que tuvieron un corredor rarámuri y un poeta francés. 

 

Jíkuri. Viaje al país de los tarahumaras, Dir. Federico Ceccheti

El viaje de Antonin Artaud a la sierra Tarahumara es casi mitológico, lo mismo le interesa a la gente de teatro y poesía, que a quienes indagan en temas de las comunidades, incluso a temas de corte espiritual o de experimentación de la conciencia. ¿Cómo llegó tu interés para hacerlo?

Era una historia que ya tenía mucho tiempo esperando para pasar al cine. A mucha gente le interesa, todos los que mencionaste: teatro, literatura, poesía. Hay muchos acercamientos a Artaud y su viaje. Muchas leyendas, incluso hay quien dice que el viaje no ocurrió. Cuando me enteré de esta historia pensé que era una película con muchos ingredientes: chamanismo, las culturas de México, el arte, el surrealismo, los sueños, la poesía… se involucra todo lo que a mí me interesa.

 

Jíkuri se divide en dos partes: lo que ocurre en la sierra y lo que ocurre en Francia, cuando Artaud es internado en un hospital psiquiátrico. ¿En qué parte de la región tarahumara filmaste, cómo trabajaste en este espacio?

El libro de Arthur, De un viaje al país de los tarahumaras, está dividido en dos partes. Los primeros ensayos que escribió sobre la Tarahumara fueron inmediatos a su experiencia. La segunda parte son ensayos que escribió desde el manicomio, recapitulando lo que vivió, pero con ideas de alguna manera distorsionadas, como recuerdos falsos. Son dos personas diferentes, entonces me pareció importante seguir la estructura del libro. 

La primera parte la filmamos en la Sierra Tarahumara, un lugar que visualmente es fuertísimo. Estuve investigando y adentrándome en la cultura y la cosmovisión rarámuri, un poco siguiendo los pasos que Artaud proponía, pero también apoyándome en material antropológico, de gente que ha estudiado a los rarámuris. 

A diferencia de mi primera película, El sueño del Mara'akame, que la filmé toda con una comunidad, aquí fui explorando la sierra y encontrando figuras claves.  La primer figura clave fue el sipáame de Carichí, don Felipe Fuentes, porque quería conocer a quienes hacían el ritual del Jíkuri, como le llaman los rarámuris al espíritu del peyote. Don Felipe me dio su apoyo y empecé a elaborar el guión. Es una interpretación muy libre del del texto de Artaud, a los ensayos les inventé una narrativa y unos personajes que no están en el libro.

 

Las comunidades originarias tienen mucha conciencia de su pasado y te pueden platicar de cosas que ocurrieron hace varias generaciones. Quería preguntar si los rarámuris tienen conciencia del extranjero que llegó con ellos hace casi cien años. ¿Que tanto saben de Artaud? 

Yo me fui a buscar donde se cree que pasó Artaud. Encontré gente que sí dice tener recuerdos, ninguno directo, pero sí hablan de que pasó por ahí. Un personaje culturalmente importante para la Tarahumara, Erasmo Palma, Premio Nacional de las Artes, tiene una canción que habla del paso de Artaud. Su familia parece que tuvo algún contacto con él. El hijo de don Erasmo fue quien me llevó a recorrer los lugares donde se decía que Artaud había estado.

 

Artaud fue un teórico importante del teatro, un filósofo y un visionario de la escena. ¿Hay algo de sus planteamientos que hayan influido en tu puesta en escena?

Estudié mucho a Artaud para realizar la película, sobre todo el libro El teatro y su doble, donde habla de la expresividad que debe tener el teatro; también está Mensajes revolucionarios, donde hace una apología de las culturas originarias y sus maneras de acercarse a los rituales. Para Artaud el teatro era un regreso a las fuerzas primitivas, a estos poderes de la naturaleza. Para él, el teatro europeo había perdido esa esencia y se había vuelto una cosa excesivamente dialogada, banal y burguesa. Por eso él tenía esta necesidad de reencontrar esta esencia del teatro, que es el ritual. Alrededor de esa idea construyó una serie de ideas más técnicas, de parafernalias, de efectos, de cómo montar la escena. 

Él abogaba por la expresividad, más que por el realismo. También venía del surrealismo, era su madriguera, entonces yo acudí mucho a este acercamiento surrealista, de buscar cosas más en la expresividad que en la representación realista de su historia. Y me llevó a crear una película que tiene un toque bastante experimental.

 

Jíkuri. Viaje al país de los tarahumaras, Dir. Federico Ceccheti

A Artaud lo interpreta François Négret y a para la contraparte rarámuri tienes a José Cruz Apachoachi. ¿Quiénes son ellos? ¿Y cómo trabajaste con estos actores?

François Négret interpretó a Artaud y lo conocí a través de un director de cast en Francia. Él había tenido mucha cercanía y mucho interés en Artaud. De hecho, me contó que Gérard Depardieu le dijo que era igualito a Artaud. Y cuando llegó, no sólo era muy parecido físicamente,  también tenía la intensidad del personaje, entonces fue perfecto para encarnarlo.

Y sobre José Cruz Apachoachi, el otro protagonista, su personaje se llama Rayénari y es un corredor rarámuri. Él está en busca de ser el mejor corredor, pero el encuentro con este poeta francés, perdido en la Sierra Tarahumara, transforma su camino sea otro y tendrá que vincularse con el francés en la danza del peyote, y sufrir con él las consecuencias de participar en estas danzas. A José lo conocí en la Sierra Tarahumara; lo vi de casualidad por una calle en Guachochi, él me saludó y platicamos, yo le dije, “Eres Rayénari”. Pasaron dos años más para que hiciéramos casting, entonces él se volvió a aparecer. 

 

Hay una cuestión mística y azarosa en esta reaparición de José Cruz Apachoachi... 

La película habla de los sueños y los encuentros que hay a través de los sueños. Los rarámuri realmente no consumen mucho peyote, a diferencia de los wixárika. La experiencia rarámuri se basa más en el trance por la danza, el canto y la invocación al espíritu del Ciguli, más que por el consumo de la planta.

 

En El sueño del Mara'akame participas con la cultura wixárica; ahora Jíkuri parecería que Federico Ceccheti insiste en convivir y entender algo de estas culturas. El Antonin Artaud de tu película podría ser un alter ego de Federico y sus búsquedas.

Yo me sentí muy identificado con la búsqueda de Artaud. Al leerlo pensé que teníamos muchos intereses en común, y que lo que yo había hecho en la sierra huichol, Artaud lo había hecho en la tarahumara. Eso me enfocó a seguir sus pasos, tenemos una afinidad fuerte.

 

Jíkuri. Viaje al país de los tarahumaras (México, Estados Unidos, 2023). Dirección: Federico Cecchetti. Producción: Edher Campos, Jana Diaz Juhl, Pau Brunet. Casa productora: Machete Producciones, con el apoyo de Focine-Imcine. Guion: Federico Cecchetti, Pierre Saint Martin. Fotografía: Iván Hernández. Edición: Omar Guzmán. Sonido: Luis Castañeda. Música: Emiliano Motta. Dirección de arte: Alisarine Ducolomb. Reparto: François Negret, José Cruz Apachoachi, Esther González, Olivier Rabourdin, Sylvie Testud.