‘La cascada’ de Pablo Delgado Sánchez: un oso triste que no puede llorar

Hay un hombre de complexión robusta que sufre de un lacerante dolor en los pies. El médico le indica que todo va a resolverse cuando pueda llorar.

¿Cómo llora un hombre? ¿Cómo logra que fluya el caudal de su emoción y su impotencia? En años recientes, junto con Carmen Sánchez Sosa, Pablo Sánchez Delgado dirigió el documental Mi piel oculta, que habla de las experiencias de un grupo de mujeres con sus cuerpos. El cortometraje La cascada parecería complementar aquel trabajo, porque acá desarrolla una reflexión sobre la masculinidad contenida; el cuerpo pesado e incómodo, incapaz de resolverse.

Con un diseño de producción a propósito añeja, que alude a las historietas de vanguardia, La cascada se propone como una amarga comedia, en el que las risas se congelan ante la compasión que causa el dolor de este hombre grueso: el oso triste que marca el guión

La cascada se ha presentado en el Festival de Moscú y en el Clermont-Ferrand de Francia, donde obtuvo el premio Canal + / Cine+ de la Competencia Internacional. Ahora se presenta en la sección de Cortometraje iberoamericano del 39° Festival internacional de Cine en Guadalajara. Platicamos con Pablo sobre esta historia de humor contenido, que buscando aprender a llorar.

 

La cascada, Dir. Pablo Delgado Sánchez

 

¿Cómo empiezas a escribir esta historia? 

Sabemos que la masculinidad oprime por dentro, de eso habla este cortometraje.

Coincide con un documental en el que trabajaba con mi madre, Mi piel oculta, que retoma voces femeninas. Ese material me confrontó y mi pensamiento se abrió a esas experiencias. Yo no consumo mucho cine, pero leo bastantes cómics y novelas gráficas de algunas partes de Europa y Latinoamérica, que representan ruptura e ideas libres, y sin duda influyeron en La cascada, porque te invitan a un mundo extraño. 

 

Es una película de formas y volúmenes, el diseño de producción y la elección de planos dan corporeidades interesantes a los personajes. ¿Qué referentes utilizaste?

Me inspiré en algunas películas clásicas, como el cine de Fincher o las historias de Bong Joon-ho. Con los diseñadores de producción y el fotógrafo Juan Pablo Ramirez creamos este mundo. Teníamos amplias referencias de color que nos ayudaron. También nos acercamos a Roy Anderson, porque sus cuadros son únicos. 

También pensamos en Paul Thomas Anderson, alguien me decía que maneja un “ángulo imposible” que viene desde abajo. Escribí un personaje que en el guión se describía como un oso triste; uno de los productores me presentó a Daniel Haddad y descubrí a un monstruo de actor. 

 

¿Cómo trabajaste con Daniel Haddad? Pienso que mucho de la eficacia de La cascada se debe al manejo de su cuerpo. 

Tuvimos dos pláticas de mesa, el guion estaba muy bien diseñado desde las cuestiones técnicas, cada detalle lo hable con él. Yo nunca había hecho comedia, aunque no pienso que La cascada sea per se un comedia; no obstante tiene esa esencia y había que darle el tono. 

Hablamos de la corporeidad y Daniel le agregó esa dimensión de ternura que entendió desde el principio. 

 

La cascada, Dir. Pablo Delgado Sánchez

 

En La cascada está el tema de cómo se siente una persona dentro de su propio cuerpo, algo que ya habías tratado en Mi piel oculta. Hay una expresión del cuerpo como identidad, pero también como incomodidad. 

En Mi piel oculta las mujeres participantes tienen un diálogo constante con su cuerpo; las mujeres conversan mejor con su cuerpo que nosotros. Pienso que inconscientemente La cascada tiene que ver con eso, con un sistema que obliga a los hombres a ser feos, fuertes y formales. 

En Clermont la gente se reía con algunos gestos, pero al romper en llanto ya no lo hacían. Hay un humor muy incómodo, somos incapaces de sentir empatía por un hombre llorando y eso no debería de ser así.

En la historia exacerbamos un sistema de familia que resulta muy antiguo y que varios cuestionamos. 

Entonces entre el diseño de producción y la caracterización de Dani, los hijos que parecen gemelos de Alicia en el país de las maravillas, y la locación, forman parte de una exageración adrede y que se siente vieja. Este diseño apareció desde la preproducción y conseguimos ese look añejo. Teníamos gente joven en papeles que los hacían sentir añejos. 

 

¿Qué te da el cortometraje como ejercicio fílmico?

No te pide rendir cuentas, es un permiso que usamos los directores para experimentar. Hay inversión propia aunque tengamos el Focine, sin embargo no niego que nos dieron un gran empujón para desarrollar este cuento. 

En la ficción me siento más cómodo que en el documental. Me encanta tener el control de la historia, diseñar los espacios y construir lo que necesita. 

El cortometraje es un espacio fértil para que los y las directoras experimenten. Ahora estoy escribiendo otro par de cortos y fue muy fructífero para mí, porque ya no había hecho ficción y estoy muy contento. 

 

¿Qué te parece el estreno nacional en Guadalajara?

Guadalajara significa mucho para mi. Además, el mismo día estrenamos en Huesca, en España. Después nos vamos al ShortFest de Palm Springs; es un buen mes para el corto. Espero tener sala llena y platicar con la gente, ojalá que la gente se ría y no se ría al final. 

 

La cascada (México, 2024). Dirección: Pablo Delgado. Producción: Mariana Rodríguez Cabarga. Compañías productoras: Luciana Películas, Panamericana Pictures, Zamora Films, con el apoyo de Focine. Guion: Pablo Delgado. Fotografía: Juan Pablo Ramírez, AMC. Edición: Agustin Dalponte, Pablo Delgado. Sonido: Miguel Ángel Sánchez. Música: Mr. Shhhh. Dirección de arte: Nicolas Scabini, Celeste Cardaropoli. Reparto: Daniel Haddad, Mariana Villegas, Fernando Álvarez Rebeil, Yuriria del Valle, Demetrio Bonilla, Juan Jiménez, Pablo Giles.